El éxito profesional no proviene en su mayoría de los logros propios, sino que 90% se basa principalmente una cosa: la reputación.

Para labrarte una buena reputación, es necesario que causes buena impresión a la otra persona en ocasiones oficiales, pero también en el ascensor, en los pasillos o en las calles de la ciudad, dominando la técnica de la charla trivial.

Es importante no cruzar los límites personales de la otra persona y, para ello, lo ideal es ir viendo cómo reacciona a tus preguntas y valorar la situación en la que te encuentras.

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