Existe en Estados Unidos algo que se llama «el club del trillón», el cual agrupa a empresas que han alcanzado una valuación de un billón de dólares («trillion», en inglés).
Por convencionalismos, en Estados Unidos un trillón de dólares es lo que en México denominaríamos un billón de dólares —1,000,000,000,000—. De aquí en adelante, usaremos un trillón de dólares, bajo el convencionalismo estadounidense, para mantener el contexto.
Para darles una idea de cuánto es un trillón de dólares, prácticamente es el equivalente al Producto Interno Bruto (PIB) de México. Otros países con un PIB similar son España, Indonesia, Irán, Países Bajos y Arabia Saudita. Dicho de otra forma, las empresas que están dentro de este club tienen el mismo PIB que una economía como la mexicana o sus pares.
Dentro de estas firmas se encuentra Apple, la tecnológica más valiosa del mundo, con un valor de mercado de 2.5 trillones de dólares; le sigue de cerca su eterno riva, Microsoft (valuada en 2.3 trillones de dólares). En tercer lugar se encuentra Saudi Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudita que controla la mayor de la producción mundial, con un valor de 2 trillones de dólares.
Entre las empresas valuadas en menos de 2 trillones están Alphabet, la matriz de Google, con un valor de 1.8 trillones de dólares; Amazon, la mayor empresa de ventas al menudeo en línea con 1.7 trillones de dólares; y Tesla, que a finales de 2021 entró al club, con un valor de 1 trillón de dólares.
Fuera del club, pero cerca de llegar al trillón de dólares está Meta, la tenedora de Facebook, Instagram y Whatsapp, con 0.92 trillones de dólares.
Vale la pena destacar también que Bitcoin como criptomoneda ha alcanzado una valuación de 1 trillón de dólares.
¿Cuánto tiempo les tomó a estas empresas llegar al club del trillón?
Empezando por Saudi Aramco que existe desde 1933 cuando era la California – Arabian Standard Oil, le tomó más de 50 años a la empresas llegar a esta valuación. A los rivales Microsoft y Apple les tomó 44 y 42 años respectivamente.
La siguiente generación creció a un ritmo más rápido; a Amazon y a Google les tomó 24 y 21 años respectivamente. A Tesla, por su parte, y considerando su fundación en 2003, le tomó 18 años alcanzar dicha valuación. Cabe destacar también que la valuación de Bitcoin a un trillón le llevó 12 años.
Una característica en común de todas estas empresas y negocios como Bitcoin es su relación con la energía. Saudi Aramco representa el modelo energético de salida, el petróleo como fuente dominante de energía de los últimos 70 años. Microsoft, Apple y Google, por su parte, no solo producen dispositivos tecnológicos que consumen energía; también utilizan servidores para almacenar y utilizar datos en la nube y otras aplicaciones informáticas que requieren energía.
Amazon tiene un negocio más diversificado. Si bien, del lado del consumo, requiere energía para sus servidores para la venta minoristas y sus aplicaciones en la nube, sino también por su modelo de entregas que requiere repartos en transporte aéreo, marino y terrestre que consume combustibles. En ese sentido, la empresa busca cambiar su modelo de entregas para integrar cada día más fuentes renovables para su sistema de entregas.
En lo que corresponde a Tesla, la empresa hace su apuesta en el cambio del modelo de transporte individual con automóviles eléctricos. Las ventas de la empresa han superado a armadoras tradicionales como Ford y GM en los últimos años y se espera que solo sea el comienzo. Además, apuesta por la generación solar distribuida con paneles solares y el almacenamiento a pequeña y gran escala con baterías.
Por último, y por no dejar, el proceso de minería de Bitcoin es intensivo en el uso de energía y a nivel mundial consume lo mismo que todo el estado de Nueva York o todo Noruega o más que lo que utilizan en sus servidores las empresas mencionadas como Google, Meta, Apple, Amazon y Microsoft.
Con esto, es evidente que el futuro se construye alrededor de la energía tanto en su generación, como en su consumo y para actividades digitales como para el transporte. No nos sorprenda que las próximas empresas en entrar al club del trillón tenga una relación directa e importante con la energía.
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