- La nueva cultura empresarial ha inculcado en las oficinas la famosa frase "fake it until you make it" (fíngelo hasta que sea real). ¿Funciona? Un coach estadounidense asegura que no: el cambio debe producirse de otro modo.
- La clave no es fingir, sino empezar a tratarte realmente como te mereces. Invierte no como si fueras un aprendiz sino como un profesional.
- Verás que los demás empiezan a tratarte de forma diferente.
Antaño se decía aquello de que «el hábito hace al monje». Hoy en día este dicho se ha reconvertido en la famosa máxima «fake it until you make it» que se podría adaptar al español como «fíngelo hasta que sea real». En la práctica, en el mundo laboral, ¿funciona de verdad fingir como que tienes un salario de 6 cifras para conseguir el ansiado aumento o ascenso?
Anthony Moore, coach especializado en el mundo laboral, y autor invitado de «Ladders», respondió a la pregunta con un largo «no, pero». En su último artículo, Moore explica que fingir que eres un director no conseguirá hacerte ascender hasta dicho cargo. La clave, según este especialista, se encuentra en tratarte de forma diferente.
«Cuando te tratas a ti mismo como te mereces, y hablo de un cambio genuino, entonces sí que ocurrirán cambios exteriores, salario incluido», explica Moore.
El coach lo justifica de esta manera: las personas respetan a la gente que se valora a sí misma. Una buena actitud hacia uno mismo enseña a los demás cómo deben tratarte.
«Si haces saber a los demás que no toleras la mediocridad, dejarán de darte oportunidades mediocres. Si les enseñas que solo aceptas grandes oportunidades, eso es lo que atraerás».
Moore recalca en numerosas ocasiones que no está hablando del llamado «pensamiento mágico»: cree algo con todas tus fuerzas y el universo conspirará para que ocurra. No va por ahí su consejo. Lo que destaca es que debes actuar de forma diferente.
Si alguien llama a la puerta, ¿a quién te gustaría recibir?
En su artículo, Moore cita a Tony Robbins. Él es un buen discípulo de la PNL o la Programación Neurolingüistica, una herramienta de coaching basada en la programación informática. Una de las máximas de la PNL es que si la mente es como un PC, puedes aprender a reprogramarla para que ejecute los comandos que te interesen.
¿No sabes qué códigos insertar para cambiar tu forma de pensar? Cópialos de alguien que ya haya tenido éxito.
«Tony Robbins preguntó una vez a su audiencia que se imaginara a alguien llamando al timbre de casa», explica Moore. «Cuando abren la puerta, debían imaginar que se encuentran con una persona triste. Robbins pidió que describieran a esa persona. Ya puedes imaginar su respuesta: hombros caídos, mirada apagada, cabello revuelto, ceño fruncido, voz queda, ausencia de contacto visual…».
Todos estos gestos son códigos de programación. Si imitas estos gestos, ¿qué programa instalas en tu mente? El de la tristeza. Te comportas como una persona triste y los demás te identifican como tal y te tratan coherentemente.
Ahora bien, «imagina que es una persona alegre la que abre la puerta», explica Moore. «¿Cómo es? Tiene una gran sonrisa, ojos vivos, un apretón cálido, mentón levantado, espalda erguida, te mira a los ojos…».
Imagina que instalas estos gestos en tu cuerpo. Las personas te tratarán de una forma radicalmente diferente.
«Ojo, este ejemplo es muy simple», advierte el coach laboral. «La depresión auténtica es algo seria y no se elimina así como así, pero seguro que has entendido que tu forma de actuar hacia el exterior determinará a los demás quién eres».
Para dar un ejemplo más práctico, Moore resume su trayectoria como escritor: «Primero me traté como un escritor amateur que apenas sabía de lo que hablaba. Pero pasaban los años, nada cambiaba y decidí invertir en mí mismo como si ya fuera profesional: me pagué cursos, libros sobre cómo escribir, herramientas… Probé cosas nuevas, ignoré los comentarios tóxicos y seguí escribiendo».
«Tratarme como a un escritor profesional me dio grandes resultados. He pedido a un autor de renombre que escriba una cita sobre mi nuevo libro. ¿Por qué no? Y me ha dicho que sí».
Eso es a lo que se refiere con tratarse a uno mismo como a un profesional.
Primeros pasos hacia un cambio de chip
Si no sabes cómo empezar a implementar este consejo, da el primer paso con esta regla a integrar: pon un precio a cada hora de tu vida. Si para ti una hora vale solo 5 dólares, es normal que desaproveches el tiempo viendo Netflix o aceptando tareas mundanas. Sube el listón: piensa que una hora de tu vida vale 1,000 dólares. Verás que empiezas a priorizar el trabajo y el ocio de otra forma.
«Si tu vida valiera 1,000 dólares, ¿cómo sería? ¿Qué personas dejarías de ver?; ¿cuáles problemas dejarías de abarcar? ¿Dejarías de hacer ciertas tareas? ¿Qué empezarías a hacer?».
Evidentemente, los cambios llegarán pero no de la noche a la mañana. Seguramente primero des muchos pasos en falso o la mente trate de autosabotearse; y es que el cerebro se siente muy cómodo con lo que conoce, aunque lo que conozca sea mediocre. Deberás tener un poco de paciencia y valorar todos los cambios positivos que vayan apareciendo. Indican que vas por el buen camino.
Una trampa mental muy común es pretender que el cambio sea interior: pensar diferente. Es un primer paso pero es muy fácil quedarse allí. Debes buscar cambios tangibles en el mundo exterior, nuevas formas de comportamiento que los demás pueden ver, oír y/o sentir.
«Una vez empieces a tratarte como te mereces, alcanzarás a ser lo que quieres: ser millonario, un director, lo que sea. Eso se debe a que habrás enseñado a los demás cómo deben comportarse contigo. Pero si no empiezas por ti, nada cambiará».
Así que ya sabes: desactiva por un tiempo el «fake it until you make it» y reeemplázalo por «trátate como la fortuna que realmente vales».
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