• Un nuevo estudio ha descubierto una relación entre tener hambre y gastar por gastar.
  • Cuanto más grelina (la hormona del hambre) en la sangre, más posibilidades tienes de comprar sin pensar en tus ahorros o a largo plazo.
  • La grelina altera el proceso de búsqueda de recompensas del cerebro para convencerle de que es la hora de comer; según el estudio, podría alterar todo el proceso de recompensación.

Tener niveles elevados de la hormona del hambre aumenta las posibilidades de que malgastes el dinero en caprichos cortoplacistas. Esa es la conclusión a la que ha llegado un estudio cuyos primeros datos se han publicado en Endocrine Society

La investigación ha descubierto que la grelina, más conocida como «la hormona del hambre» puede afectar directamente las decisiones económicas. Lo explica una de las investigadoras del estudio, Franziska Plessow, profesora asistente del Hospital General de Massachusetts y de la Escuela Médica de Harvard. 

«Nuestras pruebas indican que la grelina puede tener un papel mayor del que habíamos pensado en el comportamiento de recompensas y de toma de decisiones del ser humano, incluyendo cómo gastamos el dinero».

La grelina es la que avisa al cerebro de que hay que comer. Para convencerle, modula el proceso de control de recompensas. El cerebro “ve” en esos momentos las supuestas ventajas de comer y se pone manos a la obra para que ocurra.

Así se realizó el estudio que relacionó el hambre con las compras compulsivas

Para llegar a esas conclusiones, los investigadores reunieron a 84 participantes (todas mujeres) de entre 10 y 22 años. 50 de ellas tenían un trastorno alimenticio de bajo peso (por ejemplo, anorexia) y 34 con la salud controlada para que hicieran de baremo.

A continuación, la profesora Plessow y su equipo realizaron análisis de sangre para ver los niveles de grelina antes y después de una comida estándar. Dicha comida fue la misma para todas las participantes y todas ellas ayunaron.

Después de la comida, las participantes realizaron una prueba que consistía en tomar decisiones hipotéticas sobre finanzas. Básicamente se les preguntaba si preferían recompensas monetarias inmediatas o bien esperar y recibir más dinero; por ejemplo «¿quieres 20 euros ahora o 80 euros en 14 días?».

Las participantes sanas y las más jóvenes con  niveles elevados de grelina preferían la recompensa monetaria inmediata aunque fuera mucho menor. No querían esperar. A partir de este resultado, Plessow y los suyos concluyeron que a más grelina, más decisiones impulsivas.

Por contra, las participantes con trastornos de bajo peso no realizaron decisiones impulsivas; tenían menos problemas para esperar. Las personas con este tipo de trastornos tienen mayor resistencia a la grelina.

A partir de estos resultados, y dentro del entorno de la investigación, se puede deducir que es mejor no tomar decisiones económicas o irse de compras cuando tengas hambre (o poco después de haber saciado tu apetito); es posible que te arrepientas y que quien acabe teniendo el estómago vacío sea tu cartera.

El estudio se presentará con mayor detalle en el ENDO 2021, el encuentro mundial y anual sobre investigación endocrina. 

Los niveles de grelina suben y bajan durante el paso del día. No son estáticos. Pero si acabas de descubrir esta hormona y te gustaría tenerla controlada, existen alimentos que calman la sensación de hambre. Si sabes que te toca tomar decisiones importantes, ¡puede que te valga la pena probarlos!

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