Durante los primeros meses del año, nuestras agendas se llenan de proyectos y objetivos; se multiplican las to-do-list, y la sensación de que estamos ante una gran hoja en blanco nos da una dosis extra de optimismo y lucidez.
El “efecto cambio de calendario” es tan poderoso que, según los expertos en psicología del comportamiento, siete de cada diez personas se mantienen firmes en sus propósitos a dos semanas del primero de enero; el 30% restante siempre está a tiempo de reordenar metas y alinear objetivos. El desafío es ser realista y ser capaz de mirar la escena a largo plazo.
Las finanzas personales, ese terreno en el que siempre parece que podemos hacer algo más, no son la excepción. Cuando hablamos de criptomonedas y activos digitales, la cuestión del largo plazo resulta clave. A pesar del 2022 volátil que atravesó el sector y de la inminente necesidad de regulación que se necesita para este año, los inversores que puedan ver “la película completa antes que la foto del día” estarán siempre un paso adelante.
La historia de Bitcoin es, en este punto, reveladora: entre 2015 y 2016 hubo 67 publicaciones anunciando su “fin”, incluyendo algunas de publicaciones prestigiosas como Newsweek y The Washington Post. El tiempo no les dio la razón y aunque esto no implica desacreditar a esos medios, muestra que la mirada coyuntural suele pecar de alarmismo. Por el contrario, los puntos de vista más moderados hablan de “la adolescencia” de Bitcoin y de las dificultades que experimenta “a medida que la regulación se pone al día con la innovación”.
Afortunadamente, una mentalidad más optimista y de largo alcance también parece extenderse entre los inversores. De hecho, casi 3 de cada 10 de quienes incursionaron por primera vez en criptomonedas en 2022 argumentaron el “largo plazo” como su principal motivación.
Primeros pasos al considerar cripto en tus finanzas
Si la idea de invertir por primera vez en criptomonedas ya estaba rondando por tu cabeza, para concretarlo en 2023 no necesitas conocimientos técnicos muy sofisticados ni perderte en el denso ecosistema de las más de 22 mil divisas digitales que de acuerdo a Coin Market Cap existen en la actualidad.
Las preguntas fundamentales que terminarán de forjar tu decisión son pocas pero decisivas:
¿Quieres invertir en una criptomoneda con respaldo en activos? ¿Eres capaz de arriesgar tus inversiones en criptomonedas vinculadas al anonimato? ¿Cuál es el mejor instrumento financiero a la hora de planificar una estrategia de inversión a mediano y largo plazo?
Las respuestas a estas tres preguntas pueden unificarse. El concepto de lo que entendemos por “largo plazo” obviamente variará de un inversor a otro porque se trata del tiempo en que cada persona puede mantener inmovilizado su capital. Sin embargo, en todos los casos la elección de una criptodivisa con la menor volatilidad posible será crucial.
Aunque la historia de las criptomonedas es relativamente corta, nos deja dos lecciones claras y valiosas. La primera es que el cortoplacismo no es un buen consejero. La segunda es que, más allá de los perfiles de riesgo de cada uno, nadie quiere poner su dinero en una ruleta de inestabilidad y anonimato y sólo el respaldo en activos puede contrarrestar esto.
En este contexto, el “efecto calendario” siempre actúa de forma positiva en la diversificación de las finanzas personales y en la posibilidad de delinear horizontes más amplios.
Creo que la inclusión de criptomonedas en esos planes siempre será positiva en la medida que sepamos cuáles y por cuánto tiempo. Escucho cada vez más la frase “me interesan las cripto pero” y luego sobrevienen excusas o datos coyunturales que poco dicen sobre la verdadera evolución del sector. Pero para quienes pueden proyectar más allá del día a día, es probable que el “primer año cripto” ya haya empezado a cristalizarse.
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