Rosalinda Ballesteros

Rosalinda Ballesteros

La Ciencia de la Felicidad

El capital psicológico positivo (CPP) es el oro molido que le da valor a tu organización y a las personas. Un tesoro que pueden moldear y acrecentar los buenos líderes.

En términos generales, cuando este bien es abundante, se pueden anticipar no solo buenos, sino grandes resultados y, viceversa: si es bajo, difícilmente las metas se alcanzarán.

Claro que depende de muchas otras variables. Un mal líder puede destrozar el capital psicológico positivo acumulado a lo largo de varios años.

Hace unos días mostrábamos cómo Yoshiro Mori, ex primer ministro de Japón y responsable de la organización de los Juegos Olímpicos de Tokio, medró el CPP de su organización al expresar ideas sexistas contra las mujeres.

Hablo de un concepto relativamente nuevo, desarrollado por Fred Luthans y Carolyn Youssef en la primera década de este siglo, en el que se aprecia el capital positivo que cada individuo puede aportar a sí mismo o un equipo a la organización.

El capital psicológico positivo depende de cuatro elementos que se pueden moldear: autosuficiencia, optimismo, esperanza y resiliencia.

Es decir, si una persona o una organización tiene confianza en sí misma, sabe ver oportunidades en medio de la adversidad, es perseverante y aprende de sus errores tiene un alto capital psicológico positivo que, bien invertido, representa una fuente de riqueza y bienestar.

¿Pero cómo conquistamos esos cuatro elementos?, te comparto algunas ideas:

1. Autosuficiencia

Cuando hablamos de autosuficiencia estamos hablando de la confianza que tiene el individuo o la organización de poder enfrentar tareas difíciles. Es, pues, cuando te la crees. Para alcanzar un alto grado de confianza en primer lugar tienes que tener ya un pequeño historial de éxito, estar rodeado de gente talentosa y de personas que sepan motivar, así como ser proclive a utilizar las emociones positivas para que impulsen el desempeño.

Por ejemplo, el líder de un equipo, o uno mismo, debe saber elegir las tareas para cada uno de sus colaboradores a fin de que el resultado sea un éxito que aumente su confianza y no un fracaso, que la mine; también debe rodear a un buen prospecto de gente talentosa ya probada, para que sienta la alta estima en que se le está colocando.

La autosuficiencia hace que un individuo o una organización entera no escatime tiempo y esfuerzo para lograr una meta, mejora el desempeño y la satisfacción laboral.

2. El optimismo

No para todos es fácil mirar las oportunidades en la adversidad, pero también te puedo decir que es una habilidad que se puede aprender.

Las personas «por naturaleza» optimistas tienen el hábito de ver que todas las cosas buenas suceden porque así lo procuraron, que son producto del propio esfuerzo. Por el contrario, para ellas, las cosas negativas suceden por situaciones externas que no pueden controlar, así que para qué preocuparse: los optimistas mejor se enfocan en lo que sí pueden resolver.

Sabio, ¿no? Tener la habilidad de distinguir lo anterior, tarea para los líderes, provoca en las organizaciones un mejor ambiente de trabajo y resultados.

Hay muchas formas de propiciar actitudes positivas. En el Instituto de Ciencias del Bienestar y la Felicidad de la Universidad Tecmilenio tenemos muchas herramientas de apoyo.

3. La esperanza

Aquí hablamos de un estado de ánimo que nos permite perseverar ante los retos porque se esperan resultados favorables y que nos permite planear el resultado. Quienes tienen más esperanza, experimentan menos el freno que provocan las emociones negativas; generan disposición y habilidad para hallar vías alternas para alcanzar sus objetivos; logran sostener en el tiempo un gran empeño. La esperanza incluye la visualización y la planeación.

Distintos estudios basados en psicología positiva recomiendan fomentar este estado de ánimo o virtud para conseguir mejores resultados. ¿Cómo compartes con tus colaboradores tus certezas y tus visiones de dónde te ves y dónde los ves al cabo de un tiempo de trabajo arduo?

4. La resiliencia

Por último, nos toca hablar de la capacidad que nos permite reponernos y aprender de las adversidades, fracasos, conflictos e incluso de aquellas cosas buenas que nos avasallan, como puede ser el éxito.

Una manera clara de fortalecer la resiliencia de una organización, es acompañar a los colaboradores en los procesos. ¿Enfrentamos una pandemia?, se les deben acercar cursos, información y tutores que les ayuden a gestionar juntos la crisis personal y profesional.

Los problemas de una organización se pueden enfrentar evitando riesgos, pero la resiliencia no se gana de esa manera, se logra viviendo.
Las personas resilientes que tanta falta hacen a nuestro lado tienen mucho en común con las personas optimistas: aceptan la realidad, tienen capacidad para adaptarse a los grandes cambios y tienen la convicción de que la vida es significativa.

Los optimistas creen en todo lo anterior, pero los resilientes ya lo han vivido y han aprendido en carne propia de la experiencia.
Así que piénsalo: es tiempo de darle valor a tu organización moldeando su capital psicológico positivo.

Correo: bienestaryfelicidad@servicios.tecmilenio.mx

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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