Laura Jiménez

Laura Jiménez

Extreme Makeover

Crear una reputación desde el principio es mejor que tratar de reconstruir una imagen.

Como lo he explicado antes, la imagen es percepción, es decir,  el resultado de una o muchas causas que producen un efecto psíquico que,  como consecuencia, se genera un juicio de valor. Lo percibido será asimilado como una realidad y dará lugar a la aceptación o al rechazo. 

Cuando la imagen se vuelve pública sucede un fenómeno igual pero se convierte en una percepción colectiva, en la que varias personas comparten una misma opinión. Eso es lo que ocurre con los cantantes, actrices y demás.

Si hiciéramos una encuesta a un grupo de personas sobre qué piensan de cierto artista, al final se llegaría a un solo resultado sobre la opinión que se tiene de ella o de él. Lo ideal es que esa buena imagen y reputación se mantuviera durante toda su trayectoria; sin embargo, nuestros comportamientos y decisiones siempre traen consecuencias en nuestra imagen.

Uno de los casos que aplica para esta regla es el de Britney Spears, quien esta semana perdió un caso para remover a su padre como albacea de sus bienes. Esta lucha ya tiene varios años y ha generado campañas en redes sociales y teorías de la conspiración sobre el control de Jamie Spears —el padre de Britney— sobre la fortuna de la princesa del pop. 

En los 90 y principios de los 2000, Britney Spears era considerada una joven ingenua, centrada y a un modelo a seguir para muchas mujeres. Sin embargo, en 2007 se vio envuelta en muchos problemas relacionados a su divorcio con Kevin Federline y a problemas de adicciones. Ante el ojo público, la imagen de la intérprete de “Oops! I did it again” cambió al de una persona voluble, incapaz de hacerse cargo de sí misma y con una estabilidad mental precaria. 

Y, lo que en su momento pudo haber evitado para no dañar su imagen —o evitar un impacto a largo plazo— sigue repercutiéndole hasta ahora. 

A pesar de que hay fanáticos que dicen, sin pruebas, que Britney Spears está cautiva y que hay rumores de que no volverá a cantar mientras su fortuna esté en manos de su padre, la opinión judicial es que ella no puede tomar decisiones sobre su patrimonio y necesita ayuda. ¿Podría ser que las autoridades todavía la recuerdan golpeando autos con un paraguas? No lo sabemos, pero si tú la recuerdas, es posible que millones de personas más también. Y, tal vez, eso ha influido inconscientemente en la decisión.

¿Cómo reconstruir la imagen?

A esto se le conoce como manejo de crisis. Una crisis es cuando se está poniendo en juego tu reputación; para reconstruir tu imagen es necesario saber qué piezas mover del tablero y hacerlo estratégicamente:

  1. El primer paso es aceptar que nos equivocamos y causamos un impacto negativo. No minimizar, ni ocultar la situación, esto puede ser contraproducente.
  2. A primera hora preparar la comunicación y adelantarse a reconocer los errores elaborando una estrategia para enfrentar los posibles escenarios.
  3. No negarse ni mentir a lo que es evidente para los demás. Eso puede enviar mensajes confusos y aumentar la falta de credibilidad
  4. Monitorea el desenvolvimiento, la mejor forma de hacerlo es a través de los medios de comunicación y redes sociales así estarás informado de cómo va evolucionando el proceso para reconstruir la opinión pública. 

Estas reglas pueden ayudarte a minimizar el impacto de una crisis de imagen. Sin importar si eres o no una figura pública o empresa , lo importante es siempre ser fieles a nuestra esencia y no intentar mostrar algo que no somos, cuidar aspectos que hablen mal de nosotros y tener un plan bajo la manga en caso de situación de crisis.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

Descubre más historias en Business Insider México

Síguenos en FacebookInstagramTwitter y LinkedIn

Consulta a más columnistas en nuestra sección de Opinión