• Al prescindir de gran parte de su plantilla de una forma fría e impersonal, las grandes tecnológicas de Silicon Valley han destruido ese ideal de "familia" que ellas mismas fomentaban.
  • "Puede parecer seductor, pero es profundamente manipulador y, la mayoría de las veces, un medio para justificar que se paga poco por el trabajo", explican dos expertos sobre el tema.
  • En las últimas semanas, Amazon, Microsoft y Google despidieron un total de 40,000 empleados.
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Deshumanizante. Desgarrador. Una bofetada en la cara. Traición. Los trabajadores de tecnológicas utilizan todas estas frases para describir la ola de despidos del sector.

«Es duro sentirse traicionada, pero no puedes dirigir tu ira hacia nadie en concreto. Trabajar para una de las empresas más importantes del mundo no hace que dejes de ser considerado como un número», escribió Katie Olaskiewicz, exempleada de Google.

En las últimas semanas, las tecnológicas hicieron 40,000 despidos

Los sentimientos de dolor y traición no son ninguna sorpresa.

Durante años, la industria tecnológica fomentó entre sus trabajadores la idea de que su trabajo era algo más: «formaban parte de una familia que luchaba por un objetivo común».

Ahora con la primera oleada de despidos, en dos décadas, que golpea a las tecnológicas, los trabajadores —tanto los despedidos como los que se han quedado— se enfrentaron a esa dura realidad: el trabajo no tiene nada que ver con la familia.

Google animaba a sus Googlers a pasar todo el día en su campus

Aunque Silicon Valley no es ajeno a las crisis que ha sufrido la tecnología, en la última década, algunos gigantes del sector, comenzaron a dar a sus empleados algo más que un objetivo: una sensación de seguridad.

En Google, la empresa se refiere a sus trabajadores como «Googlers«, un apodo con el que se les da un sentimiento de pertenencia. En sus inicios, marcó el comienzo de todas las comodidades imaginables en su campus de trabajo, donde los empleados podían pasar todo el día y hasta la noche sin necesidad de salir. 

Además, la compañía animaba a la gente a dar 100% en su puesto de trabajo.

Meta empezó con la sensación de empleados felices

Los primeros días de Facebook, ahora Meta, estuvieron marcados por la disrupción.

Pero en la década de 2010 se convirtió en un gigante por derecho propio. En su campus de Menlo Park, California, los empleados podían asistir a clases colectivas de gimnasia en uno de los gimnasios de la empresa y desayunar en una de las cafeterías. 

Facebook fue votado como el mejor lugar para trabajar en 2018, en parte porque alentaba a las personas a llevar su «yo auténtico» al trabajo.

La percepción externa era que la plantilla se sentía feliz, tenía éxito y había logrado el equilibrio perfecto entre el trabajo y la vida personal. 

Pero empezaron a aparecer grietas: primero, en la propia empresa, que parecía sufrir un escándalo tras otro, y luego, en su cultura interna. «La presión para que actuemos como si todo fuera bien es demasiada», afirmaba una joven empleada en 2019.

«No debería haber esta presión para fingir que me encanta algo cuando no lo siento así».

Ahora, las tecnológicas que fomentaban esa idea familiar, la han hecho añicos con los despidos

Por ejemplo, Marc Benioff fundó Salesforce bajo el lema ohana, término hawaiano que significa familia. Cuando llegó el momento de despedir al 10% de su plantilla a principios de este mes, el propio Benioff se refirió a esta idea de familia.

«Los empleados afectados no son solo compañeros. Son amigos. Son familia», escribió en una carta, comparando los recortes con la muerte de compañeros.

En Meta, el CEO Mark Zuckerberg reconoció haberse equivocado en algunas grandes inversiones, sobre todo en el metaverso. En noviembre, la empresa despidió a 11,000 empleados, alrededor de 13% de su plantilla.

Al anunciar los despidos, Zuckerberg recurrió al lenguaje familiar, dando las gracias a los empleados despedidos por haber puesto «su corazón y su alma en este lugar».

Cuando fueron despedidos 12,000 googlers, estos afirmaron sentirse conmocionados y traicionados.

«Me cuesta creer que después de 20 años en Google me entere de que es mi último día por correo electrónico. Qué bofetada en la cara. Ojalá hubiera podido despedirme de todos en persona», tuiteó un ingeniero de software. 

Otro empleado despedido dijo: «Esto también demuestra que el trabajo no es tu vida, y que los jefes (especialmente los grandes) te ven como alguien 100% prescindible. Trabaja para vivir, no vivas para trabajar». 

La toxicidad de la idea de ‘familia’ rodea los despidos de las tecnológicas

La idea de que tu lugar de trabajo es como familia suena idílica. La familia es leal. Existe un sentimiento de confianza. Hay comunidad.

Sin embargo, difuminar la línea que separa lo personal de lo laboral puede tener un costo.

En su libro de 2021, Out of Office, los periodistas Charlie Warzel y Anne Helen Petersen se oponen al arquetipo del trabajo como familia. «Ya tienes una familia, elegida o no. Y cuando una empresa utiliza esa retórica, está reformulando una relación transaccional como emocional», defienden.

«Puede parecer seductor, pero es profundamente manipulador y, la mayoría de las veces, un medio para justificar que se paga poco por el trabajo. La familia evoca no solo cercanía, sino una devoción y un vínculo duradero, impregnado de sacrificio: la familia es lo primero», añaden.

Tratar a una empresa como una familia puede, en última instancia, obligar a los trabajadores a ignorar su propia explotación, según los autores, y el resultado puede hacer sentir sutilmente a los trabajadores que no deben pedir tiempo libre, más dinero o plantear quejas.

En otras palabras, lo que a primera vista debería ser una relación sencilla se convierte en un mar de culpabilidad

Eden King, profesor de la Universidad Rice especializado en psicología industrial y organizativa, afirma que algunas empresas que predican la mentalidad familiar la utilizan como cortina de humo para obtener más de sus empleados. 

«A veces, los líderes utilizan este tipo de lenguaje de una forma que no es auténtica y, de hecho, hace que la gente se desvincule. La idea de que todos formamos parte de una familia es falsa», indica King.

Ahora imagina lo que ocurre cuando esas mismas compañías deciden que han contratado a demasiada gente al principio de la pandemia, que su cuenta de resultados se ha resentido y que ha llegado el momento de reducir el número de empleados. 

«El despido no solo es impersonal, sino que puede resultar deshumanizante. Es un golpe para los que son despedidos, pero también para los que siguen en la empresa», afirma Sylvia Bonilla Zizumbo, coach de carrera y liderazgo que trabajó 17 años en Google antes de fundar su propia empresa hace 3 años. 

Cuando trabajas tienes 5 factores en juego

Según Bonilla Zizumbo, hay 5 factores en juego en el lugar de trabajo: la inversión de tiempo, la contribución, la propiedad y dedicación personal, el propósito del trabajo y el rendimiento.

Esos son los que nos hacen sentir satisfechos y exitosos en nuestro trabajo y nos impulsan a ser más ambiciosos y productivos. 

Al mismo tiempo, se trabaja con otras personas, se establecen relaciones y se crea confianza.

La parte humana del trabajo es fundamental para la empresa y es lo que mantiene motivados a los empleados. 

«Teniendo todo eso en cuenta, que de repente te despidan es como una traición. Da la sensación de que todo lo que puedes hacer para controlar el resultado (tiempo invertido, contribución, dedicación, alto rendimiento y lealtad) no importa», afirma Bonilla Zizumbo.

Un reinicio saludable, luego de los despidos en tecnológicas

King también asegura que un lugar de trabajo que fomentara un nivel saludable de compromiso, pertenencia y sentimiento de apoyo e inclusión tenía muchas ventajas. 

«Para mucha gente, las relaciones que tienen en el trabajo a nivel individual y la relación que tienen con la organización en su conjunto son muy importantes. Minimizar el impacto de la naturaleza de esas relaciones sería un error», afirma.

Una dinámica de trabajo ideal tiene lo que King denomina «apoyo organizativo percibido», donde los empleados sienten que su empresa se preocupa por sus necesidades, que tienen voz y que se les trata con justicia y respeto.

Se debe separar el trabajo de la identidad

Pero para las personas que están atrapadas en una dinámica laboral poco saludable (o acaban de ser despedidas de una) es hora de replantearse la relación con su trabajo, según Bonilla Zizumbo. 

Separar el trabajo de la identidad es crucial, como lo es tomarse el tiempo necesario para averiguar qué es lo que más te importa, qué cosas te dan más alegría y quiénes son las personas que más te importan. No pospongas las vacaciones ni la salud.

«Suele ser una de las cosas que más lamento: dar todo al trabajo, ser leal y dejar de lado las cosas importantes de tu vida personal, solo para que te despidan. El tiempo perdido no vuelve», reflexiona.

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