- La confianza ayuda a las personas a realizar sus trabajos con éxito, pero en exceso también puede suponer problemas en la vida cotidiana.
- Dudar de vez en cuando ayuda a pensar con perspectiva a la hora de tomar decisiones, aunque tampoco hay que dejarse dominar por ello.
- Estos consejos te ayudarán a balancear ambos puntos.
- ¿Ya conoces nuestra cuenta de Instagram? Síguenos.
Tener confianza en uno mismo, que va de la mano con el autoestima, es algo bueno. Al menos en muchos casos es así. La confianza ayuda a las personas a realizar sus trabajos con éxito. Esa seguridad impulsa la determinación de luchar por las metas propuestas.
Por otro lado, la falta de ella es un efecto paralizante que no nos deja avanzar, manteniéndonos cautivos de nuestra propia inseguridad. Nos volvemos cautelosos, nos invade el miedo al fracaso y no nos permite crecer.
Existe un límite que no se debería sobrepasar en ninguno de los casos. Superarlo puede suponernos un problema.
Está bien tener confianza, pero en su justa medida, así como también es importante dudar de vez en cuando. Siempre en términos medios.
Encontrar el equilibrio perfecto es difícil, pero posible
«La duda es una experiencia universal. Todos la tenemos en distintos grados. Y eso es bueno», explicó el psicoterapeuta John Amodeo en un artículo.
«Las personas que nunca se cuestionan pueden convertirse en un peligro para sí mismas y para los demás».
La duda sobre uno mismo es similar a la vergüenza sana. Es importante saber reconocer cuándo hemos hecho daño a alguien, nos equivocamos o tenemos que cambiar algo.
Lo crucial es saber asumir nuestro error. La duda es una amenaza para el ego.
«La verdadera confianza está relacionada con nuestra intención de ser emocionalmente honestos», expuso Amodeo.
«En lugar de dejarnos consumir por pensamientos sobre el futuro desarrollo de las cosas, nos detenemos con valentía y buscamos en nuestro interior lo que realmente siente nuestro corazón».
Tener dudas sobre uno mismo es algo natural. Se necesita mucha fuerza para saber lidiar con ellas, tu autoestima y la confianza.
Con trabajo se puede conseguir adoptar una postura. Es necesario que estemos abiertos ante la nueva información o descubrimientos que nos ayuden a afinar nuestro camino.
Pero no hay que olvidarse de la humildad, puesto que un exceso de confianza podría llevaros a problemas, algunos bastante serios.
Parecer demasiado arrogante puede alejar a las personas al creer que estás por encima de ellas. También puedes dejar escapar buenas oportunidades porque parecen demasiado fáciles. O quizás terminas diciendo que sí a responsabilidades que en realidad te sobrepasan.
TAMBIÉN LEE: Buscar trabajo sin que tu jefe se entere es una misión complicada —13 maneras para hacerlo de manera discreta