Simon Dalgleish

Simon Dalgleish

Simón Dice

El tema más hablado en los medios durante las últimas semanas ha sido el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, y no es para menos. Se trata de una situación crítica afectando inocentes; se están perdiendo vidas humanas, y no hay mucha certeza sobre su evolución, consecuencias, si se involucrarán más países o cuándo podremos ver una resolución.

Gran parte de las noticias económicas sobre el caso se refieren a la caída del valor del rublo —la moneda rusa— y la salida de capitales del país; además, se habla de las afectaciones en los tratos comerciales tanto con Rusia como con Ucrania. Se trata en general de un problema de enormes dimensiones que está afectando todos los aspectos de la vida diaria, ¿pero cómo se conecta todo esto con la temática de este espacio?

Hoy quiero abordar algunos puntos que considero son importantes conocer para cualquier persona interesada en el mundo de las inversiones, y que quizá no son tan obvios o no han tenido tanta cobertura en los medios. De igual forma, hablar sobre algunos de los mitos y suposiciones sin fundamento que algunas personas suelen tener sobre los conflictos armados y su relación con la economía.

Antes de abordarlos, quisiera aclarar que esta opinión no pretende ser un análisis exhaustivo de lo que está ocurriendo ahora mismo, ni explicar “la verdad” detrás de todo esto; por el contrario, es apenas una pequeñísima fracción de un complejo problema sociopolítico que sigue en desarrollo y sobre el cual incluso las personas más expertas sólo pueden especular.

El peso del conflicto en el panorama mundial

Quizá la primera pregunta de muchos sobre este conflicto fue ¿por qué se habla tanto de él, pero se ignoran otras catástrofes y guerras? La respuesta corta (así lo requiere un espacio como éste, donde no hacemos análisis geopolítico), es que Rusia tiene armas nucleares y la posibilidad de que las cosas escalen al nivel que decidan usarlo es sumamente preocupante para toda la población del planeta.

Además, Rusia es una gran potencia en el mercado petrolero, y adicionalmente Rusia y Ucrania son grandes productores de granos como el trigo, que distribuyen a muchos países. Estos hechos hacen que el precio de ambos pueda subir, agravando una tasa de inflación que ha sido preocupante desde hace varios meses.

Todo esto te puede dar una idea de por qué es importante a nivel global, ¿pero qué hay de nuestras finanzas personales y el día a día desde este lado del mundo? Vamos a ello.

¿Esto impactará mi bolsillo? —La respuesta corta es sí

El principal impacto de esta situación estará en el precio del petróleo. Una gran parte del comercio de combustibles fósiles de Rusia se da con la Unión Europea; si se corta el suministro de petróleo, su precio comenzará a dispararse, y ya mismo se habla de la posibilidad de rebasar los 150 dólares por barril.

Un aumento en su precio, además de las consecuencias macroeconómicas que trae consigo, impactarán en la economía de las personas comunes: el alza de precios en todo tipo de mercancías puede llegar a ser muy severo, y es algo que pocas economías podrían soportar (sobre todo cuando apenas nos estamos recuperando de la pandemia). Si a esto sumamos también el aumento en el precio del gas natural, los problemas comienzan a multiplicarse para la ciudadanía.

Otro posible impacto, muy visible para los ciudadanos de a pie, serán los granos, y más concretamente el trigo. Tanto Rusia como Ucrania son grandes productores de este cereal, y una gran cantidad de empresas dependen de sus transacciones con estos países; los futuros del trigo ya se encuentran en niveles máximos, y en el corto plazo es posible que veamos un incremento en el precio del pan, la cerveza y otros productos derivados.

Como mencionaba hace un tiempo, los commodities son un instrumento muy volátil que no es para todo mundo. Si los consideraste dentro de tu portafolio para este año, la recomendación es mantener la calma y ser moderados: es cierto que se están alcanzando niveles muy altos en sus precios, pero recuerda que esto puede revertirse de un momento para otro.

No es momento de especular, sino de ser conservadores con ellos, y como siempre advertimos en este espacio, si ya estás viendo la ola es porque ya es demasiado tarde y no es buena idea que intentes subirte a ella.

La falacia de la ventana rota

A nivel popular está muy extendido el mito de que las guerras estimulan la economía, y que al final la producción y recuperación económicas rebasan los índices previos al conflicto. Quienes sostienen este dicho, aseguran que la producción industrial y el consumo ayudan a crear más empleos y esto ayuda a mejorar las condiciones económicas de los países; es cierto que la producción balística crece en tiempos así y generan empleos, pero a su vez los recursos destinados a este fin bien podrían dar empleo en otras industrias, como los servicios, el ocio o el campo.

Los ejemplos de estos casos abundan: la Guerra de los 100 Años entre Francia e Inglaterra frenó el comercio entre estos países y estancó sus economías. Aunque los conflictos se desarrollaron en suelo francés, este país se vio un poco menos afectado debido a su comercio con otras naciones, mientras que los ingleses pasaron tiempos muy severos de los cuales les costó trabajo recuperarse.

En un caso más reciente podemos mencionar la Guerra de Vietnam, un conflicto que además de controvertido, le costó a Estados Unidos una cantidad abrumadora de dinero. El costo diario de la guerra, tanto en armamento como en la logística de mantener a los hombres en el combate, excedía por mucho el presupuesto para otras áreas, como la educación. Por su parte, aunque Vietnam resultó ganador del conflicto, perdió una gran cantidad de su infraestructura industrial y de transporte, viviendas, escuelas, hospitales, y una parte importante de sus recursos naturales quedaron dañados de forma irreversible, afectando la salud de la población.

Algunos estudios sobre conflictos pasados alrededor del mundo señalan que si bien al comenzar las guerras existen caídas en la economía (que en promedio oscilan entre 4 y 6%), después de un tiempo, regularmente 12 meses, tras las oscilaciones y los ajustes del mercado, hay un crecimiento que puede equilibrar estas pérdidas. En este momento es difícil hacer una predicción de este tipo, ya que el problema sigue en desarrollo y no hay indicios de que se alcance una solución a corto plazo, a pesar de las reuniones para tratar de llegar a acuerdos.

Como puedes apreciar, la guerra es una situación indeseable en todo sentido, y en donde los ciudadanos no ganan nada, sin importar del lado en el que se encuentren. Además de seguir de cerca el conflicto, mantengámonos atentos a cualquier acción, por pequeña que sea, que podamos hacer para ayudar a quienes están envueltos contra su voluntad en este conflicto.

conflictos bélicos | Business Insider Mexico
Conflictos bélicos y su impacto financiero | Brenda Peralta – Business Insider Mexico

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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