Hacia el sur de Tokio, en la base del Monte Fuji, Toyota está desarrollando el proyecto llamado Woven City, una Ciudad Hidrógeno. Es un prototipo de ciudad inteligente cuya fuente de energía sería el hidrógeno y que inició su construcción este año en febrero. Pero, más allá de cómo funciona Woven City, hay muchas cosas qué destacar de este proyecto.
El primer aspecto es que es evidente la apuesta que gobierno y empresas en Japón están realizando al hidrógeno. Si analizamos el perfil energético del país y su historia, esto tiene mucho más sentido del que se ve a simple vista. De acuerdo con la Administración de Información de Energía de Estados Unidos, el consumo energético de Japón se compone en 87% de combustibles fósiles entre petróleo, gas natural y carbón, con 3% adicional de energía nuclear. El 10% restante son energías renovables lo que incluye hidroeléctricas.
La gran dependencia de Japón de los combustibles fósiles va acompañado de su falta de estos recursos naturales de los que ha sido históricamente un importador neto. Tan solo en 2019, el país fue el cuarto importador más grande de crudo en el mundo, el mayor importador de gas natural licuado y el tercer importador de carbón solo detrás de China e India.
La apuesta de Japón es un verdadero acto de seguridad energética y no en términos de dependencia de la cadena de suministro, sino que es una forma, también, de mejorar la balanza comercial del país la cual se ve afectada por los fuertes costos de los energéticos y su volatilidad.
Otro elemento fundamental es que es la forma en que Japón promovería la transición energética. Dada su fuerte dependencia a los combustibles fósiles, el país ha tenido dificultades para reducir sus emisiones degases de efecto invernadero. El desarrollo solar y eólico ha sido limitado por esta razón, sin embargo, un agresivo plan para desarrollar la transición energética utilizando hidrógeno podría ser mucho más factible.
Después del incidente con la Planta Nuclear en Fukushima, Japón decidió no construir nuevas plantas nucleares e ir cerrando poco a poco las existentes. Lo mismo ha pasado recientemente cuando anunció que ya no construirían más centrales de carbón. Esto implica que podría haber una mayor inversión en centrales de ciclo combinado que utilicen el gas natural licuado lo que sería fundamental, en esta primera etapa, para el desarrollo de hidrógeno gris o azul, a la par del hidrógeno verde.
Un tercer aspecto es que la apuesta atiende el tema de la movilidad. El mayor uso del petróleo en el país se utiliza para movilidad ya sea de automóviles particulares y colectivos, como para el transporte de mercancias entre ciudades. Si bien el sistema de trenes está electrificado y es bastante eficiente, el transporte por ruedas sigue siendo importante en el país.
A diferencia de otras armadoras, las armadoras japonesas, como Toyota, Honda y Nissan, le apuestan al estándar de vehículos de hidrógeno más que a los vehículos que utilizan electricidad de la red. Esto implica que se promueven, al menos, otro dos modelos que el electrico enchufable, el de celdas de combustible y el de combustión interna con hidrógeno. De manera tal que, podríamos decir que el estándar del futuro de los automoviles aún no se decide.
Se agota el espacio, pero la siguiente semana abordaremos más sobre este tema abundando respecto a Woven City, el piloto de ciudad inteligente que utilizaría hidrógeno como fuente de energía.
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