• Un grupo de investigadores de la Arizona State University quiere integrar olores a la tecnología de realidad virtual.
  • La tecnología utiliza un sistema de olfatometría que desprende olores a través de un aparato colocado sobre la nariz de un usuario.
  • Algunas de las aplicaciones de esta tecnología incluyen entrenar a bomberos sobre olores peligrosos, capacitaciones para identificar agua contaminada o enseñar a futuros exploradores espaciales a qué podría oler Marte.
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La tecnología de realidad virtual está cada vez más presente en nuestra vida cotidiana. Obviamente la encontramos en los videojuegos, pero también se ha extendido a campos como el de la medicina e incluso hasta las capacitaciones de trabajo.

Las posibilidades de esta tecnología son varias y cada vez más inmersivas; sin embargo, un grupo de investigadores de la Arizona State University (ASU) quiere llevar a los usuarios un paso más allá al integrar olores.

El profesor Robert LiKamWa lidera un equipo multidisciplinario de estudiantes y profesores de todos los departamentos de ASU para incorporar un olor realista y ambientalmente sensible en la realidad virtual para algo más que entretenimiento.

Él y su equipo ven posibilidades de que la realidad virtual sea una herramienta valiosa en una variedad de escenarios.

Mientras que otros han desarrollado el  sentido del olfato en la realidad virtual, el equipo de ASU está trabajando en elementos para mejorar la experiencia, como la incorporación de diferentes intensidades de olores dependiendo de qué tan cerca esté el usuario de un aroma y la combinación de múltiples olores que pueden estar presentes en el entorno virtual.

La tecnología que permitiría percibir olores en la realidad virtual estaba pensada originalmente para la exploración espacial

realidad virtual olores
Cortesía: Smell Engine

El proyecto conocido como Smell Engine surgió del trabajo que Tanya Harrison, exdirectora de investigación de la ASU NewSpace initiative, había estado liderando para la Interplanetary Initiative de la universidad. La intención original de Harrison era incorporar el olfato en el entrenamiento de realidad virtual para aplicaciones de exploración espacial.

Después de que Harrison dejó ASU en 2019 para unirse al socio comercial de NewSpace, Planet, como directora de iniciativas científicas estratégicas, el proyecto continuó y tomó vida propia.

El Meteor Studio, el laboratorio de investigación de realidad aumentada y virtual de LiKamWa, se hizo cargo de gran parte del trabajo que supervisa el lado de ingeniería del proyecto. LiKamWa y la profesora asistente Christy Spackman colaboraron en un documento de propuesta de financiamiento, que les valió 850,000 dólares en fondos de National Science Foundation. La investigación condujo a un prototipo de plataforma que el equipo desarrolló para las pruebas.

¿Cómo funcionaría llevar olores a la realidad virtual?

La tecnología utiliza un sistema de olfatometría que desprende olores a través de un aparato colocado sobre la nariz de un usuario.

LiKamWa supervisa el desarrollo del hardware y el software necesarios para entregar olores a un usuario, mientras que Spackman ve el desarrollo de materiales de capacitación para el uso futuro del sistema en aplicaciones educativas.

Uno de los desafíos a los que se enfrenta el equipo es cómo mezclar diferentes compuestos químicos para recrear olores del mundo real. Aquí es donde entra en juego la estudiante de doctorado de ingeniería eléctrica Jessica Lai. Su primera prueba para analizar qué tan bien funciona la tecnología es representar con precisión el olor de una fresa en varias etapas de frescura.

«El olfato puede evocar y aumentar una variedad de emociones, y las emociones son la capa base para el pensamiento y la acción humana», dice Lai. «El olor digital ubicuo podría beneficiar a las personas al expandir su conjunto de herramientas de medios digitales para mejorar las diferentes emociones y su percepción de lo que es real».

Smith señala que un entorno real tiene muchos factores en juego que el Smell Engine tendrá que replicar; incluida la turbulencia que arrastra los  olores en un entorno y qué tan fuerte es un olor en diferentes áreas de un entorno.

¿Qué aplicaciones prácticas tendría esta tecnología?

Dado que el objetivo del Smell Engine es replicar con precisión los olores en un entorno caótico, Smith prevé aplicaciones que incluyen educar a los bomberos sobre los peligros para los que necesitan mantenerse alerta e incluso enseñar a futuros exploradores espaciales a qué podría oler Marte.

Spackman ve otra posible aplicación educativa para el Smell Engine: capacitar a las personas para que sepan a qué debe oler el agua. Ella dice que algunas de las razones principales por las que las personas optan por beber agua embotellada en lugar de la del grifo es porque no confían en la seguridad de los sistemas municipales y no les gusta el sabor.

Spackman espera que agregar olor a la realidad virtual ayude a quienes trabajan en la gestión del agua a reconocer cuando está contaminada.

Más allá de las aplicaciones educativas, el equipo también imagina implementar el olfato en la realidad virtual en videojuegos y hasta las películas.

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