• El coche eléctrico batió récords en 2021 con 6.75 millones de vehículos de batería e híbridos vendidos en todo el mundo.
  • Esto catapultó su consumo de materias primas como el cobalto, fundamental para las baterías.
  • Se espera que la tendencia siga al alza, aunque ya se desarrollan nuevas tecnologías de movilidad menos dañinas para el ambiente.
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El crecimiento del coche eléctrico, que alcanzó su techo en 2021 con más de 6.75 millones de unidades vendidas en todo el mundo entre eléctricos e híbridos enchufables —la mitad de ellas, en China—, tiene un impacto directo en las materias primas: metales como el litio, el níquel o el cobalto están viendo un aumento de la demanda.

Un efecto directo del avance de la movilidad eléctrica es que el cobalto, un metal usado en la fabricación de baterías (85% de lo que se extrae está destinado a ese fin) ya se emplea más para surtir al sector automotriz que a cualquier otro. Hasta ahora su principal destino eran las baterías de los productos tecnológicos.

34% del cobalto empleado a nivel mundial se aplicó directamente en la industria del coche eléctrico en 2021, reportó en su informe anual del Cobalt Institute. Esta entidad que agrupa a productores, industrias, compañías de reciclaje y comercializadoras de este metal.

En total, la demanda de cobalto durante el año pasado ascendió a 175,000 toneladas, 22.1% más que el año anterior. De ellas, 59,000 correspondieron al sector de los autos eléctricos.

La diferencia ya es sustancial respecto a otros usos: las baterías celulares requirieron 26,000 toneladas de cobalto, 12% más que el año anterior, por el aumento de tamaño de baterías de los modelos compatibles con la tecnología 5G; las laptops y las tabletas emplearon 16,000 toneladas. Otra tecnología en crecimiento de consumo de cobalto son los drones, que vieron un incremento de 5% interanual.

La cadena del cobalto: cómo llega a tu coche eléctrico

El principal productor mundial de cobalto es la República Democrática del Congo, que genera 74% de la minería de este metal; le siguen países como Finlandia, Indonesia o Madagascar. Sin embargo, el país que más cobalto refina es China. El país asiático suministra 71% del cobalto refinado a nivel mundial, seguido a mucha distancia por Indonesia.

Esta curiosa cadena de suministro, de África a China, ha provocado problemas durante los últimos años, hasta el punto que la presión sobre los márgenes de los productores chinos han provocado una caída de la producción de 35%.

La previsión del Cobalt Institute es que la demanda de cobalto de los coches eléctricos no haga más que crecer, hasta representar 70% del crecimiento de la demanda en los próximos cinco años. En 2026, los coches eléctricos supondrán la mitad de la demanda de cobalto a nivel mundial.

Sin embargo, los fabricantes tienen una alternativa para reducir su dependencia de este metal: las baterías de litio-ferrofosfato o LFP. Esta tecnología, que ya está siendo utilizada por compañías de referencia del sector como Tesla para los vehículos que salen de su fábrica en China, pues aunque ofrece algo menos de autonomía, permite fabricar baterías sin cobalto ni níquel.

Actualmente, las baterías LFP suponen 25% del mercado, frente a las que emplean níquel y cobalto. Según los productores de cobalto, esta alternativa se mantendrá en el 27% hasta 2026, pero está por ver si los fabricantes de coches eléctricos se acogen más a esta composición química para eludir los riesgos de depender de un metal cuyos precios van en aumento.

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