Una suposición que fascina, o al menos que escuchamos con frecuencia, es que la tecnología puede llegar a sustituir el papel de los humanos en los lugares de trabajo.
Esta premisa deja a las personas en el rol de hacer aquello en lo que las máquinas no pueden sobresalir. Es una visión que concuerda con lograr metas económicas, o lo que en negocios se conoce como ‘eficiencia escalable’. Aunque no creo que sea una postura que deje ‘bien parado’ al ser humano, en especial, si queremos pensar en una trayectoria de largo alcance en lo profesional.
El mito empezó en Davos, hoy es otro el escenario
La seducción de esta sabiduría —enfocada a que la Inteligencia Artificial la sustituirá— se puso de relieve con una actitud predominante en el Foro Económico Mundial de 2019 en Davos. Con base en encuestas a líderes empresariales, se previó que para 2025 la tasa de automatización sería de 47%, mientras que los empleos desempeñados por seres humanos representarían el 53%.
Un año después llegó la pandemia por Covid-19 y todo se aceleró.
Así que hoy, 91% de los empleadores aseguran estar automatizando —y como producto de esta decisión— planean aumentar sus plantillas de trabajo. Esto es un twist interesante, porque nos movemos del foco de la sustitución, al de funcionar en forma colaborativa; en donde las capacidades humanas y de las máquinas se aprovecha de manera más productiva, de manera que se complementen las fortalezas de cada uno y se compensen las limitaciones de cada uno.
Este cambio de perspectiva, sin embargo, requiere otra mentalidad. Necesitamos entender y, quizá aquí comienza el reto, qué rol juega tener una nueva habilidad.
Las capacidades que logremos añadir a lo que éramos en lo profesional, previo a la pandemia, serán la base para mantener un empleo o aspirar a nuevos proyectos o emprendimientos. El enfoque no es ‘sustituir’, sino ganar otras competencias para sacar el mejor provecho a la tecnología.
Incluso, en lugar de centrarnos en la capacidad de las tecnologías informáticas para automatizar tareas, haríamos bien en explorar sus capacidades para aumentar nuestras capacidades humanas.
Las habilidades blandas, en combinación con los conocimientos digitales y tecnológicos, se han convertido en la columna vertebral del perfil que buscan las organizaciones. Quien sabe gestionar recursos, impulsar la digitalización y enfrentar la volatilidad combinando, por ejemplo, la curiosidad por aprender con su experiencia en vender, tiene un lugar en el mercado de trabajo, sin duda.
La mentalidad necesita cambiar y también se transforman las vacantes
Talent Solutions, firma, enfocada en la atracción, capacitación y retención de talento, presentó su informe sobre la digitalización en las empresas y encontró que 48% están acelerando este proceso, habilitando más vacantes enfocadas en análisis científico de datos, inteligencia artificial y aprendizaje automático, Big Data, Marketing Digital y automatización de proyectos.
Las descripciones para estos puestos incluyen el desarrollo de habilidades como: análisis de escenario, toma de decisiones con base en comunicación positiva y curiosidad por aprender.
En contraparte, los puestos de trabajo con tareas repetitivas son aquellos que van bajando su nivel de demanda de personal como: asistente de captura de datos, secretarias administrativas y ejecutivas y personal de contabilidad. No es que estos puestos desaparezcan. Se trata, de nuevo, de hacer un análisis de fortalezas personales y laborales, y a partir de ellos determinar qué puedo aprender para tener un perfil que responda a esas ‘mentes brillantes y flexibles’, deseadas por las empresas.
En el país hay escasez de personal con este nuevo perfil, y se concentra en sectores clave como la Logística y Manufactura, según análisis realizados por Talent Solutions.
México puede ser un país más atractivo en talento, pero todo dependerá de la capacidad y el interés de los profesionales y técnicos para convertirse en un perfil profesional híbrido. La conclusión puede ser obvia: hay que capacitarnos para postular a actividades estratégicas de las empresas.
¿Estamos listos para hacerlo y dejar la zona profesional en la que hemos estado los últimos años?
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