• El paro cardiaco es cuando el corazón deja de bombear sangre por completo o comienza a latir demasiado rápido.
  • Un ataque cardiaco ocurre cuando hay un bloqueo en una arteria que lleva sangre al corazón.
  • El paro cardiaco es más peligroso que un ataque cardiaco, y si alguien presenta síntomas, se le debe realizar RCP de inmediato.

Aunque los paros cardiacos y los ataques cardiacos son afecciones que afectan al corazón, tienen algunas diferencias clave.

Comprender los diferentes síntomas, causas y factores de riesgo puede ayudar a recibir el tratamiento adecuado en cada caso. Esto es lo que necesitas saber.

El paro cardiaco es más peligroso que un ataque cardiaco 

El paro cardiaco es cuando el corazón deja de bombear sangre a través del cuerpo porque no late con eficacia. 

Una persona que experimente un paro cardiaco perderá el conocimiento en cuestión de segundos y puede ser mortal si no se revierte en minutos. De hecho, el paro cardiaco es fatal en más de 89% de las ocaciones.

Durante el tiempo que la sangre no fluye por el cuerpo, otros órganos se ven privados de oxígeno. Esto puede ser particularmente peligroso en el cerebro y las lesiones neurológicas son comunes para aquellos que sobreviven a un paro cardiaco. 

Un ataque cardiaco es un bloqueo en una arteria que impide que la sangre fluya al corazón, lo que provoca daños en el músculo. 

Los síntomas incluyen dolor y opresión en el pecho, que pueden irradiarse a través del cuello, la mandíbula y el hombro izquierdo. También pueden ir acompañados de náuseas, aturdimiento, dificultad para respirar y sudoración, pero generalmente no hacen que la persona se desmaye como un paro cardiaco.

En 20% de los casos, los ataques cardiacos son «silenciosos» y no presentan ningún síntoma perceptible. 

Los ataques cardiacos importantes —en los que una arteria está completamente bloqueada— son muy graves y requieren tratamiento inmediato. 

Aproximadamente 14% de los ataques cardiacos son fatales. Los graves, incluso cuando se tratan, pueden provocar un paro cardiaco o insuficiencia cardiaca, una afección en la que el corazón no puede proporcionar suficiente sangre al cuerpo con el tiempo (aunque no deja de latir por completo, como un paro cardiaco). 

Existen diferentes factores de riesgo y síntomas

De acuerdo con Emily Zeitler, cardióloga del Centro Médico Dartmouth-Hitchcock, el paro cardiaco ocurre cuando los pulsos eléctricos que controlan los latidos del corazón no funcionan correctamente. 

Esto puede hacer que el corazón deje de latir repentinamente o que lata tan rápido que no pueda bombear sangre, lo que puede continuar con afecciones como la fibrilación ventricular

La mayoría de los ataques cardiacos no conducen a un paro cardiaco, dijo Zeitler. Sin embargo, cuando el daño causado por la falta de flujo sanguíneo al corazón hace que el corazón deje de latir, puede ocurrir un paro, que representa 14% de los ataques cardiacos fatales.

Padecer un ataque cardiaco previo o enfermedad de las arterias coronarias aumenta el riesgo de sufrir un paro cardiaco en el futuro. 65% de las muertes por paro cardiaco están relacionadas con un ataque previo; y 80% de las muertes por caro cardiaco están relacionadas con la enfermedad de las arterias coronarias.

El riesgo de sufrir un paro cardiaco después de un ataque es más alto dentro de los primeros seis peses. La insuficiencia cardiaca y otras complicaciones cardiovasculares también pueden aumentar su riesgo.

El tratamiento para el paro cardiaco y los ataques cardiacos

En casos de sufrir un paro cardiaco, el corazón debe reiniciarse en minutos, usando reanimación cardiopulmonar (RCP) o un desfibrilador

La probabilidad de sobrevivir a un paro cardiaco disminuye cuanto más largo sea el episodio y se reduce a solo un 10% después de ocho minutos y 24 segundos sin pulso. 

Las personas que sufren un paro cardiaco en presencia de otros que puedan asistirlo tienen casi tres veces más probabilidades de sobrevivir al incidente.

Una vez que la víctima de un paro cardiaco vuelve a la vida, el tratamiento se centra en identificar y mitigar la causa del paro cardiaco. A los pacientes de alto riesgo se les puede colocar un desfibrilador cardioversor implantable, un dispositivo que impulsa el corazón a un ritmo normal cuando se detecta un ritmo irregular. 

El tratamiento para los ataques cardiacos depende de la posición y el tamaño del bloqueo. A veces, este se puede eliminar con terapia trombolítica, el uso de medicamentos para disolver los coágulos. 

A veces, a los pacientes que sufren un ataque cardiaco se les puede colocar un stent. Este dispositivo médico se coloca mediante un catéter y mantiene abierta la arteria, lo que garantiza un flujo sanguíneo adecuado al corazón. 

Después de que se trata la obstrucción inmediata, a muchos pacientes se les recetan medicamentos para reducir el colesterol o prevenir la formación de coágulos. 

La aspirina puede reducir la probabilidad de padecer ataques cardiacos en pacientes de alto riesgo y personas con enfermedades cardiacas. Los médicos también recomendarán cambios en el estilo de vida, como reducir los alimentos grasos y hacer ejercicio con regularidad.

¿Qué debes recordar?

La principal diferencia entre un ataque cardiaco y un paro cardiaco es que el primero tiene que ver con una arteria bloqueada, mientras que el segundo se debe a que el corazón ya no late correctamente. 

El paro cardiaco es mucho más mortal que un ataque cardiaco, con un 89% de mortalidad en comparación con un 14%. 

Sin embargo, tener un ataque cardiaco aumenta la probabilidad de padecer un paro cardiaco repentino en algún momento de la vida. 

Este artículo fue revisado médicamente por Purvi Parwani, cardiólogo y director de la Clínica de Salud Cardiaca de la Mujer en el  Instituto Internacional del Corazón de la Universidad de Loma Linda . 

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