• Melissa Petro es una escritora independiente y madre de dos hijos; vive en Nueva York.
  • En más de 10 años como freelance, Petro asegura que aprendió a pedir y recibir el pago que merece por su trabajo.
  • Laborar por dinero y no por ser influyente es uno de sus consejos más importantes.
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Trabajar como escritora freelance puede sonar atractivo para quienes desean escapar de un trabajo de 9:00 a 17:00 horas, pero no siempre es fácil ser tu propia jefa. 

Cuando ya no estés atado a un empleador (o salario o prestaciones), depende de ti hacer del empleo independiente un flujo de ingresos confiable y lucrativo.

Como escritora freelance durante más de una década, he pasado por muchos altibajos. 

En mi experiencia, las tarifas ahora son más bajas que hace 10 o incluso cinco años. A medida que aumenta la inflación, puede ser difícil llegar a fin de mes, a menos que descubras cómo aumentar tus costos. 

En mi tiempo en esta industria, he aprendido mucho sobre cómo asegurarme de que me paguen lo que merezco. 

Ya sea que recién hayas comenzado u optaras por este formato anteriormente, aquí hay cuatro estrategias que recomiendo seguir para asegurarte de que te paguen lo que vale tu labor. 

1. Trabaja por dinero, no por influencia 

Cuando comencé, estaba desesperada por compartir mi punto de vista y practicar mi oficio. También quería establecerme en la industria y hacer conexiones con editores de publicaciones conocidas. 

Pero a veces, en la búsqueda de estos objetivos, acepté asignaciones que pagaban muy poco o incluso nada. 

Rápidamente me di cuenta de que si mi objetivo era ganar dinero, tenía que estar atenta. 

Después de años de recopilar firmas en tantas publicaciones diferentes como sea posible, he aprendido que las publicaciones más respetadas no necesariamente pagan mejor. 

También noté que escribir por «exposición» rara vez retribuía o equivalía a algo. 

Hasta que la guardería de mi hijo acepte un «Me gusta» como pago, seguiré laborando para empleadores que me paguen bien, independientemente de mi influencia.

2. Deja de aceptar trabajos mal pagados 

Si te urge el trabajo y no tienes nada más que tiempo, podría tener sentido lanzar publicaciones de blog por pocos pesos, como lo hice cuando recién comenzaba. 

Uno de mis primeros trabajos de escritura consistentes pagó solo 697 pesos por una publicación de 700 palabras. 

Estaba agradecida de tener lo que la gente en freelance llama una asignación de «pan y mantequilla»: un empleador con el que puedes contar para un trabajo constante.

Pero, cuando hice los cálculos, el salario por hora que ganaba con esa asignación era abismal. 

Me di cuenta de que me beneficiaría más dejar de escribir para esta publicación de bajo pago y usar el tiempo que habría dedicado a generar contenido para buscar empleos con un mejor sueldo.

Dejar las asignaciones mal pagadas elevó mis límites y me llevó a «pan y mantequilla» cada vez mejor pagados. 

También cambió mi forma de pensar acerca de lo que valía. Ya no me veía a mí misma como una aspirante a escritora, sino como una profesional experimentado. 

Dejé de engañarme, y si recibía una oferta por debajo de un cierto número predeterminado y no subían el pago, la rechazaba respetuosamente.

3. Siempre negocia

Una de las primeras cosas que aprendí como trabajadora independiente es que las tarifas no están escritas en piedra. 

Varían según la publicación, el editor, el freelance, la asignación y probablemente incluso la época del mes. 

Cuando un empleador nuevo para mí acepta mi propuesta, siempre pido la tarifa por adelantado. Les pregunto si pueden mejorarla. Lo digo así, «¿Puedes hacerlo mejor con ese precio?» 

O podría decir: «Produje una tarea similar para esta publicación y me pagaron esta cantidad. ¿Puedes igualarla?». Claro, a veces dirán que no, pero con mucha frecuencia ofrecerán más. 

Solo me ha pasado dos veces que un editor se retiró de una comisión después de que pedí una tarifa más alta. 

La primera vez, la cifra que ofrecía el editor estaba tan por debajo de mi tarifa típica que estoy segura de que asumió que me estaba haciendo algún tipo de favor. 

La segunda vez, las palabras del editor fueron tan groseras que se sintieron como una seria señal de alerta. Asumí que probablemente no me hubiera gustado trabajar para él de todos modos.

4. Únete a redes de trabajo freelance y comparte información 

Puedes pensar que somos una raza competitiva, pero como freelance, me interesa absolutamente presentar a otros de mi tipo a mis editores que les facilitarán la vida al producir un trabajo de calidad. 

Cuando le paso a un escritor el contacto de una publicación para la que escribo, le diré a ese freelance lo que me pagan. 

De acuerdo, es posible que mi editor no los inicie con la tarifa que me está pagando, pero les dará una idea del rango salarial.

Del mismo modo, cuando veo que un amigo ha escrito para una publicación que me interesa, me comunico y le pregunto quién es su editor y cuál es su tarifa típica, para saber si vale la pena dedicarle tiempo.

Principalmente hago propuestas y redacto para las mismas publicaciones, pero siempre mantengo mis ojos y oídos abiertos para nuevas publicaciones con tarifas competitivas. 

Unirse a foros en línea de trabajo independiente es otra excelente manera de aprender sobre tarifas y hacer contactos. 

Me uní a redes como Pitch Whiz, un sitio web para periodistas y editoriales que buscan vender o comprar historias; Who Pays Writers, una base de datos anónima de fuentes colectivas sobre tarifas de pago en medios impresos y digitales, y Freelancers Union, una organización sin fines de lucro organización que educa y defiende a los empleados independientes.

También sigo a varios freelancers individuales en las redes sociales, como Sonia Weiser o el exeditor del New York Times, Tim Herrera, quienes hacen todo lo posible para ayudar a los periodistas a navegar por la industria. 

Ser escritora es un trabajo de ensueño para mí, pero no obstante es un empleo. 

Me encantan casi todos los aspectos de la escritura freelance, desde la lluvia de ideas y la aceptación de propuestas, hasta el trabajo con mis editores y ver mi firma en vivo. 

Pero lo mejor siempre será ver el dinero depositado en el banco. Deberías divertirte escribiendo, pero asegúrate de que te paguen.

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