• Jake Slinn fundó la empresa JS Global Group cuando tenía 19 años.
  • Su compañía recicla, desecha y revende el cargamento abandonado de los muelles.
  • El proyecto se ha convertido en un negocio lucrativo y con operaciones ajustadas.
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La pandemia ha provocado un «tsunami» de problemas en la cadena de suministro de muchas pequeñas empresas, pero Jake Slinn, de 22 años, se «subió a la ola» hasta alcanzar el éxito a través del cargamento.

«A pesar de lo triste que es, con tantas compañías que quebraron durante Covid, ha sido un buen periodo para nosotros», dijo Slinn.

Su negocio, JS Global Group, sirve como una ventanilla única para la destrucción, reciclaje, eliminación y salvamento de cargamento para líneas navieras comerciales ubicadas principalmente en el Reino Unido y Europa.

La prioridad número uno para los transportistas, señaló Slinn a Insider, es asegurarse de que una vez que sus embarcaciones estén atracadas en el puerto, los contenedores de envío se descarguen y vacíen lo más rápido posible. Esto que permite a los transportistas volverlos a poner en circulación.

¿Por qué se abandona un cargamento?

Pero a menudo es más fácil decirlo que hacerlo. A veces, cientos de miles de contenedores de envío con cargamento quedan atrás y son abandonados. 

Los envíos de contenedores no son reclamados por una variedad de razones, aseveró Slinn. 

En algunos casos, la firma quebró o un envío de artículos de temporada o perecederos llegó demasiado tarde para ser vendido. En otros casos, las mercancías no pasaron las inspecciones aduaneras. 

«Si un contenedor está lleno, le está costando dinero a las compañías navieras. Eso no es bueno para su negocio», destacó Slinn.

Agregó que una vez que ha pasado la cantidad de tiempo requerida, el cargamento abandonado se convierte en propiedad del transportista. En ese momento, pueden optar por destruirlo o venderlo. 

Ahí es donde entra Slinn. «La destrucción de bienes es nuestro ‘pan de cada día y nunca rechazamos un trabajo», comentó.

Desde que comenzó su negocio hace cuatro años, ha tenido la tarea de destruir casi todo.

Esto es desde 25 toneladas de chuletas de cerdo podridas después de un percance en un contenedor con un control defectuoso de temperatura hasta 18 contenedores de col morada que se estropearon cuando el ahora famoso buque portacontenedores Ever Given fue noticia después de que se atascó en el Canal de Suez el año pasado. 

También tuvo que deshacerse de máscaras faciales N95 falsificadas y scooters eléctricos que no pasaban los estándares de aduanas en Reino Unido.

¿Su hallazgo más sorprendente hasta ahora? Un cargamento de implantes mamarios abandonados. Dado que se consideran dispositivos médicos, no podía correr el riesgo de ponerlos en el mercado. Por ello, como muchos de sus hallazgos, los destruyó. 

Este año, JS Global Group alcanzó la marca de un millón de dólares en ingresos.

Slinn declaró que la compañía está en camino de generar alrededor de 1.6 millones de dólares.

Subiendo posiciones en la gestión de residuos antes de iniciar su propia empresa

El padre de Slinn, Nigel, trabajó en el sector de la gestión de residuos. Mientras crecía, Slinn notó que le fascinaban los desechos, especialmente cómo y dónde se reciclan los productos.

Cuando tenía 16 años, Slinn abandonó la escuela secundaria y tomó un trabajo como aprendiz en la industria de los desechos.

Ascendió de rango para convertirse en ejecutivo de cuentas comerciales en Sackers. Es la empresa local de chatarra y reciclaje de desechos donde su padre sigue laborando hasta la actualidad.

Slinn señaló que fue entonces cuando notó por primera vez una brecha en el mercado. Tres años más tarde, mientras aún vivía en casa con sus padres, Slinn dio el paso y se fue por su cuenta. Lanzó su negocio de eliminación de cargamento con solo 460 dólares en ahorros.

Al principio, Slinn comentó que aceptaría trabajos pequeños, como mover un contenedor de comida caducada. Pero no pasó mucho tiempo antes de que su labor se convirtiera en tareas más grandes, gracias a sus contactos en la industria. 

Al final del primer año en el negocio, su empresa generó 138,132 dólares en ingresos. 

Actualmente, Slinn mueve entre 200 y 500 contenedores al año. Un contenedor de envío estándar de 12 metros tiene capacidad para un máximo de 29,000 kilos (29 toneladas).

De acuerdo con el expertos, los clientes pagan un promedio de 201 dólares por tonelada, aunque el precio varía según el artículo.

Los productos perecederos tienden a ser los artículos más comunes que requieren destrucción, agregó Slinn.

Además de que se le paga por deshacerse de los alimentos que ya no son aptos para el consumo, también puede ganar tarifas ya que pueden convertirse en digestión anaeróbica y usarse para generar electricidad.

Expansión a la reventa y salvamento

No todos los contenedores abandonados están llenos de productos vencidos, inseguros o falsificados. 

A veces, los clientes de Slinn han abandonado acciones en sus manos que quieren vender rápido; así entró en el lado del negocio de salvamento y reventa. 

El mes pasado, declaró, compró un cargamento de bikinis abandonados y los revendió a un cliente en Dubái, sin verlos. 

En otra ocasión, indicó, un envío marcado como «artículos para el hogar» resultó ser un automóvil. Slinn se quedó con él y planea usarlo con fines promocionales en el futuro.  

«No tenemos idea de lo que obtendremos todos los días. Eso, para mí ,es la parte más desafiante y emocionante del trabajo», apuntó Slinn. 

«Cada labor requiere que pensemos fuera de la caja y determinemos la mejor acción rentable. Esto para desechar, importar o exportar el producto, y una vez que se hace, es una gran sensación».

Subrayó que compara su trabajo con completar un rompecabezas gigante, buscando todas las piezas hasta que encuentra la que encaja.  

Mantener el negocio ágil

Hasta la fecha, los únicos empleados de tiempo completo en JS Global Group son Slinn, su hermano mayor, Jez, y su madre. Slinn explicó que su padre está buscando jubilarse pronto y espera que se incorpore de alguna manera. 

Slinn opera su negocio desde una pequeña oficina. Se asocia con plantas de destrucción, donde puede asegurar tarifas premium debido al volumen de bienes que trae su empresa.

Sin embargo, el negocio ahora está en el punto de buscar su propio almacén para guardar algunos de los objetos rescatados. 

Si bien Slinn se ha hecho un nombre en poco tiempo en el Reino Unido y Europa, quiere expandirse aún más globalmente. Tiene la vista puesta en Estados Unidos.

“Una de las cosas que más me sorprendió de este negocio es que la industria naviera nunca duerme”, concluyó. 

«En algún lugar, alguien siempre está moviendo algo alrededor del mundo. Hemos ganado muchos ‘premios’ hasta ahora, pero aún no he encontrado lingotes de oro».

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