La imagen profesional es una de las 7 imágenes subordinadas que conforman la imagen de una persona o institución, y habla de la percepción que se tiene del desempeño de su actividad profesional; esto incluye la manera de verse y comportarse.
Existen varios componentes que hablan bien o mal de nuestra imagen profesional; estos son los más esenciales.
Puntualidad
No existe como tal una regla que nos indique con cuánto tiempo de retraso ya te conviertes en impuntual o no; depende de la cultura, el lugar y las personas con las que te encuentres — en México existe una tolerancia de 10 a 30 minutos. Pero repito, no hay una regla que indique que en este tiempo las personas no se enojarán contigo porque les haces perder tiempo valioso, así que evita contratiempos y quedar mal.
En el ámbito laboral, la puntualidad —aparte de ser una obligación por parte del trabajador y que puede catalogarse como incumplimiento si no se lleva a cabo— demuestra que eres una persona organizada y responsable, cualidades importantes para un puesto de trabajo.
Para algunos, ser puntuales no es fácil, pero sí es posible cambiar comportamientos para lograrlo como calcular los tiempos, levantarnos o poner el despertador 30 minutos antes y evitar distracciones que alenten nuestras actividades.
Empatía
La empatía es la capacidad que tenemos de conectarnos con las personas, de percibir y compartir los sentimientos y pensamientos de los demás. Esto ayuda a crear un ambiente laboral sano y buenas relaciones en el trabajo. No significa que debas ser amigo(a) de todos, pero tener una buena relación ayuda a que te desempeñes mejor porque te sientes contento y cómodo (a). Además, las personas empiezan a ver tu liderazgo y las fortalezas que tienes para otros cargos que impliquen el trato con la gente, lo que podría llevarte a un posible ascenso o a premiarte con otro tipo de tareas.
Iniciativa
¡Siempre es bueno estar un pie adelante! A los jefes les agrada una persona con iniciativa, que no le tengan que estar diciendo lo que tiene que hacer; si eres nuevo(a) es evidente que tendrás dudas y que estarás al pendiente de lo que tu jefe te solicite o de las funciones que vas a desempeñar, pero si ya sabes con exactitud tus funciones, no esperes a que te digan qué hacer. Esto resulta agotador y habla que eres una persona que no tiene disciplina y constancia para hacer las cosas: da propuestas innovadoras o que tú consideres que ayudarán al trabajo aunque no te las pidan, esto habla de que eres una persona con visión que se preocupa por la empresa y su trabajo.
Tu outfit para el trabajo
Tener un aspecto profesional no necesariamente significa usar un traje sastre que no vaya contigo. Puedes utilizar el código de vestimenta business casual, — un poco más informal pero que se sigue viendo profesional —, dependiendo del mensaje y la autoridad que se quiera transmitir, así como de la empresa y los protocolos de vestimenta.
Adapta tu estilo con prendas básicas con las que puedes lucir profesional como sacos, blazers, pantalones negros o falda de vestir; falda tipo lápiz o plisada, blusas sin escote pronunciado y camisas lisas (blanca) o estampadas. Toma en cuenta que los colores, estampados, rayas o cuadros, comunican accesibilidad, mientras que los colores más oscuros y texturas lisas, autoridad.
Tu trabajo marca la diferencia
Todos somos únicos e irrepetibles y marcamos una diferencia con los demás. Aplica esta regla para el trabajo: si todos los demás entregan su trabajo en papel bond, utiliza otro tipo de papel que tenga otra textura y grosor; si todos usan powerpoint para las presentaciones, utiliza prezi, keynote o cualquier otra plataforma. El punto es ser diferente en tu trabajo para que la gente reconozca tu labor, creatividad y te vean profesional.
Tu trabajo por sí solo hablará por ti, pero si además de hacer un buen trabajo cumples con todos estos puntos, tus jefes comenzarán a ver a una persona disciplinada, organizada e innovadora, verán cualidades que antes no llamaban su atención y se fijarán en ti.
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