• ¿Por qué se vende con tanto éxito la idea de que es fácil ser feliz? Dos terapeutas comparten que es porque ayuda con cierto deseo de que todo sea sencillo.
  • El ser feliz no es algo que puedas encontrar en un anaquel, sino más bien algo personal y parte de ello es aceptar que hay más emociones.
  • Es recomendable hacer una introspección para saber qué nos gusta o qué nos disgusta y poder entonces hayar nuestra propia fórmula de la felicidad.
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¿Has conocido a personas o visto anuncios que plantean que ser feliz “es fácil»? ¿Te han dicho que para superar un momento difícil solo es necesario “echarle ganas”? No eres el único. Gracias a lo sencillo que es vender felicidad actualmente, se piensa que con hacer un pequeño cambio tu vida dará un giro de 180º. Sin embargo, esto es sumamente perjudicial para la salud mental de las personas, ésta es la razón. 

Romantizar la felicidad puede ser peligroso. Al hacerlo se da a entender que esta emoción es “la meta máxima para alcanzar en la vida y que si no lo logras, algo está mal contigo”, explica Nicole Posternak, psicoterapeuta familiar, en entrevista con Business Insider México. 

De hecho, México descendió 23 lugares en el ranking de los países más felices, colocándose en el número 46 de 150 en la lista, según el Informe Mundial de la Felicidad 2021 de la ONU.

En el país, 15 de cada 100 habitantes sufre depresión. Y la cifra podría ser mayor, porque algunas personas llegan a vivir hasta 15 años con esta afección sin ser diagnosticados, según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Este concepto de felicidad suele ser sumamente rígido, detalla la especialista. “Nos dicen que el secreto para serlo es ser saludable, tener trabajo, no tener una relación tóxica, ser fit…y no es así”, señaló Posternak.

Al contrario, querer alcanzar la felicidad de manera incansable termina siendo una trampa en sí misma ya que no es un estado permanente. 

“Creo que el problema es que nos instauran la felicidad como un estado en el que en algún punto llegas y ya, no habrá más dificultades. Como si la felicidad fuera la emoción buena y las demás las malas”, explica Ricardo Arce, terapeuta sistémico. 

Felicidad tóxica, ¿producto del marketing?

Para Arce esta tendencia proviene sobre todo del marketing, pues es más sencillo vender soluciones rápidas que decirle a la gente que necesita terapia y que es un proceso largo.

Bueno, ¿y por qué se vende con tanto éxito la idea de que es fácil ser feliz? Los dos expertos señalan que es, principalmente, porque estas estrategias de mercadotecnia complacen cierto deseo infantil de que todo puede ser bueno y sin complicaciones. Como cuando en Día de Reyes esperábamos ansiosos y sabíamos que al despertar tendríamos nuestros juguetes. 

“Ser feliz no es algo que logras solo comiendo diferente o vistiéndote de otra manera, es algo más complicado que requiere mucha chamba”, dice Arce. 

Sin embargo, esto no quiere decir que la felicidad no exista, sino que simplemente no es un estado perpetuo. Se requiere tomar una postura adulta y hacernos cargo de cómo lo manejamos.

Las emociones son como las estaciones del año: necesarias

Arce explicó que a él le gusta comparar las emociones con las estaciones del año ya que siente que es una manera fácil de comparar el funcionamiento del mundo.

“[El mundo] funciona con su verano que está padrísimo el clima; pero luego también hay lluvias donde todo se ve medio gris; existe un invierno donde todo se muere para después darle paso a la primavera donde renacen las flores”, dijo.

Entonces la felicidad o positivismo tóxico, siguiendo el ejemplo, trata de instaurar que debemos vivir en un eterno verano, y esto no es posible. Lo único que logramos al final es autosabotearnos y pasarla mal porque queremos alcanzar lo que los demás dicen que nos hará felices. 

Esto es parecido al efecto Instagram en las generaciones más jóvenes. Ver la felicidad de sus allegados y luego pensar “¿por qué ellos tienen todo y yo no?”, como si estas personas tuvieran una fórmula mágica. 

Otro punto importante para los expertos es que manejan este concepto de felicidad como algo que solo depende de uno mismo; que a pesar de que el salario sea bajo, haya problemas en casa y otras cosas, tú tienes que estar bien. 

“Esa parte de la felicidad tóxica me preocupa mucho, pues siento que nos hace más individualistas y no, vivimos en sociedad, pasan cosas y está bien sentirse triste”, añadió Posternak.

Entonces, ¿cómo es una felicidad saludable?

Para empezar, es necesario dejar de poner en un pedestal a la felicidad, como si las otras emociones fueran menos y tener claro que es algo individual, dijo Posternak. 

“Hay muchas cosas que me gustan que no generan placer en ti o en tu mamá, y querer alcanzarla [felicidad] basado en lo que otros dicen que les hace felices es la fórmula, pero para el desastre”, señaló Arce.  

En lugar de buscarlo todo afuera, el psicólogo recomienda hacer una introspección y preguntarnos “¿qué es lo que realmente disfruto?, ¿qué cosas no me gustan?”. Él ha notado que a una gran parte de sus pacientes les cuesta trabajo contestarlas, y esto se debe a que no se conocen a sí mismos. 

También es necesario aceptar que otras emociones como la tristeza, el enojo o el miedo son fundamentales para poder vivir en un equilibrio emocional. Posternak señala que todo lo que sentimos tiene su razón.

Incluso para Arce, la tristeza es una de las emociones más útiles e infravaloradas pues, ayuda a aceptar que algo no es como queríamos, y seguir adelante. Por otro lado, el enojo nos enseña qué es lo que no nos gusta; el miedo nos ayuda a mantenernos a salvo, y la frustración nos ayuda a crecer, de acuerdo con ambos especialistas.

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