• La compañía Portl cuenta con cajas informatizadas de 2.5 metros de altura y con una pared de cristal donde aparece el holograma de una persona a tamaño real.
  • Esta tecnología podría ser la sucesora de las videollamadas.
  • Los portales cuestan a partir de 60,000 dólares cada uno, aunque la empresa dice que se pueden alquilar por un menor costo.

Cuando en 1977 se estrenó la primera película de Star Wars, «Episodio IV: Una nueva esperanza», aparecía en ella una tecnología hiperfuturista. Se comunicaban mediante un pequeño holograma con personas a varios planetas de distancia. Se mostraba como un destello azul y daba la sensación de que estaba en la misma habitación de quien requería su presencia.

Es una tecnología que en plena pandemia de Covid-19, podría llegar a su punto de mayor desarrollo. Esto ya que las videollamadas, en auge durante el último año y medio, podrían dar paso a la tecnología de los hologramas.

Además sería una alternativa más realista, inmersiva y sensorial que las videollamadas.

Portl, con sede en Los Ángeles, es una de las empresas que ya cuenta con esta tecnología. David Nussbaum, su jefe, afirmó a la BBC que «no podemos hacer nuestros portales lo suficientemente rápido», cuando se le pregunt por la demanda de esta tecnología.

Sus portales son cajas informatizadas de 2.5 metros de altura y con un frente de cristal. Dentro de las cabinas aparece un holograma de una persona a tamaño real.

Los portales incluyen altavoces para que se oiga la «voz» del holograma. También tienen cámaras y micrófonos para que el usuario pueda ver y oír a las personas que están frente a su proyección.

En el lugar donde la persona se encuentra físicamente solo necesita una cámara, un telón de fondo liso y otro conjunto de altavoces y micrófonos. El sistema de software de Portl, controlado por una aplicación, conecta a la persona vía internet con el portal. Puede conectarse a tantos como quiera.

«Casi no hay retardo», dijo Nussbaum. «Si no fuera por la lámina de cristal que hay delante del holograma, pensarías que la persona está allí. De hecho, si no hay luz en el cristal para que no se vea el reflejo, entonces sí piensas que la persona está realmente allí».

Los portales cuestan a partir de 60,000 dólares cada uno, aunque la empresa dice que se pueden alquilar por un menor costo.

«Dentro de unos años, esto se convertirá en una manera habitual de comunicación entre oficinas», añadió Nussbaum.

Pero Portl no es la única compañía dedicada al sector de los hologramas.

En Microsoft, su tecnología de comunicación con hologramas se basa en unos audífonos llamados HoloLens 2. Cuestan 3,500 dólares, son considerablemente más baratos que el sistema de Portl, pero los hologramas 3D no son reales.

Por su parte, el grupo alemán de ingeniería Thyssenkrupp es una de las empresas que está poniendo en práctica esta tecnología.

Uno de los mayores fabricantes de ascensores del mundo, solía tener que hacer volar a sus técnicos por todo el mundo para realizar las reparaciones necesarias. Ahora, estos empleados pueden utilizar los auriculares HoloLens 2 para conectarse de manera holográfica con otro técnico. De esta manera puede guiarlo en el trabajo que debe realizar.

Mientras tanto, Japan Airlines utiliza audífonos con esta tecnología para ayudar a formar a los mecánicos de motores y a las tripulaciones de los aviones.

En lo que se refiere a la parte del consumo, Ikin lanzará el año que viene un dispositivo que se engancha al celular y proyecta en el aire un holograma 3D transparente de la persona con la que se mantiene una videollamada.

Una tecnología llena de posibilidades

Aunque la ambición de la historia de ciencia ficción aún desborda la realidad, los hologramas están muy cerca de poder tocarse. Esto gracias a un nuevo descubrimiento hecho por científicos de la Universidad de Glasgow.

Un equipo de tecnologías de detección y electrónica flexible del centro fue capaz de generar un sistema de hologramas que utilizan aerohaptics. Esto ayuda a crear sensaciones de tacto en los dedos, manos y muñecas de las personas gracias a chorros de aire.

Así lo explica un artículo publicado en The Conversation. Los hologramas que pueden tocarse y sentirse se crearon con piezas asequibles y comercialmente disponibles; así pueden combinar gráficos generados por computadora con chorros de aire cuidadosamente dirigidos y controlados.

Se trata de ir un paso más allá con la tecnología actual de realidad virtual, que se sirve de lentes para ver gráficos tridimensionales y guantes inteligentes para proporcionar retroalimentación háptica. Brindar una sensación de tacto artificial es más natural y puede mejorar lo presente.

Se trata de un descubrimiento que podría ofrecer experiencias de videojuegos más absorbentes, videoconferencias más convincentes, apretones de manos virtuales e incluso mejores tratamientos médicos.

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