Rosalinda Ballesteros

Rosalinda Ballesteros

La Ciencia de la Felicidad

Todos deberíamos fortalecer la resiliencia, esa capacidad que nos permite no sólo reponernos de las adversidades, sino también aprender de ellas.

Así como nos entrenamos para una actividad deportiva competitiva, donde la destreza y concentración son cruciales, así también debemos prepararnos para echar mano de  nuestra resiliencia para sacarle provecho a toda experiencia, por mala que parezca.

Por supuesto, yo espero que no enfrentes problemas y fracasos, pero en realidad estos sucesos forman parte de la vida y es de donde sacamos la experiencia para saber encarar las adversidades.

Quien triunfa, no es quien no se ha caído, sino quien ha tenido la fortaleza y sabiduría de levantarse cuantas veces ha sido necesario y, a la vez, de haber aprendido de esos procesos.

El estrés puede ser ese sparrin que puedes aprovechar para volverte una persona resiliente.

Siempre que nos estresamos nos suelen invadir pensamientos negativos que nos paralizan. Te ofrezco aquí algunas sugerencias para que trabajes en cuatro dimensiones el estrés, pero que serán de gran ayuda en caso de que te enfrentes a mayores adversidades.

El aspecto físico

Siempre es el más obvio, pero también es el que más descuidamos. 

Sin energía física, no podemos encarar ni el estrés ni un tropezón mayor. En ese estado, el agotamiento y las enfermedades pueden hacer de nuestro cuerpo una presa fácil.

Por ello, dormir el tiempo adecuado, de siete a ocho horas al día como mínimo, es la mejor forma de fortalecernos. 

Deja toda actividad intelectual o de entretenimiento al menos media hora antes de ir a la cama. Aléjate del trabajo, del televisor, de las redes sociales, y busca actividades que te den paz. 

Tampoco sobra decir que debes ejercitarte y comer de forma sana. 

Tu cuerpo es una gran herramienta al momento de enfrentar dificultades.

La mente

Dicen que quien domina la mente lo domina todo. No es exagerado. 

Quien puede controlar sus pensamientos para evitar aquellas ideas negativas que nos paralizan, logra salir más rápido de cualquier dificultad, pues emplea su mente para hallar soluciones o, al menos, los aspectos menos pesimistas.

En los momentos de estrés, cuando se te dificulta la concentración, se te olvidan las cosas o no logras mirar los detalles, es un momento pertinente para intentar calmar tus pensamientos. 

La respiración 4/7/8 es una gran fórmula que quizá recuerdes: toma aire en cuatro segundos hasta llenar plenamente tus pulmones, sostenlo durante siete segundos y, por último, expúlsalo en ocho segundos (4/7/8).

En esos momentos concéntrate únicamente en tu respiración y trata de hacer algún lado cualquier pensamiento, bueno o malo. 

El aire limpio que llegará a tu cerebro te puede dar una nueva perspectiva de las cosas. Tómalo en cuenta en las circunstancias más tensas de tu vida, pero también todos los días, antes de dormir o en cualquier instante del día.

Emociones

Combatir las emociones negativas es de lo más difícil. Es un reflejo del cerebro para lograr la sobrevivencia.

Cuando esas emociones te ataquen, evita anticipar conclusiones.

Por ejemplo, si saliste tarde a una reunión, en lugar de visualizar que tu retraso te va a provocar problemas, mejor concéntrate en tu traslado para que todo salga bien.

No anticipes que te cancelarán un contrato, se molestarán o hasta que perderás el trabajo (hay imaginaciones muy pesimistas).

Este ejercicio puede ser vital. Cuando ocurre un accidente y hay un herido, es común que las personas que lo acompañan se paralicen al imaginar que la víctima puede morir, en lugar de ayudar para que llegue al hospital.

La dimensión social

Por último, aprovecha esos momentos de estrés para escuchar la opinión de los demás. 

Sucede que cuando encaramos mayores dificultades no toleramos la opinión de otro. 

Sin embargo, es momento de ponernos a prueba y oír esos comentarios, y procurar reaccionar como lo haría aquella persona que más admiramos por su prudencia y sabiduría.

El truco de este ejercicio es que aprendas a ver tus problemas desde otro ángulo, pues no siempre tenemos razón, pero sucede que a veces no queremos darnos cuenta.

Es muy importante aclarar que hay una gran diferencia entre una persona optimista y una resiliente. 

La primera acepta la realidad, se adapta y sabe que la vida tiene un significado para ella. En tanto, las personas resilientes sienten lo mismo, pero ellas ya han experimentado en carne propia alguna dificultad.

Espero que te sirvan estos ejercicios para fortalecer tu resiliencia, es la forma más eficaz de aprovechar las enseñanzas de la vida.

Fortalece tu resilencia | Rosalinda ballesteros

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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