Daniel Marcos

Daniel Marcos

En México, el desafío no está en potenciar a las start ups, sino en fortalecer a las scale ups. Hay una idea general de que el emprendimiento es sinónimo de competitividad, de innovación y de acelerar el futuro para beneficiar a la sociedad. Pero la realidad es que muchas pequeñas empresas surgen como una alternativa del autoempleo. Es por esto que tenemos muchos proyectos empresariales en etapas nacientes y pocas empresas consolidadas, en desarrollo y con una visión a largo plazo.

El entorno empresarial en nuestro país está conformado por un 99.8% de pequeñas y medianas compañías. Éstas representan 42% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, de acuerdo con datos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF). Por otro lado, las empresas en etapas de crecimiento —que aportan 56.7% a la economía y tienen una competitividad mayor— sólo representan 0.2% del entorno.

Este panorama afecta significativamente la competitividad del país. En un mercado donde la apuesta es la conformación y el impulso a millones de empresas que, en su mayoría, se mantienen como jugadores pequeños, es probable que sean propensas a bajar la cortina ante una crisis. En consecuencia, la economía nacional se contraería, tal y como sucedió con la pandemia por covid-19.

El problema en México es que incubadoras, instituciones educativas, políticas públicas y programas de gobierno se centran en las start ups y grow ups. Si bien son compañías que ya no están en etapa inicial, siguen enfocándose en vender y no en crecer. 

Y no está mal, pues emprender conlleva un grado de complejidad por los desafíos, necesidades y enfoque que se necesita para crecer. Sin embargo, al darle prioridad a los pequeños negocios, el apoyo financiero para las scale ups se reduce considerablemente. Y son éstas las que realmente mueven la aguja del empleo y el impacto en la economía nacional.

Un potencial poco aprovechado

Uno de los principales retos que enfrentan las scale ups en México es contar con capital suficiente para inyectar a su crecimiento. Al requerir mayores cantidades de efectivo, corren el riesgo de estancarse. Además, tienen que administrar la “complejidad” en sus operaciones diarias. Debido a que suman más personas, sistemas, procesos e infraestructura se incrementan la complejidad, los problemas de comunicación y el drama cotidiano.

Es necesarioque en el país exista un verdadero cambio de perspectiva y, principalmente, educativo. No sólo se trata de reconocer la labor que hacen los empresarios, sino de modificar el enfoque absoluto hacia las pequeñas y medianas empresas, y solidificar los apoyos para la consolidación de las scale ups. Estas compañías tienen un modelo de negocio comprobado, cuentan con una estructura interna más sólida y su enfoque está en escalar para posicionarse en el mercado.

De no hacerlo, nunca tendremos empresas que contribuyan al crecimiento económico. Por ende, nos quedaremos con un entorno empresarial que apuesta por la cantidad y no por la calidad de las compañías.

  • Daniel Marcos es fundador y presidente de Growth Institute, empresa líder de educación ejecutiva para directivos de compañías de alto crecimiento. Es embajador de Singularity University en Austin TX, CEO de ExO Education en conjunto con Salim Ismail y miembro activo de EO y YPO.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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