Ivonne Vargas

Ivonne Vargas

Laberinto Laboral

En los momentos de crisis es fácil criticar o irse a la ligera con comentarios como: “qué descuido de esa gente que abrió su negocio en plena pandemia”. O, “este México y sus verdades a medias no me merecen como profesional”.

Efectivamente en un México de subregistro, de verdades que se acomodan según el poder de convicción de quien las diga (si muchas personas aseguran que al tomar la temperatura en la frente, te extraen información, hay alguien que lo cree). Razones para llegar a este punto hay varias -la educativa entre ellas- pero no es el punto en el que me concentro.

Mi pregunta es ¿y usted qué información documenta y analiza para tomar mejores decisiones en su empresa, en este momento?

La pandemia por Covid- 19 es una crisis sin precedente, efectivamente. Pero México vaya que conoce de estos temas. En los últimos cinco años, el 35% de las organizaciones ha sufrido, en promedio, entre dos y cinco crisis. Las tres más comunes son las de tipo financiero, seguidas por las que surgen de un desastre natural, según datos del informe Global Crisis 2019 de la consultora PwC.

Ocasiones no han faltado para vivir un cisne negro, aunque no de esas magnitudes, no minimizo esta pandemia que cobra vidas. El corazón de mi aportación en esta columna se centra en preguntar ¿cómo aprendemos los mexicanos? Cuando el clímax del caos se instala, qué pasa en las empresas; en esos núcleos con ‘líderes’, que hablan de resiliencia, innovación ante momentos difíciles, trabajo en equipo. Y, otra que me gusta: comunicación con su gente en todos los niveles.

El home office, de área de oportunidad a realidad

Me intriga que todos los años (al menos los últimos cinco que tengo memoria), las encuestas de Capital Humano desfilan con áreas de oportunidad como el home office, apalancar la tecnología en los equipos, capacitar en línea, innovación y una larga lista de cosas que están por suceder pero que no acaban de ser una realidad.

Buenos, pues cuando el Covid-19 golpeó a los empleadores, todo eso que era área de oportunidad se redujo a responder como mejor se podía. Con un 51% de las empresas con un plan de Plan de Continuidad preparado y en función, mientras 16% lo implementó solo en algunas localidades o área, según información que me comparte la firma Mercer.

Ni gobierno, ni empresas -mucho menos Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes)- o cualquier institución que tengamos en mente estaban preparados para una pandemia de esta naturaleza. Pero que eso no sea pretexto para no incorporar nuevas lecciones en el regreso a la “normalidad” y para que las cosas que vemos en las encuestas de capital humano pasen de área de oportunidad a acciones concretas.

No soy amiga de la palabra “nueva normalidad”, lo que es un hecho es que la vida laboral será totalmente distinta, pues estamos ante una coyuntura, transitando de una fase remota a regresar en lo presencial. En este cambio no podemos perder de vista tres ejes fundamentales: salud, administración y liderazgo.

Seguridad no es sinónimo, exclusivamente, de utilizar cubrebocas, marcar los pisos con una X y tomar la temperatura (en el brazo y no en la frente para tranquilidad de muchos).

En serio, si nos hacemos llamar líderes tenemos que haber aprendido más lecciones que una ‘sana distancia’. Le propongo al lector algunas y me gustaría saber ¿qué están haciendo en sus lugares de trabajo para de verdad tener equipos más unidos y mejor preparados para la crisis?

La check list del home office

Hacer un control de daños ¡documentar! Nos fuimos a casa en un home office de emergencia, porque lo que nos sucedió con la pandemia A (H1N1), o las 146 horas -en promedio- que se invierten en tráfico en la ciudad de México no son suficiente evidencia como para ‘considerar’ el trabajo remoto. No, tuvo que venir otras crisis para recordárnoslo .

Necesitamos un documento, aunque sea básico, para prever cómo se gestionará la gente que permanecerá en casa, un plan que nos diga que se hará con la disrupción de la cadena de suministro, con el control de los posibles enfermos al regreso.

En resumen: un control de daños que nos permita ver cómo puede darse la continuidad de las operaciones, manteniendo el mayor porcentaje posible de ventas con el uso de la tecnología, y teniendo claridad sobre los recursos necesarios de trabajo, el flujo de caja mínimo necesario para pago de salarios y las pautas a seguir para recuperar la cobranza necesaria.

Hágase un bien escribiendo o poniéndolo en la computadora, no es su memoria.

Llévese bien con la tecnología. Es un hecho que no todos los trabajadores estaban equipados para trabajar remotamente, con equipo, mobiliario o conexión adecuada a internet. El 60% de las organizaciones contaban con laptops para los empleados, mientras 30% habilitó con este equipo y el 10% restante pidió a la persona usar su equipo personal, de nuevo son cifras de Mercer.

Puede ser que contemos con herramientas tecnológicas para que nuestros equipos hagan home office, puesto que además varios quedarán en esa modalidad. Lo que debemos entender es que no puede quedar al ‘aire’ una cultura adecuada de seguridad.

Un problema, igual de importante que la pandemia, puede surgir cuando no existe control sobre quién accede a datos sensibles de la empresa. Tampoco suele haber, y lo cual es vital, políticas, regulaciones y marcos legales para hacer trabajo remoto.

¿En serio somos flexibles?

Lejos de entrar en detalle sobre si el home office llegó para quedarse, porque muchos textos han abordado esto, quisiera subrayar una lección valiosa: los gerentes -aun cuando muchas organizaciones implementan trabajo a distancia- no están acostumbrados y necesitan gestionar la productividad, hablar y confortar a la gente a la distancia.

Hay una curva enorme de aprendizaje en el hecho de cómo medir la efectividad del colaborador. Cuando tienes a la gente fuera lo primero es ‘aumentar’ la comunicación, mandar mensajes- incluso en exceso- para asegurar que cada empleado entiende su rol, cómo y cuándo entrega el trabajo y en esa dinámica sacarlos un poco de la rutina con actividades ajenas al trabajo. Tener manuales o guías de cómo trabajar eficientemente desde casa y supervisar cómo está la persona en momento de crisis es otro aprendizaje.

Otra reflexión en estos momentos sería: ¿identificaste a las personas en las que puedes confiar en momentos de crisis para reaccionar bien y rápido fuera de la empresa.

Rajad Sisodia, autor del libro The Healing Organization, y profesor de liderazgo positivo, tiene una frase que considero oportuna en estos momentos: no todas las soluciones provienen del jefe. ¿Por qué no diseñar un sistema de roles donde se van rotando las personas para proponer soluciones creativas a problemas que pueden poner en crisis el negocio?

Estamos en el clímax del caos, cómo salir de ello no dependerá exclusivamente de lo que Andrés Manuel López Obrador diga, o la cifra en la que se equivoque, dependerá en buena medida de nuestra capacidad de aprender, documentar y de verdad tener ganas de construir equipos más autónomos.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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