• Las violaciones a los derechos, no pagar a tiempo y omitir las prestaciones son algunas de las acciones más frecuentes de las empresas.
  • Sin embargo, los trabajadores por fin están tomando "cartas en el asunto", aunque esto lleva algunas consecuencias.
  • Las denuncias están por doquier y esto es lo que ocurre en la actualidad.
  • ¿Ya conoces nuestra cuenta en Instagram? Síguenos.

Cuando Simon Edelman acusó a su antiguo empleador, el Departamento de Energía de Estados Unidos, no podía saber que su acto de desafío estaba a la vanguardia de una tendencia creciente: las denuncias. 

En 2017, Edelman fue fotógrafo para esa dependencia. A medida que el departamento avanzaba con una serie de nuevas reglas que habrían impulsado la industria del carbón, se filtraron de manera anónima fotografías al sitio de noticias In These Times.

Las imágenes eran de una reunión entre el secretario de Energía, Rick Perry, y el director ejecutivo de una de las empresas de carbón más grandes del país. 

Las fotos mostraban al ejecutivo presentando a los funcionarios de la dependencia un plan regulatorio a favor del carbón y dándole un abrazo a Perry, exgobernador de Texas. 

El día después de que se publicaron las fotos, Edelman fue escoltado fuera de las oficinas. También se le prohibió llevarse su computadora portátil personal y, dice, le quitaron su equipo fotográfico.

El departamento despidió a Edelman, a pesar de que, dice, nunca investigó ni confirmó que él fuera el denunciante. Él tomó las fotos, pero se cargaron en un disco compartido al que tenían acceso otros empleados. 

Un proceso controvertido

Edelman finalmente se presentó públicamente en un artículo del New York Times en enero de 2018 y admitió haber filtrado las fotos, asegurando que quería «exponer la estrecha relación entre los dos hombres». 

También presentó una queja ante el departamento, reclamando el estatus de denunciante. Esta es una designación formal que protege de represalias a las personas que denuncian violaciones éticas o legales; fraude; abuso u otras irregularidades dentro de las empresas y agencias gubernamentales. 

Edelman comentó que el departamento finalmente llegó a un acuerdo que ambas partes acordaron.

Pero después de un torbellino de noticias sobre su caso, Edelman experimentó la represalia silenciosa que persigue a muchos denunciantes: no pudo encontrar trabajo. 

«Por casualidad buscaron mi nombre en Google», indicó sobre sus diversos entrevistadores, «y no obtuve una respuesta». 

La experiencia de Edelman como denunciante, tanto los altibajos, son cada vez más comunes. 

Una serie de denunciantes de alto perfil se han presentado en los últimos años: Tyler Shultz y Erika Cheung, en Theranos; Frances Haugen, en Facebook; Mark MacGann, en Uber, y Peiter «Mudge» Zatko, en Twitter. 

Y no es solo en las grandes empresas tecnológicas. La Comisión de Bolsa y Valores estadounidense, que implementó un programa de denuncias en 2011. Ahí, Haugen y otros enviaron documentos. Desde ese entonces, ha tenido un salto histórico en los casos en los últimos años. 

En el año fiscal 2021, la SEC expuso que recibió 12,210 quejas, un aumento de 76% con respecto al año anterior y una tasa de crecimiento de 300% desde el inicio del programa. 

El programa volvió a batir el récord este año fiscal con más de 12,300 denuncias. Es un alza de 136% con respecto a 2019.

A modo de comparación, en el año fiscal 2012, el primer año del que el programa tiene datos, recibió solo 3,000 querellas.

Y este incremento puede no ser una coincidencia. El tiempo extra y el espacio que las personas obtuvieron de la pandemia y el aumento del trabajo remoto han creado un ambiente favorable para los denunciantes, lo que ha ayudado a iniciar una explosión de denuncias. 

Cómo el trabajo remoto provocó una avalancha de denunciantes

A medida que la pandemia se extendió y las personas empleadas se retiraron a sus casas, comenzaron a reconsiderar su relación con el trabajo. 

El espacio entre las compañía y su plantilla ayudó a muchas personas a aceptar las irregularidades que ocurrían en sus firmas y, eventualmente, a interponer recursos contra ellas. 

MacGann, el denunciante de Uber, indicó a Politico que no fue hasta la pandemia que «tuvo tiempo libre» para reflexionar realmente sobre su decisión de presentar denuncias sobre el trato a quienes trabajan para la firma.

No es la misma lealtad

Mary Inman, socia de Constantine Cannon que ha representado a denunciantes durante 25 años, ponderó que el trabajo virtual probablemente ha alentado el declarar las irregularidades, porque los empleados no han desarrollado la misma lealtad hacia sus empleadores que lo harían en persona. 

«Los riesgos parecen más lejanos cuando estás en un entorno remoto», puntualizó. Y a medida que los trabajadores reconsideraron sus empleos y renunciaron en masa, las lealtades cambiaron. 

«Toda esa observación hizo que la gente estuviera más dispuesta a asumir el riesgo inherente a hacer ‘sonar el silbato'», destacó Inman.

Joohn Choe laboró como investigador de desinformación y extremismo por contrato para Facebook luego de los disturbios en el Capitolio el 6 de enero de 2021.

Mientras trabajaba desde su casa, descubrió que la compañía estaba permitiendo que las personas sancionadas por el gobierno estadounidense siguieran usando la plataforma incluso después de que él expresó su preocupación al respecto.

Eventualmente se cansó de que la compañía se demorara y presentó una queja ante los departamento del Tesoro y de Justicia.

En su denuncia, Choe alegó que Meta estaba violando a sabiendas las leyes de sanciones de EU al no eliminar las cuentas de las personas sancionadas. 

Si bien la configuración del trabajo desde el hogar no era nueva para Choe, entiende que el entorno remoto puede «restablecer sus estándares sobre qué formas de explotación está dispuesto a aceptar».

«Sin esas señales de conformidad de ir a la oficina y que alguien te mire por encima del hombro, termina siendo, ‘¿Qué estoy obteniendo de este trabajo? ¿Qué me está haciendo este trabajo?'», aseveró. 

«Y estas son preguntas que son mucho más fáciles de hacer cuando estás en la quietud de tu propio hogar, en el entorno de tu propia mente».

Libby Liu, directora ejecutiva de Whistleblower Aid, se hizo eco de esta idea. Las empresas de tecnología, declaró, a menudo intentan fomentar una cultura familiar de «pensamiento grupal» donde el trabajo trasciende al individuo. 

Esto, a su vez, crea una situación de intimidación y presión social en la que los empleados que salen y «comparten un secreto» son caracterizados como desleales o «soplones». 

El trabajo remoto, detalló, ayuda a eliminar algunas de esas barreras para la denuncia de irregularidades.

«Si estás en una oficina todo el día, todos los días con todos los demás y las personas que están haciendo Kool-Aid, bebiendo Kool-Aid, comprando Kool-Aid, creo que lo hace mucho más difícil», precisó.

Teresa Ross planteó su preocupación por primera vez sobre su empleador, Group Health Cooperative, en 2011.

Cuando les indicó a sus superiores que creía que la compañía estaba presentando reclamos de seguro falsos para el reembolso de Medicare y, por lo tanto, defraudando al gobierno, la dirección la despidió y le dijeron que no era una persona «leal al equipo».

Como gerente, también se le pidió que no revelara sus preocupaciones a sus subordinados. Cuando la compañía finalmente trajo a un psicólogo para que se reuniera con ella, precisó que «me hicieron comenzar a cuestionar mi propia cordura». 

Luego, en 2012, conoció a Inman, el abogado de Constantine Cannon, y presentó una denuncia bajo la Ley de Reclamos Falsos, alegando fraude de Medicare. 

El caso estuvo sellado durante ocho años, lo que significa que Ross no podía contarle a nadie sobre su caso. El gobierno terminó conformándose con más de seis millones de dólares.

Los casos de denunciantes terminan cada vez más como el de Ross, con acción real y compensación para los informantes. 

Además del número récord de querellas, el programa de denuncias de irregularidades de la SEC otorgó 229 millones de dólares en 103 casos este año. 

En el año fiscal 2021, ese monto en dólares casi se duplicó a 564 millones de dólares, más que el monto total otorgado entre 2011 y 2020.

Según la agencia, estos son «premios» por «brindar información que condujo al éxito de la aplicación de la ley de la SEC y otras agencias».

Desde 2011, pagó más de 1.3 millones de dólares. 

Una oleada de denunciantes de covid

Quizás no sea sorprendente que la pandemia haya ayudado a desencadenar un auge de denuncias. 

En muchos sentidos, la conciencia pública sobre el covid-19 fue iniciada por un denunciante: Li Wenliang. 

Li, oftalmólogo en Wuhan, China, advirtió a sus colegas sobre el virus en diciembre de 2019 antes de ser detenido por las fuerzas de seguridad chinas y acusado de «hacer comentarios falsos», difundir rumores y alterar «el orden social». Murió de covid en febrero de 2020. 

En algunas naciones, las denuncias sobre la seguridad de los trabajadores aumentaron exponencialmente durante los primeros días de la pandemia. 

Negligencia por doquier

Uno de esos denunciantes fue Dawn Wooten. Hace dos años, ni siquiera sabía lo que era eso. Pero sí sabía lo que vio y escuchó mientras trabajaba como enfermera en el Centro de Detención del Condado de Irwin en Georgia. 

El centro es operado por LaSalle Corrections, una corporación privada. Wooten comentó que durante el apogeo de covid, observó que los casos no se informaban al Departamento de Salud, los documentos médicos se trituraban y no se entregaban cubrebocas a los detenidos. 

Ella comenzó a plantear preocupaciones internamente , pero dio a conocer que su supervisor la rechazó y le dijo: «Fuera de mi oficina». 

Después de ser degradada, encontró Project South y Government Accountability Project, que presentaron quejas ante la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional en su nombre. 

Según la denuncia presentada por Project South, Wooten también alegó que la instalación incumplió las pautas de cuarentena, que el director permitió que las personas que tenían covid fueran transferidas a la instalación y que los detenidos que se quejaron de síntomas no fueron examinados. 

«No quería ser parte de que las personas fueran tratadas como animales», afirmó. Al igual que Edelman, desde que comenzó a hablar en el verano de 2020, Wooten ha tenido dificultades para encontrar trabajo a largo plazo

Empresas que toman medidas enérgicas contra las denuncias

Esta creciente voluntad por parte de la gente común de hablar sobre las irregularidades en sus empresas ha dejado a muchas empresas en una posición precaria. 

Idealmente, esto conduciría a un cambio de cultura corporativa en el que los empleados puedan plantear sus inquietudes internamente sin ninguna reacción negativa o temor. 

Pero vivimos en un mundo que dista mucho de ser ideal. Los expertos dieron a conocer que el aumento de las denuncias puede hacer que los ejecutivos y gerentes vigilen más a sus trabajadores.

Kate Kenny, profesora de la Universidad de Galway e investigadora de Whistleblowing Impact, me dijo que si bien hay «más conciencia en torno a la denuncia de irregularidades», el uso de «mecanismos silenciadores» como el seguimiento; los acuerdos de confidencialidad y las demandas contra los denunciantes van en aumento. 

Algunas empresas se están yendo a los extremos para monitorear a los empleados remotos. El uso del reconocimiento facial y otras tecnologías de monitoreo se ha duplicado en el último año, según un informe del Washington Post

En la última década, se establecieron más protecciones y leyes para proteger y alentar a los denunciantes, como el Integrity Sanctuary, recién inaugurado, que ofrece un refugio seguro en Canadá para los denunciantes internacionales. 

También existe tecnología como Vault Platform, que incluye software para que los denunciantes informen de manera anónima. 

Como alguien que ha laborado con denunciantes durante más de dos décadas, Inman cree que el cambio cultural provocado por la pandemia y el trabajo remoto podría conducir a un cambio más permanente. 

Ella ve a los denunciantes como una necesidad. Son la razón por la cual las empresas ahora se encuentran en una posición vulnerable.

«No se puede reemplazar el poder de un denunciante interno para ayudar a las fuerzas del orden público a erradicar el fraude», concluyó Inman.

Si yo quiero denunciar a mi empresa en México, ¿a dónde acudo?

Si sufriste violación a tus derechos laborales, puedes denunciar a la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo (Profedet), quienes te brindan asesoría y acompañamiento en el proceso.

 Llama a los teléfonos 800 717 2942 y al 800 911 7877 para recibir apoyo.

En algunos casos, las situaciones se resuelven en las juntas locales de Conciliación y Arbitraje, pero en otros, un tribunal da la última palabra.

Si después de esto te boletinan o amenazan con hacerlo, te enseñamos lo que debes hacer.

Britta Lokting es periodista en Nueva York. Ha escrito para The New York Times, The Washington Post Magazine, VICE y otros lugares.

AHORA LEE: La política de tiempo libre puede ser una farsa —las compañías no están dispuestas a ayudar a sus empleados

TAMBIÉN LEE: Reputación corporativa y vacaciones dignas

Descubre más historias en Business Insider México

Síguenos en FacebookInstagramLinkedInTwitterTikTok y YouTube

AHORA VE: