• ESG es el nuevo ABC empresarial de la sustentabilidad; hoy, son letras de obligado conocimiento para inversionistas, analistas financieros y también para tu empresa.
  • La inversión con criterios ESG crece a una velocidad vertiginosa y con ello, el potencial de transformar el impacto social y ambiental.
  • Con el paso de los años y los crecientes desafíos sociales y ambientales, han sido más las organizaciones que amplían su mirada de impacto, cubriendo riesgos e incorporando en sus prioridades a nuevos públicos de interés, no solo los accionistas. 
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Si tienes una empresa (o estás pensando en crear una) y la fundaste específicamente con el objetivo de ser el rey Midas del siglo XXI… esta columna tal vez no sea para ti. Pero si te atreves a abrir tu mente para saber cómo construir un futuro mejor usando el poder de tu empresa como una fuerza para el bien, vamos, te invito a continuar conmigo.

Ese mejor futuro puede comenzar con las letras ESG que están en el título de este artículo, con las que podrás abrir un escenario empresarial para un mundo mejor. Un mundo mejor para ti, para tus trabajadores, para tus accionistas, para tus clientes, para México… para nuestro planeta. ESG es el nuevo ABC empresarial de la sustentabilidad; hoy, son letras de obligado conocimiento para inversionistas, analistas financieros y también para tu empresa. ¿Por qué?, ¿por qué se están volviendo omnipresentes?, ¿por qué ahora?, ¿por qué para tu empresa?

No solo retorno financiero, pero claro que también

Para entendernos de ahora en adelante, esto es lo que significan: E de environmental, S de social, G de governance = ESG. O lo que es lo mismo: A de ambiente, S de sociedad y G, de gobierno corporativo = ASG, los tres puntos cardinales en la brújula empresarial de tiempos inciertos.

Vivimos días en los que las noticias de impacto medioambiental o social están cada vez más presentes en la prensa económica, pero no siempre fue así: en los lejanos años 70 y 80 del siglo pasado, surgieron las primeras voces de alerta sobre lo que le estábamos haciendo a nuestro planeta y a nosotros mismos.

Sin embargo, fue hasta 2005 cuando el entonces secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, convocó a las principales instituciones financieras, junto al Pacto Mundial y al Gobierno de Suiza, a una iniciativa que buscaba que el impacto social, el ambiental y la gobernanza de las empresas (como la tuya), el ESG, fuera tomado en cuenta en los mercados de capitales.

Nacimiento de los Principios de Inversión Responsable

Dos años después, nacieron los Principios de la Inversión Responsable para ayudar a los inversionistas a entender qué riesgos tenían que considerar cuando quisieran invertir. Ya no se trataba exclusivamente del retorno financiero. La iniciativa generó un informe titulado Who cares, win, que en resumen nos dice: si te importa lo que están haciendo las empresas con su consumo de agua, sus emisiones de dióxido de carbono, la formación de sus trabajadores, la diversidad, su ética empresarial, el combate a la corrupción, sus proveedores, las comunidades en las que están instaladas… si te importa todo esto, es muy probable que tus inversiones puedan dar un mejor rendimiento, porque a estas empresas les va a ir mejor.

Con el paso de los años y los crecientes desafíos sociales y ambientales exigiendo un compromiso mayor por parte de las empresas, han sido más las organizaciones que amplían su mirada de impacto, cubriendo riesgos e incorporando en sus prioridades a nuevos públicos de interés, ya no solo en los accionistas.

Grandes firmas de inversión como Blackrock, la gestora de activos más grande del mundo, nos recuerda —año tras año— a través de su CEO, Larry Fink, la importancia de monitorear y reportar el impacto social y ambiental de la empresa (carta Larry Fink).

Al comprobar que las empresas que incorporan el monitoreo y el reporte de su impacto social, ambiental y de gobernanza tienen también buenos resultados financieros, el crecimiento de la inversión con criterios ESG se ha ido acelerando.

Y cómo hago para que ESG sirva a mi empresa

1. En primer lugar, lo medioambiental

Es necesario que te preguntes cómo tu empresa está considerando su impacto en relación con problemas de máxima prioridad —como el cambio climático, la gestión del agua, de sus residuos o si está yendo más allá con innovaciones que generan modelos de negocio de impacto ambiental positivo—. Además, recuerda que las empresas que invierten en estos puntos, favorecen la creación de empleo, al mismo tiempo que protegen al medioambiente.

2. Segundo punto, el impacto social

Es momento de averiguar cómo, como empresario, estoy favoreciendo una mayor diversidad e inclusión en mi compañía, si estoy invirtiendo en una mejor formación de mis trabajadores, no solamente en sus competencias laborales, sino también en las competencias para la vida. Cómo son sus condiciones contractuales, sus prestaciones de bienestar… Y no solamente con los trabajadores, también con los proveedores, el servicio a nuestros clientes o con las comunidades con las que nos vinculamos. Así impactamos en la sociedad como un todo.

3. Y tercer aspecto, la gobernanza

Podemos dirigir nuestra atención hacia la misión y el propósito de la empresa: cuáles son sus prioridades de impacto, cómo incorporamos la medición de la materialidad de los aspectos no financieros, cómo lo comunicamos y cómo incluimos la ética y la transparencia de la información. Esto puede dirigir a mejores resultados financieros y reducir el riesgo para los inversionistas.

ESG, una fuerza para el bien a gran escala

En conclusión, la inversión con criterios ESG crece a una velocidad vertiginosa y con ello, el potencial de transformar el impacto social y ambiental que generan las empresas que están gestionando su impacto, más allá del financiero.

Y lo hacen porque están poniendo primero su propósito, con la clara intención de ser actores relevantes para contribuir a transformar los desafíos actuales y una fuerza para el bien, a gran escala.

Así que, si has llegado hasta aquí, ahora sabes cómo construir un futuro mejor usando el poder de tu empresa como una fuerza para el bien, ¿comenzamos?

* Javier Herrero, director ejecutivo de Sistema B México.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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