• Lo peor de la pandemia parecía haber terminado y los ejecutivos querían que la gente regresara a sus escritorios. Pero algunos empleados estarían dispuestos a renunciar si se les obliga a trabajar de manera presencial.
  • Algunas empresas como Facebook han dado un paso atrás con el regreso a las oficinas y han optado por un modelo híbrido.
  • Un experto advierte que un modelo de trabajo completamente remoto tampoco sería la mejor opción por tres razones.

Hace unos meses, cuando las restricciones por el Covid-19 comenzaron a reducirse, muchas empresas ordenaron a sus empleados que volvieran a la oficina. No importaba que millones de trabajadores se hubieran acostumbrado a la libertad y flexibilidad de trabajar desde casa.

Lo peor de la pandemia parecía haber terminado y los ejecutivos querían que la gente regresara a sus escritorios. Para muchos empleados, parecía que el beneficio de trabajar desde casa llegaría a su fin.

“A la gente no le gusta desplazarse, pero ¿y qué?” dijo en mayo pasado Jamie Dimon, director ejecutivo de JPMorgan. El trabajo remoto “no funciona para aquellos a los que les gusta el ajetreo”, bromeó.

El banco se había enfrentado a una oposición interna contra sus planes de regresar físicamente a la oficina, pero el CEO no se preocupó demasiado. “Así es la vida. No se trata de si funciona para mí, tiene que funcionar para los clientes”.

Los lugares de trabajo no son democracias. En ese momento, yo esperaba que las empresas que adoptaron este tipo de medida se mantuvieran firmes. Después de todo, los departamentos de Recursos Humanos sondearon exhaustivamente a los empleados acerca de las medidas post-Covid; los ejecutivos debían saber que cualquier política de regreso obligatorio a la oficina iba a ser controvertida.

Pero casi de la noche a la mañana, los empleados comenzaron a renunciar a sus trabajos en cifras récord. Envalentonados por un mercado laboral floreciente, los estadounidenses se sentían libres de buscar arreglos laborales que se adaptaran mejor a sus necesidades.

Amenazados por un verdadero éxodo, los ejecutivos de repente se dieron cuenta de que no podían permitirse el lujo de ignorar el enojo generado por poner fin al home office.

Amazon dio marcha atrás en su plan “enfocado en la oficina” y accedió dar a los empleados dos días a la semana para trabajar desde casa. Google y Uber, que inicialmente dijeron que exigirían al menos tres días presenciales a la semana, se apresuraron a ofrecer más flexibilidad.

Facebook amplió la elegibilidad para tener acceso al trabajo remoto a todos sus empleados; incluidos a los más nuevos y quienes ocupan las posiciones más bajas.

Hace unos días, LinkedIn anunció que eliminaría el requisito de que los empleados acudan a la oficina 50% del tiempo; lo que permitirá trabajos con roles más remotos.

Fue un espectáculo extraordinario. Algunas de las compañías más grandes y poderosas del mundo se vieron obligadas a ceder ante las preferencias laborales de sus empleados.

El cambio ha sido tan marcado, que incluso apareció en una encuesta nacional realizada por economistas de Stanford, la Universidad de Chicago y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

Los trabajadores estadounidenses dicen que después de la pandemia pasarán 25% de sus días laborales en casa; un aumento respecto a 20% de hace un año. En otras palabras, lo que ya se perfilaba como un cambio fuera de la oficina ahora parece que va a ser una revolución que nadie esperaba.

«La efervescencia en el mercado laboral se está acelerando debido al home office, y creo que tendrá efectos permanentes», dijo Nicholas Bloom, uno de los expertos que lideró la encuesta. “Incluso si hay una recesión en 2022, dos años y medio de esto va a ser algo realmente difícil para meter reversa”.

Trabajadores contra empleadores

A medida que las oficinas reabren, resulta que hay una gran diferencia entre lo que quieren los trabajadores y lo que desean sus empleadores.

Según la encuesta, donde también participaron economistas como Steven Davis y José María Barrero, a los empleados les gustaría trabajar un promedio de 2.4 días a la semana desde casa; pero los empleadores solo quieren acceder a 1.2 días en promedio.

La diferencia entre trabajadores con educación universitaria y sus empleadores es de apenas medio día, y aunque la discrepancia es más pequeña sigue siendo significativa.

Una cosa sería si los empleados expresaran solo una ligera preferencia por trabajar desde casa, pero la encuesta muestra que se sienten muy convencidos de ello. En junio, Bloom y sus compañeros le preguntaron a gente que actualmente trabaja al menos un día a la semana desde casa, qué harían si su empleador exigiera que todos volvieran a la oficina los cinco días a la semana.

6% renunciaría en el acto y 36% comenzaría a buscar otro trabajo. Entre los que estaban empleados, 60% estarían más inclinados a buscar un nuevo trabajo que les permitiera hacer home office cuatro o cinco días a la semana. En este momento, trabajar desde casa es tan importante que los encuestados lo valoran como el equivalente a un aumento salarial de 7%.

Los empleados van ganando en esta guerra por el home office

Por las características actuales del mercado laboral, los empleados tienen la sartén por el mango en la guerra por el home office. Antes de la pandemia, simplemente no habían muchas empresas que permitieran a las personas trabajar desde casa, pero ahora ya lo hacen.

En el sector de finanzas, a diferencia de JPMorgan y Goldman Sachs que están exigiendo a su personal que regrese a la oficina a tiempo completo, hay bancos como HSBC y Citigroup que prometieron jornadas híbridas.

En el área de tecnología, que adoptó el trabajo desde casa con más fuerza que cualquier otra industria, el híbrido se ha convertido en el modelo dominante; con unos tres días a la semana en la oficina y dos días en casa.

Amazon, que parecía ser el único gigante tecnológico que intentaba aferrarse en volver a la oficina a tiempo completo, no tenía ninguna posibilidad de éxito; Oracle y Facebook quisieron robarse a los empleados tan pronto como la empresa de Jeff Bezos anunció sus planes de regresar a las oficinas.

Para convencer a sus trabajadores de quedarse, las compañías están ofreciendo incluso más días de trabajo remoto. Google, cuyos empleados inicialmente debían ir a la oficina tres días a la semana, acordó dejar que 20% de ellos trabajen de forma remota. Uber pedía tres días a la semana obligatorios en la oficina pero luego cambió para permitir hasta 50% de los días laborables en casa.

Apple hizo obligatorio trabajar en la oficina lunes, martes y jueves, pero sus empleados solicitaron dos veces al CEO Tim Cook, que ofrezca más opciones; incluida una prueba piloto de un año de trabajo remoto a tiempo completo.

«Muchos de nosotros sentimos que tenemos que elegir entre una combinación de nuestras familias, nuestro bienestar y estar capacitados para hacer nuestro mejor trabajo; o ser parte de Apple», escribieron los trabajadores.

La encuesta muestra que de los que pueden trabajar desde casa, poco menos de la mitad prefiere una jornada híbrida; 32% quiere estar completamente remoto y 22% quiere ir a la oficina todo el tiempo. La mejor manera de que las empresas satisfagan todas estas expectativas tan dispares, sería dejar que los empleados establezcan sus propios horarios y jornadas.

Sin embargo, hasta ahora, los modelos que ofrecen una flexibilidad total son más bien inusuales entre los grandes empleadores. Otra encuesta que también coordinó Bloom, encontró que menos de 10% de las compañías con más de 250 empleados permitían a los empleados elegir sus propios horarios.

guerra por home office | Business insider Mexico

Spotify, Twitter y Atlassian fueron de los primeros en permitir que su personal adoptara la combinación que más le convenía de trabajo presencial y remoto. Facebook anunció en junio que sus 60,000 empleados podrían solicitar el modelo de su elección.

Para aquellos cuyas propuestas no han sido aprobadas, de todas formas pueden trabajar en casa 50% del tiempo. (Un ejecutivo de Facebook dijo a The Wall Street Journal que hasta ahora la compañía había aprobado 90% de las solicitudes de trabajo remoto).

Otras empresas están siguiendo el ejemplo. Hace unos días LinkedIn confirmó que seguirá adelante con su esquema de «flexibilidad con roles laborales híbridos y remotos» lo que contrasta con el plan de su compañía matriz, Microsoft; que busca que los empleados pasen la mitad de su tiempo en la oficina.

Por su parte, Cisco anunció que sus más de 75,000 trabajadores no tendrían que regresar a la oficina si no querían. Y es que 77% de sus empleados manifestaron que desean trabajar desde casa al menos tres días a la semana.

Le pregunté a Dominic Price, quien es un «futurólogo del trabajo» dentro de la compañía de software colaborativo Atlassian, por qué cree que a su empresa le irá mejor que a las que exigen a sus empleados que vuelvan a la oficina.

«Me da miedo lo que estos líderes le van a hacer a sus organizaciones. Siento pena por algunos de ellos, porque crecieron en un sistema en el que creen que ver a la gente es sinónimo de productividad y resultados”, dijo.

“No están viendo cuál es el secreto para retener talento, no están viendo la clave para lograr un trabajo relevante y no están conscientes de los temas de inclusión y diversidad laboral”.

‘El señor de las moscas’ en el trabajo

Bloom está de acuerdo en que los empleadores que se aferran al modelo de oficina de tiempo completo están destinados a convertirse en lugares menos diversos. Por ejemplo, las mujeres con educación universitaria que tienen niños pequeños prefieren trabajar desde casa mucho más que sus contrapartes masculinos.

Pero también cree que es una mala idea aplicar el enfoque opuesto, es decir, dejar que los empleados trabajen como quieran y cuando quieran.

Tiene tres advertencias principales: La total flexibilidad conducirá a un desperdicio de espacio de oficina, porque nadie acudirá los lunes y viernes. No garantizará que los empleados pasen tiempo con sus compañeros, lo que anulará todo el sentido de tener gente en la oficina. Y, lo que es más importante, existe el riesgo de un “gran desmoronamiento”, como explica Bloom.

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Jamie Dimon CEO de JPMorgan, ordenó que los empleados regresen a la oficina. Reuters.

Imagina un lugar de trabajo hipotético (o quizás el tuyo) donde la mayoría de la gente quiere trabajar en la oficina unos días de la semana y en casa otros. «Le das a la gente opciones, y al principio piensan que es magnífico», dijo Bloom.

“Pero luego alguno de ellos piensa ‘oye, Jimmy viene todos los días. Me atrasaré respecto a Jimmy. Será mejor que yo también venga diario’. Y así es como todo se derrumba, todo mundo viniendo a la oficina otra vez. Es como ‘El señor de las moscas’ en el lugar de trabajo».

En un escenario como ese, nadie obtiene lo que quiere. La investigación de Bloom demostró la importancia de tener encuentros cara a cara con los jefes. En un estudio en una agencia de viajes china, los empleados que trabajaban a distancia fueron menos promovidos que quienes sí iban a la oficina.

¿Significa que las empresas que adoptan planes flexibles están condenadas a no satisfacer a nadie tratando de satisfacer a todos? En este momento, soy un poco más optimista que Bloom —aunque como trabajadora a distancia, tengo un punto de vista parcial porque me estoy beneficiando de la misma libertad que él desaconseja.

En un artículo reciente, sostuve que el trabajo remoto no tiene por qué ser solitario y agotador si las empresas diseñan las medidas adecuadas. De manera similar, creo que podríamos evitar el «gran desmoronamiento» que advierte Bloom; pero solo si reconocemos los riesgos que tiene la flexibilidad y encontramos formas de protegernos contra estos inconvenientes.

Veamos lo que hizo Atlassian cuando en 2017 adquirió Trello, una empresa amigable respecto al teletrabajo. Los empleados de Atlassian terminaron adoptando una de las tradiciones de Trello. Si una persona no estaba presente y se unía vía conferencia telefónica, todos se conectaban de esa manera. Aún cuando algunos de ellos estuvieran físicamente juntos, de esta forma todos estaban en igualdad de condiciones en lo que respecta a la participación.

Actualmente alrededor de 70% de los empleados de Atlassian quieren ir a la oficina solo durante una parte de la semana, mientras que el resto se divide equitativamente entre preferir tiempo completo en la oficina y tiempo completo en casa.

Price aseguró que está muy consciente del riesgo de que en un lugar de trabajo donde todos pueden elegir su propio esquema de jornada y horario, la oficina se convierta en «una ubicación privilegiada»; y hay el peligro de que se considere «empleados de segunda clase» a quienes no acudan a la oficina.

«Todavía estamos tanteando cuál será el camino en todo esto» dijo, aunque aclaró que de momento Atlassian está permitiendo que sus trabajadores elijan en función de su propia conveniencia. «Creemos que es lo correcto», afirmó.

En estos días convulsos, las empresas no tienen más remedio que intentar resolver estos problemas del mundo laboral. Con la feroz competencia que hay por los trabajadores, las compañías estarán cada vez más desesperadas por atraer y retener a la gente. Eso significa cambiar drásticamente la forma en que trabajan sus empleados, incluso si sus anticuados ejecutivos se resisten.

Puede que empresas como JPMorgan y Goldman Sachs ofrezcan salarios lo suficientemente altos como para compensar los inconvenientes de acudir a una oficina. Aunque, algunos profesionales de reciente ingreso al mercado laboral están rechazando ofertas de hasta seis dígitos de empresas que los obligan a ir de tiempo completo a una oficina.

Por lo que la mayoría de los empleadores probablemente tendrán que ofrecer más días de trabajo en casa, o aceptar que perderán una gran parte de su personal.

En la misma entrevista de mayo pasado en la que criticó el trabajo a distancia, el CEO de JPMorgan también ofreció esta predicción sobre cómo sería el mundo laboral posterior al Covid-19: ”Simplemente no creo que el mundo vaya a ser tan dramáticamente diferente”.

Dentro de la sede de JPMorgan en Manhattan, eso puede resultar ser cierto: un mar de trajes oscuros trabajando hombro con hombro todos los días, como si la pandemia nunca hubiera sucedido. Pero para una buena parte de la fuerza laboral con educación universitaria, el futuro del trabajo probablemente será aún más distinto de lo que habíamos pensado.

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