Rosalinda Ballesteros

Rosalinda Ballesteros

La Ciencia de la Felicidad

La vida nos regala buenos y malos ratos, de ello nadie se salva, pero lo que hace diferencia son aquellos hábitos de la gente feliz, que permiten disfrutar y aprovechar la diversidad de situaciones que nos depara la fortuna.

Cada día entendemos más que la felicidad no es un estado permanente de alegría o diversión, sino de conciencia; de que incluso en los momentos más difíciles, la vida nos regala cosas buenas.

Todos perseguimos situarnos en ese punto de equilibrio emocional, pero la mayoría nos dejamos frustrar fácilmente por no poseer lo que otros tienen; por no disfrutar como otros lo hacen; o por no estar en cualquier otro sitio menos en el que estamos. ¿Cómo aquella, cómo aquel, pueden verse tan bien si no tienen dónde caerse muertos, si les han puesto el cuerno, si carecen de habilidades, ambiciones o conocimientos? Claro que pueden, todos podemos.

La felicidad se aprende

Para superar estas barreras mentales que nos impiden construir nuestra felicidad tenemos que trabajar. 

Un primer paso es analizar cómo evaluamos nuestra propia vida y aprender a reconocer que la felicidad está presente.

Recuerda que el bienestar es subjetivo, hay situaciones que consideramos negativas, mientras que otras personas ven lo mismo como algo bueno. Si pones atención, estamos adjudicando a cosas externas el sentirnos satisfechos, cuando en realidad debemos observar y cuestionar nuestro método de valorar nuestra vida. Tu felicidad debe depender de ti, no de los demás. El cómo ves el mundo, determina cómo te vas a sentir. Nuestros pensamientos guían nuestra experiencia de cada día. 

Uno de los lemas del Instituto de Ciencias del Bienestar y Felicidad es que la felicidad se aprende. 

Lo tenemos muy claro con el resto de nuestro cuerpo: si nos alimentamos bien, nos ejercitamos, descansamos, ten la certeza que vamos a alcanzar un buen grado de salud y bienestar físico. 

Si hacemos lo mismo con la mente, vamos a procesar mejor las cosas que nos pasan en la vida, sean buenas o malas. Cambiemos nuestra forma de pensar y reaccionar ante nuestras emociones.

La mayoría de las personas cometemos el error de creer que todo lo que pensamos es cierto. Pero resulta que interpretamos la realidad a través de viejas experiencias que nos predisponen a reaccionar de una forma que no siempre hace que las cosas mejoren.

Debemos cuestionar las razones por las cuales nos sentimos mal e introducir emociones positivas para lidiar con la realidad de mejor manera. No es un optimismo sin fundamento, sino entender por qué tal o cuál situación nos abruma, nos supera.

Un ejemplo sencillo es cuando no nos creemos capaces de hacer algo. La mente te dice: “No voy a poder”. No te dejes, exígele a tu mente que te muestre la evidencia de que no lo puedes hacer. Ya sé, la canija te va a dar muchas razones, pero niégalo con argumentos: “No es cierto porque…” etc. Halla las pruebas de que sí puedes y adelante.

La mente es muy poderosa, ella es la que nos hace felices o infelices, como cualquier otro miembro del cuerpo la podemos fortalecer, dominar y conducir, todo es cuestión de que la ejercitemos y fortalezcamos con un poder positivo.

Lo puedes comparar con algo tan aparentemente simple como una dieta. La inicias por todos los beneficios que promete o por alguno de ellos, verte mejor, estar más sano, llenarte de energía, quitarte el mal humor, en fin. 

Al principio tienes que aprender a combinar los mejores alimentos, tomarlos a la hora adecuada en las cantidades correctas, esconder o dejar de comprar aquellos altos en calorías y que nutren poco, en fin. Hasta que se vuelve un hábito comer sano.

¿Qué debemos hacer para ser felices? Alimentarnos con pensamientos positivos, en cantidades y horarios adecuados, como también evitar comprar o procurar esconder todo aquello que no nos nutre: el “amigo” o familiar que busca hacerte sentir mal, adiós; el compañero de lunch o de viaje al trabajo que se queja todo el rato, bye; el trabajo donde no valoran tu talento, también, al menos en cuanto puedas (porque, ya lo vimos, sí puedes). 

Poco a poco convertirás en hábitos estas buenas costumbres, un propósito que debemos todos fijarnos no para solo para 2022, sino para el resto de nuestras vidas. 

Son hábitos de la gente feliz que deja que las cosas malas se le resbalen.

Jonás Cortés|Business Insider México

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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