Paul Alejandro Sánchez

Paul Alejandro Sánchez

Energía Circular

Los que sigan la Fórmula 1 habrán visto que el domingo pasado en el Grand Prix de Bahrein, el piloto francés Romain Grosjean sufrió un aparatoso accidente. Para su buena fortuna, no sufrió heridas de gravedad, pero las llamas del accidente me inspiraron para esta columna.

En una maniobra, Grosjean se estrella contra el muro de contención partiendo el auto a la mitad e inmediatamente causando una explosión. Las llamas fueron impresionantes; sin embargo, en segundos el equipo de la F1 trataba de apagar el incendio y abrir un espacio para que el piloto saliera de entre las llamas. No fueron más de 30 segundos los que pasaron entre el impacto y la salida de Grosjean.

Estamos acostumbrados a ver estas escenas: tras un accidente un auto convencional corre el riesgo de prenderse en llamas. Normalmente, vemos que se utilizan extinguidores de agua o químicos para apagar el fuego. Esto lo que busca es aislar el combustible para controlar el fuego y evitar que inicie algún otro. Pero los autos eléctricos traen sus propios retos y esto funciona diferente.

Un auto eléctrico convencional podría requerir de hasta 1,125 litros de agua por minuto y hasta 24 horas en extinguirse. ¿Por qué?  Pues, básicamente, porque el fuego de una batería de litio de los autos eléctricos no se puede extinguir; seguirá hasta que se consuman todas las celdas.

Las baterías de los autos eléctricos se componen de muchas celdas que se agrupan en módulos y a su vez en paquetes. Las baterías de los autos eléctricos pueden tener uno o varios paquetes y en caso de un corto circuito, el incendio puede alcanzar una temperatura de 2700 grados Celsius. Para darte una idea, el incendio de un auto convencional es de 800 grados Celsius, es decir, que un incendio de un auto eléctrico es tres veces más intenso.

Una vez en el lugar, el protocolo cambia. Lo que se busca no es apagar el incendio sino disminuir el calor lo suficiente para poder activar los mecanismos que separan los módulos y evitar una reacción en cadena y, al mismo tiempo, remover otros objetos de riesgo, por ejemplo, autos aledaños en un estacionamiento. Si esto no es posible, el auto continuará incendiándose por aproximadamente 24 horas.

Los extinguidores de agua son la herramienta de elección por la forma en que funciona la reacción en cadena del incendio en el paquete de baterías. Sin embargo, debe utilizarse siguiendo ciertas precauciones pues, dado el calor el agua puede separarse en sus componentes, oxígeno e hidrógeno, ocasionando una violenta llamarada al proporcionarle a la combustión de más comburente.

Pero no termina ahí, hay otros riesgos asociados: descarga eléctrica, quemaduras por calor, quemaduras químicas, humo tóxico. ¿Lo peor? Si no se siguen los protocolos de desmantelamiento para detener la reacción en cadena, la batería podría volver a incendiarse en un lapso no mayor a 24 horas.

El accidente en Fórmula 1, demuestra los avances tecnológicos, de seguridad y de protocolos que tenemos en incendios de autos convencionales. Pero los autos eléctricos cambian el juego, si el auto que chocó Grosjean hubiera sido eléctrico, quizá el resultado no habría sido tan favorable.

En la medida en que los autos eléctricos se masifiquen y se conviertan en la regla, el reto de los incendios de coches eléctricos aumentará, pero este periodo representa la curva de aprendizaje más complicada para todos los países. En México, estamos a tiempo para iniciar a diseñar los protocolos necesarios para prepararnos a esta nueva realidad e incluir las grandes baterías del transporte masivo.

autos eléctricos | Business Insider Mexico
Brenda Peralta / Business Insider México

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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