- Lingokids fue seleccionada como la startup edtech española a seguir en 2021.
- El CEO y fundador de la firma, Cristóbal Viedma, detalla los planes de futuro de la empresa apenas unos días después de haber levantado 33 millones de euros en una Series C.
- La empresa nació porque el CEO quería crear unos juegos a su sobrina de por entonces 2 años, para que aprendiese inglés. Ahora su principal mercado es EU.
Lingokids es una startup española que desarrolla y ofrece una plataforma de educación en línea para niños de entre 2 y 8 años.
También es la startup española del sector edtech a seguir este año, a criterio de diversos fondos e inversores consultados por Business Insider España.
Desde que las clases pasaron a impartirse de forma digital; los alumnos, familias y docentes constataron la posibilidad de enseñar de forma remota. Esto implica que la inversión en firmas tecnológicas especializadas en educación tengan crecimiento exponencial.
Lo reflejaba Darío Villena, VC en Kapita, la nueva firma de inversión de Dimas Gimeno, 2020 fue «una verdadera locura de financiación a nivel global», con más de 16,000 millones de dólares en inyecciones de capital.
El récord anterior es de 2018 y solo alcanzó los 8,200 millones de dólares, algo más de la mitad. El 54% de las inversiones, además, se ha ido a startups que ya son unicornios, y firmas chinas se han llevado el 63% de la financiación.
En este contexto, Lingokids consiguió cerrar hasta 4 rondas de inversión, 2 de ellas en el último año. Hace unos días anunciaba una Series C de 39 millones de dólares, y en octubre de 2020 levantó otra de 10 mdd.
El crecimiento exponencial de LingoKids
Cristóbal Viedma, CEO y fundador de la compañía, reconoce que la ronda del año pasado la mantuvieron en el banco.
«No lo habíamos usado», incide, porque por la situación «agridulce» de pandemia, «triplicamos el negocio, nos pusimos en EBITDA positivo y con la ronda llegaron unos inversores muy fuertes que nos podían ayudar a nivel estratégico casi más que a nivel financiero«.
Ahora, con la ronda de 39 millones que lideran inversores internacionales como GP Bullhound, y que mantiene la confianza de inversores previos como HV Capital o la compañía alemana de juegos Ravensburger, Viedma destaca que lo que va a hacer la empresa es «seguir apostando por crecer», «como cualquier otro negocio».
Ahora cuentan con 30 millones de usuarios («familias»), y esperan cerrar 2021 duplicando la cifra hasta los 60 millones. La intención es alcanzar los 100 millones para finales de 2022.
Para ello, invertirán fundamentalmente en plantilla.
«Sobre todo en la parte de ingeniería, donde queremos automatizar muchas cosas», abunda en declaraciones a este medio. «No queremos competir con empresas como Disney haciendo contenidos y animación, queremos apalancarnos mucho más en tecnología y datos».
«Datos», según reconoce, para comprender mejor «qué tipo de contenidos son más correctos para según qué edades». La plataforma de Lingokids es una app que ayuda a enseñar idiomas a niños de entre 2 y 8 años, «pero los niños de 2 años y los de 8 son muy distintos», reconoce. La tercera pata por la que la firma apostará para crecer es insistiendo en su marketing en EEUU, su principal mercado. «Desde hace 2 años vendemos más allí». El nombre de Lingokids aparecerá en televisión o mobiliario urbano de las principales urbes norteamericanas.
Más que enseñar idiomas
Aunque la concepción inicial de Lingokids era enseñar inglés, Viedma detalla que detectaron cómo crecían con rapidez en EU.
«Hablando con padres y madres nos dimos cuenta de que eran familias latinas que aprendían inglés como segundo idioma. Lo que querían eran utilizarnos como plataforma no para aprender inglés, sino para que sus hijos e hijas aprendiesen lo básico antes de entrar al colegio».
Por eso expandieron el currículum. «En lugar de aprender inglés, aprendemos en inglés. Hicimos un reposicionamiento. Expandimos el currículum no solo al idioma, sino a la lectura, a la escritura, a las matemáticas. Y ahora estamos poniendo énfasis en otras habilidades, como la comunicación, la empatía o el pensamiento crítico», destaca el CEO.
«Estamos sacando incluso contenidos para la meditación y para hacer ejercicios en casa».
«Un ejemplo muy sencillo de entender es cuando unos padres matriculan a su hijo para un colegio británico. Los padres deben entender que sus hijos no solo aprenderán inglés, sino que irán a aprender también, por ejemplo, matemáticas. También van a interactuar con otros niños», expone.
Con 30 millones de usuarios, la startup cerró el último ejercicio con una facturación de 30 millones de dólares. Están en EBITDA positivo desde el verano pasado y basan su modelo en un servicio de suscripción freemium, «como el de Spotify», incide Viedma.
«Lo que hacemos es limitar la experiencia al día, pero no el acceso a los contenidos. Quien no pueda pagar el producto podrá ver todo el contenido, pero solo interactuar con él una vez al día, y podrá hacer ejercicios todos los días».
«Con una suscripción tienes acceso ilimitado a hacer los ejercicios todo el día y además la plataforma ofrece soporte en línea y hace informes sobre los progresos de los niños y niñas a los padres».
Todo empezó con su sobrina
La compañía arrancó gracias a su sobrina. Cristóbal Viedma vivió 5 años en Estocolmo, donde reconoce entre risas que montó una empresa «que fue un desastre».
«La tuve que cerrar y aprendí muchísimo». Después se marchó a Singapur, donde estaba en el equipo de ingeniería de una plataforma de video que acabó vendiéndose a Rakuten. Tras la operación, constató que llevaba 10 años sin pisar España.
Quería volver a casa.
Cuando regresó al país, se planteó qué hacer: buscar trabajo, montar una nueva empresa. Finalmente su hermana le planteó un favor. «Me dijo que por qué no le enseñaba inglés a mi sobrina, que es muy importante saber idiomas». Por eso, Viedma probó aplicaciones archiconocidas como Duolingo, «pero detecté que eran para adultos».
«Desarrollé una app de juegos para mi sobrina y la colgué en tiendas de aplicaciones, pero como proyecto, no como empresa«, detalla.
En cuestión de meses, más de 250,000 familias se habían descargado la plataforma. «Entendí que no eran solo mi hermana y mi sobrina quienes querían una plataforma como Lingokids».
Además entendía que el reto de estas plataformas era «salir de la pasividad del contenido para niños, que suelen ser vídeos puramente, y buscar algo más interactivo». «Hay casi 1,000 millones de niños menores de 8 años en el mundo entero. Es un mercado enorme en el que no había empresas muy consolidadas».
En pleno confinamiento, Lingokids abrió un programa mediante el cual ofrecía licencias para inscribir a nuevos alumnos.
«La misión de la empresa es ayudar a los padres a crear niños alucinantes», recuerda Cristóbal Viedma.
«En línea con esa visión, cuando había familias que no podían acceder porque había colegios cerrados y no se podían permitir la suscripción, alcanzamos acuerdos con varias ONG».
Así, Unicef, Pies Descalzos y otras entidades comenzaron a recibir licencias de uso de la app.
Cristóbal cree que todo es una cuestión de «karma». En términos financieros, la rentabilidad llegó a la compañía el año pasado. «Y a colegios y guarderías nunca les cobramos. Si nos escriben, les damos licencias gratis. Sabemos que los centros muchas veces no es que no quieran usar tecnología, es que no tienen fondos para permitírsela».
Por eso, «si haces cosas buenas, te llegan cosas buenas». Por ejemplo, la teleco estadounidense, T Mobile, ofreciéndose a distribuir Lingokids en América.