• Muchos aspectos influyen en tu presupuesto para alimentación.
  • Aquí 13 errores muy comunes que están disparando tu gasto en comida.
  • Y que te recomendamos dejar de cometerlos desde ahora mismo.

Es posible invertir menos en alimentación, sin que eso signifique renunciar a la calidad. Sin embargo, es muy común que cometamos errores en el gasto en comida.

Obviamente el gasto en alimentación es uno de esos que no se puede eliminar por completo. Pero, en función de muchos aspectos puede fluctuar ampliamente.

Por ejemplo, a la hora de comer fuera, ser consciente de las estrategias que utilizan los restaurantes para engrosar tu ticket ayudará a no caer en ellas. Lo mismo ocurre con tiendas y supermercados.

Ahora bien, que tu presupuesto para comida no cuadre cada mes no siempre es culpa de los otros. A veces, ya sea por desconocimiento o pereza, tus hábitos te están llevando a desembolsar más de la cuenta sin que seas consciente.

Para ayudarte con ello, aquí van 13 errores comunes que están disparando tu gasto en comida y que deberías dejar de cometer desde ya para ahorrar.

1. No haces una lista cuando vas a comprar

Una de las cosas que te lleva a invertir más dinero en tu alimentación es, obviamente, comprar de más. Y esto es más fácil que ocurra si no has planificado previamente tu compra.

Al no hacerlo, te dejas guiar por antojos, compras cosas que ya tienes o se te olvidan otras, lo que hace que tengas que volver y con ello aumentar el riesgo de que en ese viaje se cuelen más extras.

Antes de ir a comprar revisa tu despensa, mira lo que falta en tu nevera y piensa en los menús que vas a preparar esa semana con el objetivo de saber exactamente qué es lo que necesitas.

Elabora después una lista que incluya todos estos artículos y limítate a comprar exclusivamente los lo que has apuntado en ella.

2. Ni tienes claro qué vas a comer durante la semana

Cuando no tienes claro qué quieres cocinar durante la semana, es más probable que termines comprando un poco de todo. Y que al final muchos de esos productos se queden olvidados, o no los utilices, se echen a perder y los tengas que tirar.

Qué significa eso, que estás gastando dinero en comida que luego va a la basura. Y que tienes que volver a adquirir.

3. Tampoco haces un presupuesto para alimentación

Gran parte de tu sueldo se va en comida. Pero lo más seguro es que no sepas con exactitud cuánto. Más probable aún, seguramente ni siquiera tienes un presupuesto previo destinado a alimentación.

Sin embargo, pocas cosas más eficaces para impedir que los gastos se descontrolen, que marcar una cantidad fija e intentar ajustarse a ella.

4. Compras demasiada comida

Sea lo que sea que vayas a comprar deberías ceñirte a los que necesitas, de lo contrario estarás despilfarrando.

Si solo quieres un tomate para una ensalada, no deberías llevarte un kilo porque estén baratos, ya que es probable que el resto se pongan malos y no los consumas.

Las cadenas de distribución tienden a presentar a menudo ofertas del tipo 3×2, descuentos en segundas unidades, tamaños «ahorro». De primera suena muy seductor y parece una forma de hacerte con artículos a un menor precio. Sin embargo, no siempre te supondrá un ahorro.

Por ejemplo, si vives solo, por muy rentable que sea un envase familiar de galletas, es posible que no las consumas al ritmo de una familia de 4, perderán calidad con el tiempo y terminarás tirando buena parte de la caja.

5. No incluyes en tu lista alimentos de temporada

Cuando un producto está de temporada es más abundante y cuesta menos producirlo, lo que hace que se abarate el precio.

No solo pasa con frutas y verduras, también los pescados tienen sus momentos. La próxima vez que vayas al mercado tener esto en cuenta puede evitar que tu ticket de la compra se dispare.

6. Te dejas seducir por alimentos preparados…

Cada vez que optas por un alimento lavado, pelado, o precortado estás incrementando los céntimos destinados a este. Toda esta manipulación te hará más cómoda la vida, pero a cambio de costar más dinero.

La salsa de tomate, el queso rallado, las verduras cortadas, la piña pelada, etc. seguro que tienen un lugar en tu carrito de la compra. Pero encarecerán tu gasto final más que si te decides a comprar tomates naturales, queso o verduras enteras y prepararlos por ti mismo. 

Lo mismo con platos precocinados. Por lo general son más caros que si adquieres los ingredientes por separado y los cocinas tú.

7… o por su aspecto

Las frutas y verduras con un aspecto uniforme y un color determinado atraen más que las de tonalidades apagadas o con alguna imperfección sin importancia.

Pero que sean «más bonitas» no significa siempre que vayan a tener mejor sabor o más calidad. Se trata solo de una «estratagema» de venta, que suele conllevar precios más elevados (además de favorecer el desperdicio de alimentos).

Empieza a tener en cuenta las secciones donde aparecen artículos o alimentos con imperfecciones y seguro que ves como tu gasto de la compra baja.

8. Vas a comprar con hambre

Si acudes al supermercado con hambre no es de extrañar que todo se te antoje y con ello termines adquiriendo más de lo necesario y disparando tu gasto.

Evitarlo es sencillo, escoge hacer la compra en momentos día en los que sepas que tu apetito no te jugará malas pasadas.

9. No vas a las tiendas con mejores precios

Entre el supermercado más barato y el más caro pueden existir significativas diferencias.

Qué quiere decir esto, que si te limitas a reponer tu despensa en mercado o súper que más cerca te queda quizá estás gastando más dinero sin saberlo.

No se trata de romperte la cabeza o de invertir en gasolina lo que vas a ahorrarte en comida, pero tener en cuenta cuánto cuestan las cosas en cada tienda de tu zona, es un paso clave a la hora de controlar lo que gastas en comida.

10. No sabes cuánto cuestan los alimentos que compras

Si no sabes lo que tiende a costar un kilo de manzanas o una botella de leche es posible que tampoco puedas calcular cuándo un precio está bien, está inflado o incluso lo que parece un buen precio no lo es tanto.

11. Te encanta pedir comida

Pedir comida a domicilio es un placer. Por que además de no tener que cocinar sueles aprovechar para pedir cosas poco saludables, pero muy antojables.

Sin embargo, más allá del impacto de esto en tu salud, esto claramente está disparando tus gastos en comida, pues el precio de los platos suele ser más elevado que si los hicieras en casa.

Aunque, si eres un fan del delivery, hay algunos trucos para lograr ahorrar cuando pides a domicilio.

12. Almacenas mal tus alimentos

Si no tienes en cuenta cómo almacenar tus alimentos de manera adecuada es probable que estos se echen a perder antes de tiempo.

Consecuencia de ello es que tengas que tirarlos y comprarlos de nuevo, aumentando tu gasto.

13. Estás sobrevalorando tu congelador

Congelar comida te evita tirar alimentos y con ello reduces los gastos. No obstante, a veces esto se pasa por alto.

Si ves que has comprado más cantidad de la necesaria y que es posible que no puedas con todo, guarda parte en el congelador, donde podrás almacenarla casi indefinidamente. Solo debes tener en cuenta cómo hacerlo de manera correcta para que se mantenga bien.

Además puedes aprovechar para comprar piezas más grandes o incluso enteras y después trocearlas en casa, por ejemplo en lo relativo al pescado y la carne, lo que siempre sale más barato. Por lo cual te ayudará a desembolsar menos dinero.

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