- Si no respondes a los correos electrónicos, tus compañeros de trabajo pueden percibirte como alguien perezoso o desinteresado, argumenta el CEO de Frost & Sullivan, Richard Moran.
- Los psicólogos dicen que la forma en que limpias (o no limpias) tu inbox en realidad dice algo sobre tu personalidad.
- Aquellos que eliminan rápida y eficientemente pueden ser fanáticos del control, mientras que aquellos con 1,000 correos electrónicos no leídos pueden no estar tan desorganizados como parece.
Cuando le envié un mensaje de texto a un amigo para decirle que estaba pensando en escribir un artículo sobre lo que tu inbox podría revelar sobre tu personalidad, inmediatamente me respondió:
«Tengo tres correos electrónicos en mi bandeja de entrada. ¿Qué dice eso de mí?»
«Significa que eres el peor», le respondí.
Por «eres el peor», por supuesto, quise decir, «tu capacidad para administrar tu vida digital es todo lo que aspiro y, por lo tanto, estoy locamente celoso».
Administrar tu bandeja de entrada es una virtud subestimada en el lugar de trabajo, sostiene Richard Moran, director ejecutivo de la consultora Frost & Sullivan. Cuando los empleados no responden, los compañeros de trabajo los perciben como desorganizados y perezosos.
En ese momento, mi inbox personal contenía 57 correos electrónicos no leídos; sin embargo, si soy completamente honesto, recientemente pasé un fin de semana reduciéndolo de cerca de 1,000.
Como sugiere Moran, ¿mi incapacidad para mantener una bandeja de entrada ordenada es algo de lo que debería preocuparme? En otras palabras, si indicaba que sufría de algún problema emocional profundamente arraigado o un déficit cognitivo más allá de la simple desorganización. Del mismo modo, quería saber si los héroes del inbox como mi amigo estaban destinados a tener más éxito que el resto de nosotros.
Por supuesto, es imposible mirar la bandeja de entrada de alguien y decir con certeza que es un ninja de la productividad o un psicópata. Tu estrategia de administración de correo electrónico depende en gran medida de tu profesión, por ejemplo, y del flujo estándar de correo electrónico en tu oficina.
Pero mis conversaciones con expertos en psicología y tecnología aún arrojaron algunas ideas importantes (y sorprendentes) sobre la conexión entre los hábitos del correo electrónico y los rasgos de personalidad. Esto es lo que encontré.
El archivador / eliminador ve un mensaje en su inbox y actúa de inmediato.
Esta persona lee el correo electrónico, envía una respuesta si lo solicita y luego lo elimina (porque ya no es útil) o lo archiva en una carpeta específica. Su recuento de correos electrónicos suele rondar el cero.
Larry Rosen, psicólogo investigador y autor de «iDisorder: comprender nuestra obsesión por la tecnología y superar su influencia sobre nosotros», admite que entra en esta categoría. Estar lejos de su inbox durante demasiado tiempo, le dice a Business Insider, lo pone nervioso, y sospecha que tiene algo que ver con su cerebro.
El cerebro de un archivador / eliminador está diseñado de forma única para reaccionar negativamente cuando se enfrenta a un montón de mensajes no leídos. «Una bandeja de entrada enorme y explosiva libera neurotransmisores basados en el estrés, como el cortisol, que los ponen ansiosos», dice Rosen. Mantener una bandeja de entrada ordenada calma esa ansiedad, al menos temporalmente.
En última instancia, sugiere Rosen, su estrategia de administración de correo electrónico se reduce a su deseo de control. Mientras que algunas personas están bien dejando su casa, su espacio de trabajo o su inbox hecha un desastre, los archivadores / borradores se volverían locos. «Necesitan una forma externa de tener control sobre el mundo», dice Rosen. Apegarse a un sistema de gestión del inbox satisface su constante necesidad de orden.
El ahorrador tiene pocos correos electrónicos no leídos, pero rara vez borra un mensaje después de leerlo.
Según Pamela Rutledge, directora del Centro de Investigación de Psicología de los Medios, hay algunas posibles explicaciones para este tipo de comportamiento de ahorro. Uno es el perfeccionismo: «Los perfeccionistas guardan los correos electrónicos leídos con la idea de que llegarán a ellos [eventualmente]», dice Rutledge a Business Insider. «Estas mismas personas tendrán una lista de cosas por hacer que es tan larga que no puede ser útil» y un montón de ropa que necesita ser remendada en el fondo del armario.
Esencialmente, guardar correos electrónicos es una forma de engañarse a sí mismos y pensar que se las arreglarán para abordarlos a todos.
Rutledge también postula que eliminar correos electrónicos se siente demasiado arriesgado para los ahorradores. «Algunas personas guardan los correos electrónicos leídos por la sensación de seguridad que les da al creer que podrían encontrar cosas si lo necesitaran», dice. «Algunos de nosotros tenemos más tolerancia a la incertidumbre que otros».
El ignorante no lee ni elimina correos electrónicos.
Debo confesar que me animó saber más sobre la mentalidad del ignorante del correo electrónico. Según Ron Friedman, autor de «El mejor lugar para trabajar: el arte y la ciencia de crear un lugar de trabajo extraordinario», mantener cientos o miles de correos electrónicos no leídos en tu inbox no es necesariamente un comportamiento problemático. Aunque Friedman advierte contra «sacar conclusiones generales sobre la personalidad y el estado psicológico de las personas a partir de sus hábitos de correo electrónico», ofrece algunas posibles explicaciones para esta tendencia.
Por un lado, le dice a Business Insider, dejar correos electrónicos sin leer puede significar que está abrumado o desconectado. Por otro lado, «también puede significar que reconoces que [monitorear y organizar esos correos electrónicos] no te está ayudando a progresar. Y eso es una señal de inteligencia».
Es posible que algunos ignorantes de correo electrónico sean más organizados y productivos que todos los demás. Después de todo, dice Friedman, «el correo electrónico refleja las prioridades de otras personas para usted, no necesariamente un trabajo importante que requiere su atención inmediata».
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