• En lo que respecta a falsificar cosechas antiguas muy solicitadas, los estafadores lo tenían fácil.
  • Antes, las bodegas ni siquiera se molestaban en marcar sus corchos con su nombre y la cosecha.
  • Ahora, las marcas luchan por mayores mecanismos que impiden a falsificadores replicar una botella.

La caja de madera de pino yacía al lado de una carretera toscana, y no en una de las tantas bodegas de vino. A menudo se afirma que las mercancías de estafadores «se cayeron del camión». Esta vez, según la policía italiana, realmente sucedió así.

Esta no era cualquier botella de vino. Tenía la etiqueta Sassicaia, uno de los vinos tintos más prestigiosos de Italia.

La cosecha 2015 la calificaron como magnífica. En 2018, la revista Wine Spectator nombró al Sassicaia 2015 el Vino del año, y lo exaltó por haber «ocupado el lugar que le corresponde en el mausoleo de los grandes vinos del mundo».

Su precio de 245 dólares la botella hicieron que rápidamente fuera escaso en el mercado mundial del vino. El precio actual, si puedes encontrarlo, ronda los 400 dólares la botella; una ganga, en realidad.

Los estafadores de la botella de vino Sassicaia moldearon el nombre de las bodegas en el vidrio

Esa botella de vino Sassicaia parecía real en todos los aspectos, hasta el nombre de la bodega moldeado en el vidrio de la botella y la etiqueta con hologramas.

Cada botella estaba envuelta en papel arrugado con el logo de la bodega impreso. Pero Tenuta San Guido, el productor de Sassicaia, declaró que el vino era falso después de simplemente hablar con la policía por teléfono.

Dos números de teléfono escritos a mano que se encontraron dentro de la caja del vino llevaron a la policía a un almacén cerca de Milán, donde descubrieron los ingredientes para fabricar hasta 6,600 botellas falsas de Sassicaia 2015.

Todo ese vino podría haberse vendido, según la policía financiera italiana, por casi 2 millones de euros (47 millones de dólares). 41 estuches se empacaron para ser enviados a clientes en lugares tan distantes como Corea del Sur, Rusia y China.

La fábrica de falsificaciones se creó para enviar aproximadamente 700 cajas al mes, lo que generaría aproximadamente 400,000 euros (9.5 millones de pesos).

Dos números de teléfono escritos a mano encontrados dentro de una caja de vino llevaron a la policía italiana a un almacén cerca de Milán, donde descubrieron los ingredientes para hasta 6,600 botellas falsas de Sassicaia 2015. | Guardia di Finanza

De acuerdo con la policía, estos estafadores hicieron un esfuerzo multinacional.

Las botellas habían sido hechas a la medida en Turquía, y las etiquetas, los corchos, las cápsulas y las cajas, en Bulgaria. El vino en sí era siciliano.

Un año de investigación dio como resultado preliminar a un padre e hijo italianos

En noviembre de 2020, después de una investigación de un año de duración, un padre italiano y su hijo, quienes se mantienen en el anonimato, fueron arrestados, acusados ​​de fraude y puestos bajo arresto domiciliario.

También se está investigando a otras ocho personas. Debido a que la investigación está en curso, la policía no ha proporcionado más información.

Priscilla Incisa della Rocchetta, copropietaria de Tenuta San Guido, dijo a Insider que Sassicaia cambiaba regularmente sus métodos contra la falsificación «para que los falsificadores no tengan la oportunidad de adaptarse».

Anteriormente, la falsificación de vino era un proceso artesanal que incluso se podía realizar en casa

Después del arresto de Rudy Kurniawan, algunas bodegas de alto nivel han mejorado sus botellas con un arsenal de ajustes de seguridad que las hacen casi imposibles de replicar. Ricardo DeAratanha | Los Angeles Times a través de Getty Images.

Las botellas vacías que alguna vez habían contenido vino auténtico, idealmente de cosechas más antiguas, podían ser rellenadas con vino falso y volver a taparse.

Alternativamente, podían quitarse las etiquetas de botellas vacías de vino barato y luego colocar etiquetas recién impresas de vinos caros antes de volver a llenarlas.

En los 2000, el maestro de la falsificación de la vieja escuela era el joven Rudy Kurniawan, nacido en Indonesia.

Marzo de 2012, agentes del FBI arrestaron a Kurniawan en la casa que compartía con su madre en Arcadia, California.

Al interior de la casa, descubrieron un taller de falsificación con todo lo necesario, que incluía 18,000 etiquetas falsas. En abril pasado, después de cumplir su condena en una prisión federal, Kurniawan fue deportado a Indonesia.

Los estafadores aprovechan la falta de medidas de seguridad con los vinos

En lo que respecta a falsificar cosechas antiguas muy solicitadas, los estafadores la tenían fácil; los vinos eran tan baratos en el momento del lanzamiento que las bodegas nunca se molestaban en tomar medidas de seguridad.

Algunas ni siquiera se molestaban en marcar sus corchos con el nombre de la bodega y la cosecha.

Las tácticas han cambiado en los últimos años, a medida que los estafadores se han reposicionado para enfocarse en vinos más nuevos en medio de aumentos de precios que, según el crítico de vinos Allen Meadows, «han sido impresionantes».

Consideremos el vino más codiciado de Borgoña: Romanée-Conti, homónimo del Domaine de la Romanée-Conti. La cosecha de 1995 fue lanzada en 1998 a 1,000 dólares la botella.

Actualmente, según el sitio de precios minoristas Wine-Searcher, ese mismo vino cuesta 20,000 dólares. En cuanto al vino más caro de Burdeos, Petrus, la cosecha de 1995 fue lanzado a 650 dólares.

Hoy, ese vino cuesta alrededor de 5,000 dólares.

Ya no es suficiente que los estafadores creen botellas que simplemente parezcan reales

Algunos productores ahora usan tinta ultravioleta en sus etiquetas para protegerse contra el fraude | Cortesía de Maureen Downey

Las bodegas de vino de primer nivel como Sassicaia arman sus botellas con un arsenal de ajustes de seguridad. Algunos están ocultos en o debajo de etiquetas y cápsulas; otros, en el vidrio de la botella.

En la bodega de un productor de Borgoña que produce vinos costosos, los números de serie individuales están impresos en la etiqueta desde hace mucho tiempo.

Todavía es así, pero ahora también están impresos en otros lugares con tinta ultravioleta, visible solo bajo una luz negra.

Algunas otras letras en la etiqueta, pero no palabras completas, también están parcialmente bordeadas en tinta ultravioleta. El lugar donde aparece el brillo puede cambiar con cada cosecha.

Los hologramas también están escondidos en la etiqueta.

La tinta que cambia de color es otra arma. Si miras la impresión desde un ángulo, el color puede ser un tono de rojo. Si cambias tu ángulo, podría ser azul.

«Es casi como aplicar la impresión de billetes de banco a cada botella», dijo Michael Egan, un experto en fraude de vinos en Burdeos.

Además está la microimpresión extrema, cortesía de impresoras digitales especializadas que puede costar hasta seis cifras

Observa de cerca, por ejemplo, el viñedo ilustrado en la etiqueta principal de uno de los vinos más conocidos de Burdeos, el Château Lafite Rothschild.

Sin aumento, es poco probable que distingas las cosechadoras del tamaño de una pulga en medio de las enredaderas. Aún más pequeña es la fecha impresa en su ropa.

En otra gran bodega de vinos, los propietarios han adoptado un enfoque más personal: los nombres de sus hijos están microimpresos alrededor del cuello de las botellas (para no dar una ventaja a los posibles falsificadores, la casa productora no desea ser identificada).

La microimpresión digital más pequeña no puede ser duplicada ni siquiera por las impresoras más sensibles.

El vino de Burdeos más falsificado, el Petrus, toma una postura más dura contra los estafadores

«Si crees que tienes un Petrus falso, puedes enviarlo de regreso a la bodega para su inspección», dijo David Wainwright, un experto en fraude de vinos en Hong Kong.

«Si determinan que es una falsificación, nunca volverás a ver esa botella».

Un número creciente de bodegas de vino ahora arman sus botellas con etiquetas con tecnología NFC.

Delgadas como una oblea, las etiquetas NFC se pueden instalar encima o debajo de la cápsula de la botella.

Si apuntas tu teléfono hacia la etiqueta, la información incrustada por la bodega aparecerá en tu pantalla, asegurándote que el vino es real. Si el sello está roto, la etiqueta no funcionará.

Posiblemente, la más segura de todas las funciones antifraude actuales es la que ofrece Chai Vault, una empresa de autenticación de la consultora de vinos Maureen Downey.

Una etiqueta instalada en la botella registra su historial de transacciones en un libro de blockchain «inmutable».

Otras importantes bodegas de vino realizan cambios sutiles en la forma de sus botellas de un año a otro

También pueden moldear pequeños números en la botella, a menudo en la parte inferior, y alterar el tinte del vidrio.

Mira de cerca la etiqueta del vino de Château Lafite Rothschild. Sin aumento, es poco probable que puedas distinguir las cosechadoras del tamaño de una pulga en medio de las enredaderas. Aún más pequeña es la fecha impresa en su ropa | Cortesía de Maureen Downey.

Para su aniversario número 300, Château Ducru-Beaucaillou, un Burdeos con reputación de añejar bien y por mucho tiempo, rediseñó su etiqueta amarillo-naranja para su cosecha 2020, que nunca será usada otra vez.

Junto con los hologramas ocultos y el grabado con láser, la botella misma está repujada con un intrincado diseño en cera naranja.

Los posibles falsificadores probablemente buscarán opciones más fáciles.

Las elaboradas medidas también pueden significar más seguridad en la producción

«La impresora debe ser Fort Knox», dijo Bruno Borie, propietario de Ducru-Beaucaillou.

2Enviamos a nuestros equipos para asegurarnos de que las etiquetas se impriman exactamente en la cantidad solicitada. De lo contrario, sería fácil para alguien robar un par de rollos de etiquetas, Entonces, no serían falsificaciones».

Sorprendentemente, el Covid-19 ha presentado un desafío en la lucha contra las falsificaciones, dijo Borie.

«Antes, teníamos agentes circulando en nuestros mercados extranjeros, haciendo un seguimiento de nuestros vinos. Pero durante la pandemia, eso se detuvo».

Una vez que se hacen las falsificaciones, el próximo desafío para los falsificadores es descubrir cómo introducirlas en el mercado legítimo. La velocidad es esencial.

«Con los vinos más añejos, tienes una excusa si el vino no sabe bien», dijo Don Cornwell, un abogado de Los Ángeles que es un experto en fraude de vinos.

«Aceptas que simplemente se echó a perder. Pero no puedes decir eso sobre el vino joven. Así que tienes que vender tus falsificaciones bajo el agua a un precio de ganga».

Esas ventas se pueden realizar a través de distribuidores que optan por no examinar con detenimiento la mercancía, o mediante subastas en provincia donde no hay experiencia en vinos.

Los expertos estiman que aproximadamente el 20% del vino que se vende en el mundo es falso

Sin embargo, solo un pequeño porcentaje es vino caro. La mayoría consiste en vino de uso diario dirigido a clientes poco sofisticados, especialmente en China continental.

«La etiqueta puede ser algo así como una réplica de Mouton Cadet, pero ligeramente diferente», dijo el consultor de autenticidad Wainwright, refiriéndose a la marca más conocida de Burdeos a un precio modesto.

«Ves grandes volúmenes de este vino que se venden por 1 euro en hoteles en medio de la nada».

Una vez que el vino falso se ha infiltrado en el mercado, es imposible limpiarlo por completo. Gran parte de ese vino será detectado, pero gran parte no, y se seguirán comprando y vendiendo botellas falsas de los vinos más coleccionables.

«Al menos en el arte», dijo el consultor Downey,

«Los compradores piden una prueba de procedencia. ¿Por qué no hacen lo mismo los compradores de vino? Los delincuentes de todo el mundo se están dando cuenta de que la falsificación de vino estrella es muy lucrativa y se realiza de una manera muy sencilla. Es un entorno de bajo riesgo. Es una plaga que no va a desaparecer», agregó.

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