• Los dibujos nos llevan a imaginar y a plasmar lo que observamos, con nuestro propio estilo y carácter.
  • Pero, con el tiempo, parece que deja de existir, pero se conserva a través de la tipografía.
  • En entrevista para Business Insider México, Alejandro Magallanes explica el tema, con motivo de su obra "Las letras son dibujos".
  • ¿Ya conoces nuestra cuenta en Instagram? Síguenos.

Dibujar es un acto primitivo y es una tarea que a Alejandro Magallanes le apasiona. Pero antes de hablar de él, recordemos las pinturas rupestres donde nuestro antepasados explicaron cómo eran los animales, actividades como la caza y una manera de representarse a sí mismos.

Las imágenes elaboradas con nuestros propios trazos, con una libre elección de los colores y los temas, están presentes aún frente al paso del tiempo. Dos maneras de apreciarlo es con las primeras figuras plasmadas por los niños en papel (o en la pared) y en nuestra propia letra.

Con el avance de la tecnología, cada vez menos tomamos una libreta y un lápiz para dibujar o escribir. No obstante, cuando lo hacemos, es una ventana para ampliar nuestra creatividad y a seguir aportando a la humanidad.

El diseñador ahonda en esta labor en el libro «Las letras son dibujos» (Reservoir Books, 2022), donde encontrarás todo tipo de textos e ilustraciones. Te mostramos.

Un compilado de temas apasionantes

Hace casi una década, Alejandro Magallanes escribía en Twitter sobre la relevancia de entender a las letras como trazos más allá de lo que representan al formar palabras.

«Las letras son dibujos de sonidos. Me parece que suenan distinto de acuerdo a la forma de sus dibujos», mencionaba en la red social.

A través de los diversos apartados y formas que podemos hallar en 256 páginas, ahonda en este y otros tópicos relacionados con el diseño, la creación y la libertad, esto con gran humor y anécdotas que, aunque parezcan un chiste, son reales. Este es «coronado» por el prólogo elaborado por el escritor Alberto Manguel.

«El texto tiene ensayos y reflexiones. (Para elaborarlo), fue hilar varias cosas que habían aparecido impresas en libros, entrevistas y (contenido) en el que lograba decir los temas que me interesan y me apasionan», cuenta en entrevista para Business Insider México.

Para él, la elaboración de esta publicación fue disfrutable, gozoso y alegre, sentimientos que desea transmitir a las personas que lo lean.

«Me pongo a pensar en la propia portada del libro; es una silla rosa en medio de un jardín verde. Normalmente, pienso que las portadas de los libros tienen que ver con el contenido y con varias sumas, desde relacionarlo con el título, con los textos; dar una pista en realidad pequeña con lo que leíste, un sentimiento en general o tipografía funcional. En el caso (de esta publicación), me sigo preguntando qué significa esta silla rosa en este pasto verde. Quizá lo que me imaginaba cuando la hice, me gustó mucho», comenta.

Un trabajo con desafíos

Dibujar, ya sea para hacer un cartel, relajarte o como encargo para un cliente, es un acto que reta a cualquiera en diversos sentidos.

El autor narra en «Las letras son dibujos» una anécdota donde se encargaría de ilustrar libros de texto pero, tras conocer el enfoque que se daría al contenido, rechazó participar en ese proyecto.

«Era un caso extremo, con textos bien redactados de ideas que me parecieron muy conservadoras», se lee en la obra.

Pero, ¿qué otros instantes pueden ser complicados a la hora de dibujar?

«(Uno de los desafíos más fuertes) es cuando hay trabajos que no estás acostumbrado a hacer; requieres aprender a realizarlo. En ese sentido, soy muy entusiasta y emplear la curiosidad en (los proyectos) que me involucran», precisa Alejandro Magallanes.

Debido a su amplia y variada trayectoria editando, diseñando portadas de libros (como «Este vacío que hierve», de Jorge Comensal), publicando dentro de ellos, creando carteles y más, considera que ha tenido la posibilidad de romper sus propios límites creativos.

«Lo que menos sabes hacer, es lo que te cuesta mucho trabajo, pero te deja más en el (camino). Le digo a la juventud que toma mis clases que los procesos en donde aprendemos, sufrimos, lloramos y reímos. Eso lo logramos cuando el trabajo también es para los demás», reflexiona.

Creatividad y el arte de transmitir

Para tener un proceso creativo disfrutable, el ilustrador lo compara con los juegos.

«El juego puede tener diversas características. Hay algunos muy serios, como el ajedrez, que tiene sus propias reglas. Me parece que el proceso creativo es igual. Mucho tiene que ver con la concentración, pero otros (proyectos) con intuición y aventura. Así voy haciendo las cosas», describe.

Esto lo ha demostrado en trabajos como el cartel del Vive Latino 2013 o el diseño del boleto del Metro donde aparecían Frida Kahlo y Diego Rivera en el mercado Melchor Múzquiz, de San Ángel.

En este último caso, fue invitado por Maru Aguzzi, directora del Gran Salón México, que es una feria de ilustración contemporánea. En él, se propuso imaginar cómo los artistas, quienes vivían cerca de aquel sitio, compraban sus alimentos.

«El proyecto del Metro me encanta. Primero, porque era muy fugaz. Sí, algunas personas los guardamos para el recuerdo, porque te gusta la gráfica (y otras causas), pero el valor real es tenerlo unos segundos, unos días y que se destruya para siempre. Es su función (…). Quizás es el trabajo del que más se imprimieron (copias), mucho más que libros, carteles, que todo y que dura tan poco», agrega.

Para Magallanes, un gran reto es causar impresión, sin importar si es positiva o no, en las personas, porque el fin es que no sea indiferente. Otro más es transmitir lo que te solicitan tus clientes.

«Te encargan un diseño para que se note, que diga algo y que convoque al encuentro de alguna actividad, (principalmente). Yo me dedico al diseño cultural y es justo encontrarnos, como dice Rafael López Castro, en lo que podemos producir, que es justo la cultura», asevera.

El acto de dibujar

Como el título del libro lo menciona, las letras son dibujos pero, ¿qué más entendemos en ese mismo apartado? ¿Por qué dejamos de hacer figuras, trazos y garabatos con el paso de los años?

«Todas y todos comenzamos a dibujar de una manera natural, que nos entretiene y ayuda a explicarnos el mundo. (Lo evitamos con el tiempo) porque alguien nos dijo que no se parecía; que estaba feo. Hay muchas razones pero, en lo que me he fijado, es que en algún momento surge un complejo propio en el que te sientes insegura o inseguro porque tu dibujo no se parece a lo que quieres», explica Magallanes.

Una manera, tal vez inconsciente para quienes no tenemos una formación en las artes, de continuar en ello es escribiendo a mano.

«Al hacerlo, estamos dibujando nuestra propias letras (…). Veo las letras de los niños en el siglo XIX e inicios del XX, pero toda esa tipografía manuscrita se acercaba más al dibujo. En los años 70, se piensa que es más fácil hacer figuras geométricas con las que hacemos la letra escrita, que es parecida a la tipografía futura que se inventó en la Bauhaus; se hacen planas diferentes. Es otra manera de dibujar, pero muy distinta a (la figura) natural que tienen las palabras cuando las hablamos», menciona.

Para no perder la pasión por el dibujo, el diseñador aconseja que, al igual que leer, las personas adultas pongan como ejemplo a sus hijos o sobrinos el crear imágenes.

«Hay que fijarse muy bien. Creo que mucho empieza por las clases de dibujo; eran las de relleno y relajo (en la escuela). Si vemos como sociedad el valor del dibujo en específico, que quien lo realiza se fija mucho más en el entorno, que tiene capacidad de adentrarse en sí mismo, ayuda a observarlo de otra manera. Tiene que ver, en el caso de una familia, que sigan haciéndolo y creo que es una cuestión que da lugar a la conversación», puntualiza.

Y para cerrar…

Para Alejandro Magallanes, aún le faltan muchos objetos, personas y eventos por dibujar.

«Si tuviera que dejar de hacer alguna de las (actividades que realizo), la que menos, o la que nunca, sería el dibujo. Como proceso, me ayuda a entender a mí, al mundo y a los demás (…). Me falta todo por dibujar en el tiempo que esté vivo», asegura.

El propósito del diseñador con «Las letras son dibujos» es que las personas lectoras se rían y tengan curiosidad por los temas que aborda. Un ejemplo es cuando se pregunta sobre cuánto pesa el internet.

«Espero que este libro sea esa silla rosa donde el lector pueda regresar de vez en cuando y que los lleve a otros muchos lugares», finaliza.

NOTA: «Las letras son dibujos» se presentará el 24 de enero a las 19:00 horas en el Foro del Tejedor.

AHORA LEE: 15 películas populares que en realidad están basadas en libros

TAMBIÉN LEE: El feminismo marca nuestra era, pero ¿qué pasará a futuro? —Irmgard Emmelhainz reflexiona al respecto en su obra más reciente

Descubre más historias en Business Insider México

Síguenos en FacebookInstagramTwitterLinkedInTikTok y YouTube

AHORA VE: