• Las obras de arte nos permiten conocer más sobre nuestra historia.
  • Sin embargo, hay piezas artísticas que, por descuido y otros motivos, han desaparecido y eso merma nuestros conocimientos.
  • Norma García, maestra en restauración y conservación de obras de arte y colaboradora en Éviter, cuenta su experiencia sobre este tema.
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Cualquier obra de arte, con el paso del tiempo, requiere pasar por procesos de conservación y, en ocasiones, de restauración.

En la historia de nuestro país, diversas piezas y hasta monumentos han pasado por estas tareas, donde personas profesionales en la materia ayudan a que el patrimonio cultural siga vigente.

No obstante, en ocasiones, algunas obras artísticas tiene afectaciones por factores medioambientales que, sumado a un posible descuido, pueden desaparecer.

Con el fin de conocer la importancia de vigilar y cuidar el arte tanto en México como en el mundo, Norma García, maestra en restauración y conservación de obras de arte y colaboradora en Éviter, detalla en entrevista cuáles son los ejes a tomar en cuenta en la materia.

Hongos en las obras de arte

Hay innumerables factores que dañan las obras de arte, pero los más comunes son los hongos.

Estos, de acuerdo con García, aparecen en materiales de cualquier tipo y la gama de microorganismos de esta clase muy amplia.

«El proceso más drástico y grave lo puedes detectar a simple vista. Los hongos generan manchas sobre los bienes, que pueden ser de naturaleza orgánica (papel, textiles, piel, fibras) y también los hemos llegado a encontrar sobre metales. Comienzan a desarrollarse los hongos y generan hifas. En estados más avanzados, observas manchas rosas, anaranjadas, azules; cambian dependiendo el hongo», detalla.

Sin embargo, la etapa más grave es cuando estos organismos deshacen las piezas, ya que utilizan el material como alimento. Ello se complica si los hongos no se perciben en una primera revisión.

«Una manera en la que trabajamos en Éviter es con el luminómetro; se usa mucho en hospitales o cuando Salubridad va a revisar restaurantes o sitios con limpiezas específicas. Este aparato lee luz; todos los organismos la generamos (debido al) trifosfato de adenosina. (El aparato) tiene un hisopo que lleva luciferasa; lo sacas, pasas sobre la superficie que quieres medir y toma el trifosfato. Después, lo agitas, metes en el aparato y cuantifica la luz. No te dice qué bicho es, pero te habla de una actividad microbiana. Es una manera de que no nos engañe el ojo, que creamos que está limpio y no es así», comenta.

Pero ese no es el único detalle que se debe tener en cuenta, puntualiza la especialista. También hay que tener cuidado con la salud de las personas que trabajen en las labores de conservación y restauración de obras de arte.

«Al igual que los billetes, son bienes que uno toca con las manos, y las esporas, que son las «semillas» de los hongos, se quedan en estado latente en los objetos; se depositan en las manos, en la piel o en la ropa, por lo que la gente debe usar cubrebocas, trajes especiales y batas», comenta.

Es por ello que existen anécdotas donde se habla de aspectos «mágicos» al abrir lugares con tesoros o momias, por ejemplo.

«Hay historias especialmente relacionadas con los faraones y sus tumbas, pero no había maldiciones. (Tomemos en cuenta) que encerraron un cuerpo en descomposición dentro de una cámara, a saber también de qué se enfermó y murió. (Por ende), se desarrollaron una serie de microorganismos. Cuando llegaron arqueólogos y saqueadores, abrieron esos espacios, levantaron el polvo donde viven los hongos. Imagínate: los aspiras, van a un lugar oscuro, caliente y húmedo (pulmones) y te enfermas», dice García.

Contaminación cruzada

Además de los hongos, uno de los «enemigos» en la conservación y restauración del arte es la contaminación cruzada.

Es decir, aquella donde se conjunta diversos agentes, lo que dificulta el tratamiento de los objetos.

Por ejemplo, actualmente la experta trabaja en la Capilla Enterrada, edificación ubicada en Zapotitlán Salinas, Puebla. Está en una zona que, inicialmente, se dedicaba a la extracción de sal.

En ella, han detectado varios elementos, algunos de ellos derivados de los hongos generados en el excremento de aves y murciélagos que llegaron a se sitio.

«El tema de los hongos es muy complejo, pero tenemos también la contaminación cruzada. (No siempre) se puede meter algo en un capelo. El hecho de que haya gente que todo el tiempo entra a la Capilla deja patógenos. Se debe hacer un seguimiento de la obra (cualquier tipo) para que se garantice su conservación o puede salirse de control», detalla.

Un ejemplo donde existe un ambiente estéril para cualquier tipo de contaminantes es el sitio que resguarda la Constitución de Estados Unidos.

«Está dentro de un capelo, con gases inertes. Los microorganismos, al no tener oxígeno, no proliferan», afirma.

conservación arte | Business Insider México
Se realizan diversas técnicas para la conservación del arte. Cortesía.

Consecuencias de no cuidar el patrimonio artístico

Para preservar el patrimonio cultural de un país, se requiere que las autoridades pongan atención en la prevención (evitar daños), conservación (estrategias para frenar las afectaciones) y restauración (enfocada en la parte estética) de las obras de arte.

«Las consecuencias (de no hacerlo) son incosteables. Por ejemplo, se incendió uno de los templos donde trabajé, la que era considerada la «Capilla Sixtina» de Michoacán (era la iglesia de Santiago Apóstol, en Tupátaro); databa del siglo XVI y tenía maravillosas decoraciones. Todo se perdió y no hay manera de recuperarla», puntualiza García.

Esto no está relacionado con cuánto costó una pieza artística, sino con la herencia cultural irrepetible de una nación. «Aunque la materia de la que estaban constituidas cueste un peso, (son obras) invaluables, irrepetibles», asegura.

Es por ello que, si existe una pieza artística dañada, se debe hacer énfasis en su tratamiento.

«Los protocolos se deben llevar, antes, durante y después de las afectaciones, además de dar seguimiento. Cuando tenemos algún patógeno sobre ellas, tomamos muestras y las llevamos al laboratorio. Hacemos desinfecciones y empleamos técnicas como la nebulización. En algunos textiles, documentos, fotografías, lavamos los objetos en tinas», detalla la maestra en conservación y restauración.

¿Dónde acudo si tengo una obra de arte y requiere conservación?

Hay personas que tienen obras de arte en sus casas y, al igual que en un museo, requieren conservación y, en algunos casos, restauración.

La experta hace énfasis en que no deben seguirse recetas o técnicas que se encuentren en internet para tratar los objetos, ya que puedes dañarlos de manera irreversible. ¡Hasta el agua puede afectarles!

Ejemplos graves de un mal trabajo con piezas artísticas es «El Caballito», de Manuel Tolsá, y el «Ecce Homo», localizado en Borja, España.

«En ‘El Caballito’ desconocían el trabajo y los fundamentos de una obra histórica. Si bien eran artesanos de escultura y sabían poner una pátina, no conocían la génesis, la relevancia de la obra. Otra muestra es el ‘Ecce Homo’; vean nada más el (desastre) que generaron», dice García.

Para evitar casos similares, recomienda que la gente se acerque a los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH), en el caso de objetos prehispánicos y que tengan una antigüedad previa a 1900, o de Bellas Artes y Literatura (INBAL). También pueden dirigirse a la Secretaría de Cultura.

También pueden acercarse a personas restauradoras que, de manera particular, pueden orientarles.

«Nosotros tenemos, de manera particular, nuestra empresa llamada L’atelier: Patrimonio y conservación y la asociación civil Yo restauro patrimonio. Ahí podemos dirigirlos con las personas adecuadas», menciona García.

Pasos básicos para cuidar obras de arte en casa

La maestra en conservación y restauración de obras de arte detalla algunos pasos básicos para que cuides tus piezas artísticas.

Busca lugares frescos, donde no dé directamente el rayo del sol, porque las variaciones de temperatura y rayos UV son constantes.

  • Limpia periódicamente tu casa y los espacios donde estén las obras.
  • Revisa que no existan filtraciones o humedad en cubiertas y muros.
  • Si tienes cuadros, explora que no haya hongos o insectos detrás de ellos.

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