Paul Alejandro Sánchez

Paul Alejandro Sánchez

Energía Circular

Llegamos a la columna homónima de este espacio que, desde su inicio, se ha propuesto la idea de volver al futuro en materia de energía; es decir, concentrar los esfuerzos públicos, privados y sociales a analizar los retos del sector energético del futuro y potenciales soluciones. Hemos hablado de revoluciones energéticas y lo que el futuro nos puede traer por delante, así como de cambios climáticos y la basura, y los desechos asociados al sector energético.

Desde los años setenta se ha planteado la necesidad de implantar un modelo de desarrollo sustentable, que tome en cuenta el uso de los recursos y sus tasas de restitución, de manera tal, que en el futuro los ecosistemas puedan proveer los recursos naturales necesarios para brindar a una población creciente los medios para su continuo desarrollo.

En 2015, como parte de un proceso para ampliar los Objetivos del Milenio, los países que integran la Organización de Naciones Unidas desarrollaron una serie de metas relacionadas con este tema; representa la expresión más ambiciosa que ha presentado la comunidad internacional, denominada los Objetivos del Desarrollo Sostenible, que se constituye como parte de la agenda de la comunidad internacional del 2030.

En este sentido, una corriente que propone una alternativa de solución para el desarrollo sostenible es la de “economía circular”. Plantea que el sistema económico internacional puede disminuir los desperdicios y el uso intensivo de los recursos a través del uso, reúso, adaptación, reparación, reciclaje y disposición final responsable de bienes y productos que forman parte de la estructura de oferta que sustentan la base económica mundial.

Dado que el desarrollo energético mundial está asociado con efectos en el entorno y, en nuestros tiempos, –particularmente con el cambio climático causado por las emisiones de gases de efecto invernadero hacia la atmósfera– es clave entender cómo se puede articular un concepto como el de “energía circular” que incorpore algunos elementos básicos de la corriente al sector energético.

De esta manera, incluso aunque el futuro del sector energético se base en el desarrollo de fuentes renovables –como solar y eólica apoyados de almacenamiento tradicional y autos eléctricos, hidrógeno para generación, almacenamiento o movilidad, entre otras opciones– esta tecnología necesita recursos y genera desechos que requieren ser tratados de manera especial.

Considerando esto, el reto a vencer es cómo reusar, adaptar, reparar, reciclar o disponer de manera definitiva y segura paneles solares, baterías tradicionales y otras tecnologías limpias de manera tal que no se conviertan –al igual que pasó con los celulares y computadoras– en basura digital.

Esto es de vital importancia, porque uno de los puntos que establece la agenda 2030 es garantizar el acceso universal a servicios de energía asequibles, confiables y modernos. Esto significa que los esfuerzos internacionales van encaminados a que los habitantes del planeta tengan energía; pero además, que esta provenga de fuentes renovables y que sean asequibles para todos. Esto implica, en consecuencia, que es fundamental establecer mecanismos que conduzcan a comprender mejor lo que se requiere para integrar el modelo de economía circular al sector energético.

Este es un debate, que todavía se encuentra en etapa inicial, será fundamental para el continuo desarrollo del mundo y para crear un sector energético verde y sostenible. De lo contrario, aun con fuentes renovables de energía podríamos generar impactos importantes al entorno.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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