- Fanny Mayo inició su hobbie a los 15 años, cuando aún no existía una comunidad de de scrapbook tan grande en el mundo.
- Su primer cliente fue la primera gran lección para que Mayo transformara el hobbie en un negocio, un proceso que le tomó varios años.
- Mayo ahora es una de las crafters populares y asegura que la creatividad es esencial para no olvidar que se trata de un hobbie.
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Fanny Mayo inició su hobbie a los 15 años, cuando aún no existía una comunidad de de scrapbook tan grande en el mundo o si quiera se conocía el término como tal; para ella era un álbum de recorte.
Más tarde como graduada de diseño por la Universidad Autónoma de Guadalajara, continúo con este hobbie en el tiempo libre que le dejaba su trabajo en la agencia de diseño que tenía junto a su esposo.
Uno de los primeros proyectos que se le ocurrieron hacer, además de su pasión por el scrapbook, fue la transición a las invitaciones, donde Mayo hacia todo el proceso de cortar el papel, diseñar, los colores, todo producido por ella.
El primer cliente de un hobbie es primordial para aprender de los errores
Su primer pedido fueron 50 invitaciones, ahora en su estudio de crafting entrega hasta cinco clientes por fin de semana, en especial, para bodas.
Esas invitaciones fueron la primera gran lección para que Mayo transformara el hobbie en un negocio. «Me tomó dos semanas hacer el pedido, porque desconocía el proceso. Esto es algo que enfrentamos todos cuando empezamos y con ello aprendí que no me podía pasar una semana solo en el diseño. Todo lo aprendes en la marcha», dijo.
Mayo asegura que valora mucho ese primer pedido porque fue cuando inició su proceso de 10 años para consolidarse como una de las crafters más conocidas dentro del mundo de las manualidades. Actualmente, cuenta con más de 50,000 seguidores en Instagram.
El golpe de realidad de saber que un hobbie ya era un negocio
Como emprendedora, Mayo tuvo un golpe de realidad cuando se dio cuenta que el trabajo ya le exigía moverse a un local para continuar haciéndolo y dejar el comedor de su casa.
Con esa inversión se percató que su hobbie ya se había transformado en negocio, a pesar que después de ese primer pedido, todo lo empezó hacer de forma profesional.
«Empecé en 2010 y en 2012 tuve el empleo más profesionalizado el trabajo, pero hasta hace 7 años me di cuenta que sí estaba haciendo un negocio», dijo.
«Fue hasta que vi la inversión que se necesitaba hacer para realizar el trabajo: tener un local, la cantidad de trabajo y los ingresos que teníamos, que alcanzaba para todos, ahí empiezo a ver que esto ya era un negocio», dijo.
El mayor problema de emprender un negocio con un hobbie es darle valor económico
Uno de los problemas que observó en su proceso fue que las personas que están por vender su hobbie o manualidad, se olvida que se trata de un negocio, debido a la pasión con que trabajan las cosas.
«Las personas que estamos dentro del mundo craft se nos olvida que es negocio, porque somos muy felices haciéndolo y a muchos se nos olvida lo económico», sostuvo.
Al ser un hobbie, muchas personas tienen el problema de fijar un valor a lo que hacen, «porque creen que no se trata de un trabajo».
«Te das cuenta que el valor está en el tiempo de elaboración, en la calidad de los materiales y la calidad con que trabajas. Esto lo vas aprendiendo en los años, es la base de que tu negocio para que pueda seguir creciendo», dijo.
Mantener la llama encendida de la creatividad es clave
Sin embargo, para Mayo es importante también mantener la parte de pasión por el hobbie y no olvida que el negocio nació de algo que te gusta.
Con ello recomienda que las personas pueden mantener » la llama encendida» del proceso creativo al hacer cosas por el simple hecho de hacerlas.
«Sigo haciendo cosas por gusto para regalar, algo que me guste hacer y trato de conservar eso en el estudio», dijo.
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