Paul Alejandro Sánchez

Paul Alejandro Sánchez

Energía Circular

En la columna anterior abordaba la importancia del acero verde para reducir las emisiones de este sector industrial que representa 7% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. En esta ocasión, volcaremos la mirada a la industria del amoniaco que representa cerca de 1.5% de las emisiones totales de CO2 equivalente a nivel internacional.

El principal uso del amoniaco es su uso como fertilizante y es un elemento fundamental para el desarrollo agrícola en todo el mundo. En 2015, se utilizaron alrededor de 180 millones de toneladas de amoniaco y se espera un crecimiento anual del 3% para sostener el crecimiento de la demanda global de alimentos. La buena noticia es que esta sustancia es bastante versátil y puede ser transportada y almacenada de forma relativamente sencilla en todo el mundo.

Para producir amoniaco se necesitan dos cosas una fuente de hidrógeno y nitrógeno y energía y se obtiene mediante el proceso Haber-Bosch. Hasta antes de este proceso, la producción de amoniaco a nivel industrial era muy costosa y complicada. El proceso Haber-Bosch recibe su nombre gracias a los químicos Fritz Haber y Carl Bosch ambos laureados con el premio Nobel de química en 1918 y 1931.

Si bien el nitrógeno es uno de los elementos más comunes y se encuentra presente en el aire que nos rodea, el hidrógeno se obtiene en general de fuentes fósiles, particularmente de la reformación de gas natural. Es decir, la separación de las moléculas de hidrógeno en el metano.

Es justo en esta parte donde el hidrógeno verde entra en acción. El hidrógeno obtenido por electrólisis utilizando fuentes renovables permitiría desplazar el uso de gas natural en la producción de amoniaco, dando pie al amoniaco verde. Además, el proceso Haber-Bosch es altamente eficiente ya que 97% del hidrógeno y nitrógeno se convierte en amoniaco.

El otro componente que se requiere es la electricidad la cual, con el avance de las energías renovables y el mismo almacenamiento de energía podrían hacer de todo el proceso industrial de la creación de amoniaco un proceso 100% verde. Es decir, que el hidrógeno verde puede ayudar al desarrollo y eficiencia del sector agrícola en el mundo. 

Pero no es lo único que el amoniaco verde puede hacer, existen tres otras utilidades en el futuro: almacenamiento de energía, combustible y medio de transporte para el hidrógeno. Respecto al primero, dado que el amoniaco es fácilmente almacenable a presiones normales o refrigerado a -33 grados, puede ser almacenado en barcos, ductos y autotanques. Si lo comparamos con los requisitos de compresión del gas natural que requiere una temperatura de -265 grados, el amoniaco puede almacenarse más fácilmente.

Por otro lado, el amoniaco también se puede utilizar como combustible para producir electricidad. A diferencia de las fuentes fósiles sus residuos son agua y nitrógeno, por lo que no emite CO2 a la atmósfera. Incluso, el amoniaco podría ser un combustible para sustituir el combustóleo en los barcos. 

Por último, el amoniaco sirve como medio de transporte del hidrógeno. Sabemos que el almacenamiento de hidrógeno es más complicado y caro que el almacenamiento de amoniaco, por lo que puede almacenarse y transportarse más fácilmente y, posteriormente, descomponerse en hidrógeno verde para generar electricidad.

Es por estas razones que uno de los actores claves no solo en la descarbonización de la industria mundial sino en el desarrollo del hidrógeno podría ser el amoniaco verde, al cual hay que seguirle la pista muy de cerca.

amoniaco verde | Business Insider Mexico
Brenda Peralta / Business Insider México

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

Descubre más historias en Business Insider México

Síguenos en Facebook , InstagramTwitter y LinkedIn

Consulta a más columnistas en nuestra sección de Opinión