• La extrabajadora de Facebook Frances Haugen, quien filtró miles de documentos del gigante de las redes sociales, compareció este lunes en el Parlamento Europeo.
  • Garantizar la transparencia y la eficacia en las futuras leyes de Servicios Digitales o Mercado Digital serán los principales desafíos regulatorios, según Haugen.
  • La denunciante propuso un organismo central para evitar errores del pasado, como el cuello de botella irlandés que se ha producido con el Reglamento de Protección de Datos.

Sonó como un último llamamiento. «Queridos miembros del Parlamento Europeo: aquí hay mucho en juego. Tienen una oportunidad única en toda una generación: la de crear nuevas normas para nuestro mundo en línea. Unas redes sociales más seguras y agradables son posibles». Estas son las palabras de Frances Haugen, exempleada de Facebook y ahora denunciante de la compañía de redes sociales.

Las negociaciones por las futuras regulaciones tecnológicas europeas se habían estancado, pero la comparecencia de Frances Haugen puede servir para desbloquearlas.

Su nombre comenzó a aparecer en los titulares de medio mundo hace tan solo unas semanas. Sin embargo, Frances Haugen es, por méritos propios, una de las peores pesadillas para Mark Zuckerberg y su enorme compañía, recientemente renombrada Meta.

Haugen es la persona que filtró los llamados Papeles de Facebook. Desde hace semanas, varios medios de comunicación a nivel mundial han publicado sus revelaciones. Desde los planes de Zuckerberg y Facebook por acercarse a una audiencia más joven a cómo la empresa priorizó sus beneficios al bienestar de los usuarios.

La compañía ha criticado la filtración de estos documentos. A su vez, ha desmentido muchas de las conclusiones a las que se llegan sobre los principios con los que opera Facebook, alegando que son fruto de una descontextualización.

La Comisión Europea anunció un paquete legislativo bautizado como la Ley de Servicios Digitales

Tras su paso por el Congreso de Estados Unidos, Haugen participó en una comparecencia en el Parlamento Europeo este lunes. En ella, fue sometida a un extenso interrogatorio por parte de los eurodiputados.

Las respuestas de Haugen, quien recopiló todo el material filtrado tras trabajar durante años en Facebook como científica de datos, son de vital importancia para el inmediato futuro regulatorio de Bruselas. La Comisión Europea anunció a finales del año pasado un paquete legislativo bautizado como Ley de Servicios Digitales que podría aprobarse en 2022.

En múltiples ocasiones, tanto especialistas como políticos europeos se han referido a esta nueva regulación como un hito político similar a lo que fue el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD); de la misma manera, buscará convertirse en una referencia para el resto del mundo. Lo recordó la propia Haugen: «Puede inspirar a otros países para que protejan mejor sus democracias».

Todos los intervinientes agradecieron «la valentía» a Haugen. «Creo que lo que hice fue lo correcto y lo necesario para el bien común», dijo. «Pero también sé que Facebook tiene recursos infinitos que pueden usar para destruirme». 

También encontró sintonía en un buen número de parlamentarios, algunos de los cuales fueron también igual de contundentes. «Hay que acabar con esta anarquía digital».

La propia Haugen centró sus respuestas en cuáles son los principales riesgos y desafíos a los que se pueden afrontar estas nuevas normas; estas pretenden atajar la desinformación, la radicalización de usuarios y los eternos dilemas sobre libertad de expresión y moderación en las plataformas digitales.

«La regulación debe ser firme, y su aplicación también»

El paquete regulatorio de Servicios Digitales incluye la Ley de Mercados Digitales y la propia Ley de Servicios Digitales. Son muchas las cuestiones que esta regulación pretende abordar ya en sus borradores. Y aunque es una reforma regulatoria muy esperada, el Financial Times publicó hace unas semanas que se está lejos de tener una posición de consenso en la Eurocámara.

En un artículo publicado a principios de octubre, el rotativo británico destacaba que algunos países como Francia querían más poder para regular sobre las tecnológicas mientras que estados como Irlanda (donde la mayoría de las grandes tecnológicas tienen sus principales filiales europeas) son más propensos a mantener el status quo; es decir, el principio de ventanilla única que existe en el RGPD.

Otros debates que se están dando en las distintas comisiones del Parlamento Europeo se ciñen a los derechos que tendrán los usuarios o al mero concepto de «gatekeeper» o filtrador, que usa la propia Comisión Europea en sus borradores para referirse a las plataformas digitales.

Haugen fue contundente en su primera intervención. «Facebook perjudica la salud e integridad de nuestras democracias». «La Ley de Servicios Digitales que se está trabajando en este Parlamento puede ser un hito e inspirar a otros países», adujo. «Pero tiene que ser firme y su aplicación también. Si no, perderemos la oportunidad de conseguir un futuro mejor».

La DSA debe garantizar «ventanas» de transparencia

Frances Haugen en su comparecencia en Bruselas.
Frances Haugen en su comparecencia en Bruselas. Parlamento Europeo

La extrabajadora de Facebook enfatizó en que la compañía «no puede seguir siendo fiscal, juez, testigo y abogado» y por ello defendió que lo primero que debe abordar esta regulación es la transparencia, que deberá ser exigible para todas las grandes tecnológicas.

Todo ello tras su experiencia trabajando en el gigante tecnológico, en el que se enroló para tratar de mejorarlo después de ver cómo uno de sus amigos se había radicalizado tras consumir los contenidos que los muros de la plataforma le habían ofrecido. Sin embargo, y a pesar de sus intentos, Haugen vio que los directivos de la empresa siempre escogían deliberadamente unas opciones determinadas.

Las opciones que repercutían en el propio beneficio de la compañía.

Uno de los responsables de haber convertido a Facebook en un monstruo insaciable de noticias falsas es un español, Joaquín Quiñonero. Así le señaló la MIT Technology Review en un extenso reportaje. Quiñonero dejó la compañía hace unas semanas.

Por eso Haugen pidió contundencia en la futura regulación europea. Una regulación, ante todo, estricta. Si la futura Ley de Servicios Digitales (o el paquete DSA, en sus siglas en inglés) abre la puerta a que las compañías puedan preservar algunas de sus prácticas o algoritmos en nombre de un «secreto comercial», entonces «todas ellas dirán que absolutamente todo es un secreto comercial».

El paquete DSA debe, de esta manera, garantizar «unas ventanas» de transparencia sobre las principales tecnológicas.

Un organismo central para vigilarlas a todas

En una reciente entrevista con Business Insider España, Carissa Véliz, la filosofa y autora de «Privacidad es poder», reflexionaba acerca de lo que compañías como Meta entienden por el contenido que genera más engagement con sus usuarios. El contenido extremo y la jerarquización del mismo es «peligrosa», a juicio de Haugen.

La propia Véliz explicaba que frente a la retórica de las grandes tecnológicas («es el contenido que disfrutan los usuarios») era necesario recordar que «disfrutar y engancharse no es lo mismo».

Una de las claves para que la regulación se pueda aplicar de forma efectiva es contar con un ecosistema de analistas y expertos que puedan llevarlo a cabo. «Que propongan soluciones y faciliten datos a investigadores académicos». «Todo es muy nuevo y muchos temas todavía no han llegado a los investigadores».

Por eso Frances Haugen entendió en su comparecencia que lo idóneo sería una organización central que se encargase de vigilar y escrutar a las grandes multinacionales tecnológicas. Precisamente para evitar el famoso cuello de botella irlandés que se ha producido en la aplicación del RGPD.

«Si solo hay 200 ó 300 personas en el sector que tengan suficiente experiencia sobre cómo funcionan estos sistemas y cuáles son sus consecuencias, y luego pretendemos que se repartan en 27 agencias, no será ni eficaz ni habrá masa crítica alguna para hacer las cosas que hay que hacer», advirtió Haugen.

«Luego está el conflicto de intereses», continuó. «Irlanda se beneficia de estas empresas tecnológicas», detalló, en referencia a la presión fiscal que estas compañías soportan en el país europeo y que le han convertido en la opción predilecta para que todas estas firmas acudan y ubiquen allí sus matrices europeas.

Entregar el DNI no funcionará

Las preguntas de los eurodiputados resucitaron algunos de los debates recurrentes sobre el papel de las instituciones públicas y las grandes tecnológicas sobre un derecho fundamental como el de la libertad de expresión. Haugen también expuso que cuando una plataforma como Facebook puede ofrecer contenido a una audiencia de millones de personas, «la automoderación no es suficiente».

Incidió en la idea de la transparencia, de manera que en un momento dado incluso un eurodiputado del Partido Popular europeo preguntó sobre la pertinencia de que plataformas como Facebook exigiesen a sus usuarios que enseñaran su DNI al registrarse, en sintonía con una propuesta que el PP hizo ante el Senado español este mismo verano.

La respuesta de Haugen fue negativa. Es fácil sortear ese requisito.

Para incidir en la idea de que la regulación europea debe tener como objetivo principal garantizar la transparencia en las grandes tecnológicas, Haugen recordó el ejemplo de CrowdTangle, una herramienta propiedad de Facebook que fue cerrada después de que el servicio comenzara a evidenciar lo que después fue un hecho:

Que los algoritmos de la plataforma favorecían discursos extremistas y polarizados a la derecha, como recogía The New York Times el pasado mes de julio.

«Me preocupa mucho el metaverso»

Ante la idea de una nueva dimensión digital como la que ahora propone la firma de Zuckerberg, Haugen mostró su preocupación. El anuncio del metaverso se formalizó después de que la filtradora comenzara a denunciar en diversos medios cómo operaba la red social en todo el mundo, y de hecho el cambio de marca se asocia a una manera de capear estas críticas.

Es «una mala idea» exponer hogares y oficinas a sensores creados para una compañía que no está a favor de la transparencia. Esos sensores son los que podrían digitalizar los entornos inmediatos de las personas para trasladarlos a ese metaverso para convertirlos en modelos tridimensionales en los que los usuarios pudiesen interactuar a través de sus avatares.

La parte positiva, según Haugen, es que un metaverso permitiría a los usuarios acceder a un entorno más controlado y reducido. En ese sentido, la extrabajadora de la compañía defendió la necesidad de diseñar unas redes sociales «a escala humana». Las plataformas actuales son demasiado grandes y amenazantes para las personas.

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