- Las contraseñas son clave en la ciberseguridad digital, pero cada vez son más vulneradas.
- Los ataques para obtener contraseñas aumentaron 74% en 2022, por lo que se necesitan medidas adicionales de protección como autenticación de doble factor o cifrado de datos.
- Las contraseñas dejan de ser la llave maestra y se convierten en un componente de apoyo bajo un esquema de seguridad multicapa.
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Las contraseñas son un elemento fundamental en la vida digital de las personas, siendo uno de los elementos clave de su ciberseguridad.
Microsoft calcula que cada persona tiene en promedio cerca de 21 contraseñas, lo que hace más difícil recordar y dar seguimiento a los diferentes accesos y credenciales para iniciar sesión en todo tipo de sitios, servicios y plataformas.
Si bien el olvido es una causa común para gestionar una nueva contraseña, todo indica que otro motivo es la amenaza que representan los ciberdelincuentes. De acuerdo con la edición 2022 del Digital Defense Report de Microsoft, los incidentes de seguridad orientados a obtener claves de acceso se incrementaron a 921 por segundo; esta cifra representa un aumento del 74% a comparación del año anterior.
Esta situación es consecuencia de múltiples vectores, uno de ellos radica en el hecho de que, para evitar la confusión entre diferentes contraseñas, los usuarios suelen repetir la misma palabra clave para múltiples cuentas. Debido a ello, si sus cuentas son vulneradas, los ciberdelincuentes ganan acceso general a sus credenciales.
¿Las contraseñas se han vuelto obsoletas?
Frente a este escenario, ¿significa que las contraseñas se han vuelto obsoletas? No necesariamente; sin embargo, es definitivo que se necesitan más elementos que solo estas para mantener nuestras cuentas seguras.
Las estadísticas hacen evidente la importancia de las contraseñas como primer escudo de protección y llave de la identidad digital; sin embargo, frente a ambientes tecnológicos más maduros, Microsoft dice que tal vez sea momento de cuestionar el rol que tienen dentro del acceso virtualizado.
Cada vez más plataformas, organizaciones y personas apuestan por modelos de protección en capas, recurriendo a mecanismos como doble autenticación o cifrado de datos. Esto suele frenar las incidencias a sistemas incluso cuando las credenciales de acceso se ven comprometidas.
Entonces, ¿dónde deja esto a las contraseñas? Bajo un esquema de seguridad multicapa, las contraseñas dejan de ser la llave maestra de la identidad digital, para convertirse en un componente de apoyo. Esta dirección constituye el acceso en tres aristas: algo que tengo (token), algo que soy (biométricos), algo que sé (contraseña).
Si bien las claves de acceso han evolucionado a lo largo de los años, ofreciendo no solo la posibilidad de autenticar con contraseñas, sino también con pines o patrones, es claro que tampoco son un elemento en extinción. En cambio, las contraseñas pueden transformarse en una figura relevante dentro de estrategias de gestión de identidad más eficientes y sofisticadas.
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