• Además de contar con una historia llena de aventura y emoción que trasciende varias generaciones, el mundo de Star Wars se encuentra repleto de elementos científicos fantásticos que marcaron un parteaguas en el género de la ciencia ficción.
  • Conoce cómo elementos de la ciencia de Star Wars como la Estrella de la muerte, los sables de luz y los droides podrían funcionar en mundo real.
  • Los sables de luz, por ejemplo, podrían existir, pero no serían las mejores armas.
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Además de contar con una historia llena de aventura y emoción que trasciende varias generaciones, el mundo de Star Wars se encuentra repleto de elementos científicos fantásticos que marcaron un parteaguas en el género de la ciencia ficción.

Ya sea que hablemos de bases militares del tamaño de una luna capaces de destruir planteas enteros; sables de luz portados por una orden de místicos caballeros que buscan mantener el equilibrio de la Galaxia o de androides capaces de sostener una conversación, Star Wars cuenta con un sinfín de maravillas científicas que han llevado a varios a soñar en qué se requería para que realmente existieran.

A continuación te presentamos tres casos donde acercamos la ciencia de Star Wars al mundo real.

Mantener operacional a la Estrella de la muerte sería imposible, monetariamente hablando

Ciencia de Star Wars
Reuters

Es muy probable que no exista una base maligna más intimidante que la Estrella de la muerte (vamos, es básicamente una luna armada hasta los dientes). Sin embargo, ¿qué tan viable sería operar y mantener tremendo instrumento apocalíptico capaz de vaporizar un planeta en segundos? De acuerdo con el proveedor de energía británico, Ovo Energy, no sería nada (pero nada) barato.

Tomando en cuenta su tamaño (120 km de diámetro y un ecuador de 377 km), personal (2,068,937 personas) y otros elementos como energía eléctrica, alimentos, lavandería y más, el costo operacional de la Estrella de la muerte por día sería de o 7.8 octillones de dólares (7,800,000,000,000,000,000,000,000,000).

Para poner esa cifra en perspectiva, es más de 100 billones de veces la actividad económica mundial anual de la Tierra; o 30 billones de veces la riqueza existente en nuestro planeta.

Sin embargo, existe un factor en particular que resultaría el más costoso: el infame rayo destructor de planetas. No solo necesitaría una fuente de energía tres millones de veces más poderosa que el sol para recargarse, sino que también costaría casi 8 octillones de dólares por disparo, de acuerdo con Fortune.

Los sables de luz serían armas sumamente imprácticas

Ciencia de Star Wars
Unsplash

¿Quién no ha soñado con ser un caballero Jedi (o, si eres muy rebelde, un Sith) para poder portar un sable láser? Quizás de todos los inventos científicos de Star Wars, estos son los que más se mantienen en nuestras mentes.

Los sables láser de la vida real podrían estar hechos de plasma (el cuarto estado de la materia) y serían teóricamente posibles; sin embargo, también serían terriblemente imprácticos y algo más allá de nuestras capacidades tecnológicas actuales, de acuerdo con Martin Archer, físico de plasma espacial en la Universidad Queen Mary de Londres.

Esencialmente, el plasma incandescente podría convertirse en una cuchilla mediante el uso de imanes fuertes de la misma manera que se hace para los experimentos actuales de reactores de fusión nuclear, según Archer.

La desventaja serían las batallas con sables de luz. De acuerdo con Archer, un proceso fundamental de la física del plasma llamado reconexión magnética sería inevitable cuando dos sables se acerquen lo suficiente.

«El patrón completo de las líneas del campo magnético cambiaría, liberando explosivamente todo el plasma caliente contenido en ambos sables de luz. El resultado probable es que, tanto a ti como a tu oponente, se les vaporicen partes del cuerpo en un solo choque», explica Archer.

La inteligencia artificial (IA) actual nos acerca cada vez más a los droides de Star Wars

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UnSplash

Uno de los principales encantos en la franquicia de Star Wars son los droides; robots capaces de interactuar con personas en tiempo real como si se tratasen de otro ser vivo. Son, dicho de otra manera, el pináculo de la inteligencia artificial, y puede que estemos más cerca de crear este tipo de vida inteligente de lo que pensamos.

Actualmente existen distintos avances en el campo de la inteligencia artificial, pero pocos son tan notorios como el del robot humanoide más avanzado hasta el momento: Sophia de Hanson Robotics.

Sophia personifica los sueños más ambiciosos en cuanto al futuro de la inteligencia artificial (IA) y la robótica. Es la primera ciudadana robot del mundo y la primera embajadora de innovación de robots del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Con Sophia, Hanson Robotics busca comprender las interacciones entre humanos y robots y sus posibles aplicaciones de servicio y entretenimiento. Por ejemplo, ha sido utilizada para investigaciones como parte del proyecto Loving AI, que busca comprender cómo los robots pueden adaptarse a las necesidades de los usuarios a través del desarrollo intra e interpersonal.

Quizás no sea tan ingeniosa como C3-PO o R2-D2, pero eso podría cambiar mucho más pronto de lo que esperamos.

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