• Después de que Heather Morgan e Ilya Lichtenstein fueron acusados ​​de lavado de criptomonedas, sus personas cercanas tratan de averiguar si todo su estilo de vida fue un acto.
  • Esta pareja llena de contrastes parecía el clásico dúo geek y tecnológico por lo que no se esperaba que fueran los responsables de las acusaciones.
  • Te contamos cómo fue que se conocieron, su estilo de vida y lo que encontraron los federales en su casa.
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Cuando Heather Morgan comenzó a rapear hace unos años, sus rimas surrealistas eran tan desconcertantes que algunos amigos no sabían si ella hablaba en serio o solo estaba actuando. Ahora, después de que ella y su esposo Ilya Lichtenstein fueron acusados ​​de lavado de criptomonedas —4,500 millones de dólares (mdd) en bitcoins— las personas más cercanas a la pareja están tratando de averiguar si todo su estilo de vida de “confort tecnológico” fue en sí mismo un acto.

«Mi reacción inicial fue suponer que era uno de esos artículos de noticias falsas que adjuntan los nombres de tus amigos», declaró un amigo de la pareja. «En ese grado de ‘shock’ me encontraba yo».

Desde el día en que el Departamento de Justicia de Estados Unidos arrestó a Lichtenstein y Morgan con relación al lavado de miles de bitcoins robados, la poco conocida y extravagante pareja de Nueva York se ha convertido en objeto de fascinación pública. Los reportajes en los medios de comunicación muestran la evidencia de sus actividades en línea. Entre ellos el video de rap «Crocodile of Wall Street» de Morgan y sus consejos virales de marketing, que agregaron un giro cómico a la historia.

Según los fiscales federales, Morgan y Lichtenstein crearon una red de cuentas ficticias. Y a través de ellas movieron y lavaron sigilosamente criptomonedas robadas de la plataforma de trading: Bitfinex, mediante un hackeo en 2016. El Departamento de Justicia anunció los arrestos y la recuperación de miles de millones en bitcoins como la «incautación financiera más grande de la historia».

Según Bloomberg, el equipo legal de la pareja argumentó que el caso del gobierno tiene «huecos significativos».

La noticia causó conmoción en los círculos del mundo tecnológico donde se desenvolvían Morgan y Lichtenstein. La pareja es conocida por pasear a un gato bengalí con correa por Manhattan y ser excéntrica en un sentido social. Pero en el mundo de la tecnología y las criptomonedas, eran los típicos e irrelevantes emprendedores de startups.

La imagen que el dúo proyectaba de millennials “geek”, excéntricos y ensimismados era sumamente convincente. Tanto, que a sus conocidos les cuesta creer que eran lo suficientemente sofisticados como para llevar a cabo el crimen. Un exempleado de la startup de su esposa quedó atónito. “Basándome en mi percepción de estas personas, es casi cómico que esto haya sucedido, que sean capaces [de esto].”

Esa fue la impresión que muchos (aunque no todos), de sus conocidos se llevaron.

«Encuentro todas estas cosas ridículas en internet diciendo que no son capaces de hacer esto, desde una perspectiva técnica», dijo un amigo. «Porque considero al 110% que serían capaces de hacerlo».

“Personas tecnológicas adineradas normales”

La pareja acusada es un ejemplo de contrastes.

Ilya Lichtenstein, de 34 años, es tranquilo y reservado. «Exactamente el estereotipo de un informático», interesado en la automatización del hogar y un taller de soldadura instalado en su apartamento. Varios fundadores que acudieron a “Y Combinator” con él, en el verano de 2011, dijeron que no recordaban mucho sobre él. «Debe haber sido un tipo tranquilo», dijo uno de ellos.

Lichtenstein tiene doble nacionalidad: rusa y estadounidense. Responde tanto a su nombre legal, Ilya, como a «Dutch», estudió en la Universidad de Wisconsin-Madison y fue cofundador de la empresa de ventas MixRank. MixRank obtuvo capital del acelerador de startups “YCombinator”, de Mark Cuban y del fundador de 500 Startups, Dave McClure.

“No lo conocía en absoluto”, afirmó el inversionista Cuban en un correo electrónico sobre Lichtenstein. «Tengo tanta curiosidad como todo el mundo por saber cómo se metió en ese embrollo de Bitfinex».

En contraste, aquellos que la conocen, dicen que Heather Morgan, de 31 años, es extremadamente extrovertida y sociable. Como prueba, señalan su personaje bombástico y surrealista de la rapera Razzlekhan.

Le apasiona viajar y pasó varios años después de la universidad viviendo en Egipto donde, según su perfil de LinkedIn, trabajó para el Banco Mundial. Incluso después de fundar una startup de email marketing llamada SalesFolk, Morgan saltaba por todo el mundo. A veces desaparecía en Europa del Este durante semanas sin mucho aviso o explicación, según un exempleado.

Lichtenstein y Morgan no eran individuos frugales, afirmaron sus amigos, pero tampoco eran ostentosos al gastar. Un amigo dijo que creía que valían un par de millones de dólares y declaro que salían a comer sushi de 150 dólares cuando él se encontraba en la ciudad. Alquilaban un apartamento en Nueva York y no tenían coche. Utilizaban los puntos de las tarjetas de crédito para viajar y aprovechaban las millas de viajero frecuente. 

“Viven como personas tecnológicas adineradas normales”, dijo. Quizás uno de los aspectos más extravagantes de sus vidas sea su gata bengalí, Clarissa. La pareja creó una página pública de Instagram para ella y a menudo, la llevaban a pasear por la ciudad.

Le contaron a un amigo que habían ganado algo de dinero con la “inversión ángel”; además de invertir en acciones de empresas de tecnología que cotizan en bolsa. «Muy dentro del margen de lo normal, simplemente, asuntos convencionales».

La pareja mostró interés por las criptomonedas, y en un momento dado trabajaron juntos en Endpass, una startup de billetera para Ethereum.

«Diría que están tan interesados ​​en las criptomonedas como cualquier ‘techie’ promedio», dijo un amigo. Alrededor de 2017, el año posterior al hackeo de Bitfinex, Morgan le recomendó a uno de sus entonces empleados que invirtiera en criptomonedas, afirmaron.

En los meses previos a la acusación, no dieron señales de que algo anduviera mal. Un amigo dijo que no parecían prepararse para huir y que se estaban alistando para comprar en efectivo un apartamento en Manhattan de 2 mdd. Morgan seguía haciendo trabajos de consultoría de ventas y marketing.

Cuando Ilya conoció a Heather…

Peter Bordes, inversionista en la startup Mixramp de Lichtenstein, recordó un episodio peculiar con el fundador hace unos años.

Bordes conoció MixRank a través de su inversionista ángel. Lichtenstein era justo el tipo de fundador con el que a Bordes le gustaba trabajar: inteligente, perspicaz y con un producto de tecnología publicitaria automatizada legítimamente vanguardista.

Pero en 2016, Lichtenstein «extrañamente desapareció por completo», dijo Bordes. Dejó de enviar actualizaciones a los inversionistas y no respondió ningún correo electrónico. Bordes se enteró más tarde gracias al cofundador de Lichtenstein que había dejado la empresa por completo.

«Nunca hubiera pensado que él fuera ese tipo de personas», dijo Bordes sobre las acusaciones. 

Según un amigo, fue a mediados de la década de 2010 cuando Lichtenstein y Morgan se conocieron en una fiesta en San Francisco. Después de su encuentro casual, la pareja comenzó a trabajar en conjunto en la startup de ventas de Morgan, SalesFolk. Con ella ayudaron a otras empresas con su alcance de “cold e-mails” (correos electrónicos en frío).

En cierta ocasión, un evento organizado por SalesFolk en Nueva York se retrasó al inicio, así que Morgan subió al escenario e interpretó un rap de Eminem, sin ninguna pista de acompañamiento, para entretener al público que se encontraba a la espera. “Fue entonces cuando me marché», recordó un exempleado. «Simplemente no puedo quedarme aquí».

Era un ejemplo de cómo sus excentricidades a veces salían a relucir en el lugar de trabajo. «Ella quería que nuestro primer viaje empresarial fuera a Tailandia o a algún sitio del sudeste asiático», recordaba otro exempleado. «A esa curiosa especie de Disneylandia del sudeste asiático, y dar de comer carne a los cocodrilos». Ese viaje nunca se materializó.

Usó su marca personal única como fortaleza, consiguiendo un gran número de seguidores en LinkedIn como experta en ventas y “cold messaging”. «Era muy, muy buena vendiendo su propia imagen y construyó el negocio en función de su propia marca», dijo un exempleado.

Presentándose en las series de “NYC Salon” en 2019, Morgan dio una conferencia acerca de «cómo utilizar la ingeniería social para conseguir lo que sea». Allí incluyó sus consejos arduamente ganados para colarse en fiestas, salir de malas situaciones y en general, «manipular» a las personas para que compartan información o hagan algo.

La campaña de promoción de SalesFolk por parte de Morgan también superó los límites. Creó alias de empleados falsos para hacer que la empresa pareciera más grande y exitosa de lo que realmente era; y existen al menos tres perfiles en LinkedIn de presuntos empleados que según los extrabajadores, no corresponden a personas reales. Los tres perfiles, un «Jefe de desarrollo comercial», un «Analista comercial» y otro trabajador de «Desarrollo comercial», no respondieron a los mensajes en busca de comentarios.

En 2018, Morgan despidió abruptamente trabajadores de SalesFolk sin previo aviso. Si bien la compañía aún tiene presencia en línea, un exempleado señalo que ellos piensan que a partir de ese momento, en gran medida, se trató solo de un ejercicio de marca para ella. Un amigo afirmo que Morgan le dijo que estaba contratando trabajadores en el extranjero para realizar el trabajo de la empresa a un costo menor.

«Fue una especie de shock, viniendo de alguien que trabajó allí», dijo un exempleado. «Teníamos bastante negocio. Había dinero».

El nacimiento de Razzlekhan

Después de que SalesFolk se redujera, Morgan se reinventó. Lanzó su nuevo personaje de rap, Razzlekhan, y grabó videos de rap en Wall Street. «¡El infame cocodrilo de Wall Street ataca de nuevo!», dice el sitio web oficial de Razzlekhan. «Más intrépida y desvergonzada que nunca, se enfrenta a todos. Desde las grandes compañías de software hasta las de cuidado de la salud y los hermanos de las finanzas».

«Siento como que… no puede ser tan mala a propósito», dijo un viejo amigo. «Ella es realmente inteligente. Si quisiera ser una buena rapera, podría ser una buena rapera, así que desde mi perspectiva, era una cosa al estilo ‘Borat'». Dicho esto, «para sus amigos, ella no era más que completamente seria al respecto».

Cuando Lichtenstein le propuso matrimonio a Morgan en 2019, lo hizo con estilo. Encargó una campaña de marketing de guerrilla para su personaje de rapera, que recubrió de carteles la ciudad de Nueva York, y pagó por una cartelera en Times Square. «Sabía que tenía que hacer algo memorable que mostrara realmente cuánto amo y valoro a la verdadera Heather. No solo a la emprendedora ruda, sino también a la ultra rara genio creativa», escribió en Facebook en aquel momento. «Al mismo tiempo, conociendo a Heather, ella hubiera querido que cualquier propuesta fuera pragmática y a la vez aportara valor comercial».

En la boda, Morgan fue llevada en una extravagante litera mientras los invitados ondeaban hojas de palma doradas. Más tarde rapeó a la multitud reunida, según mostró en un video de Instagram que ya no está disponible. Había alrededor de 75 asistentes, según los invitados que estuvieron allí, y tenía un ambiente de fiesta.

Lichtenstein tiene una presencia en línea más discreta, limitada principalmente a publicaciones en Twitter sobre NFT e internet. Morgan también continuó escribiendo extensamente para Forbes sobre todo tipo de temas, desde negociaciones hasta comida para el alma y consejos sobre cómo proteger tu negocio de los ciberdelincuentes. Uno de estos artículos fue distribuido por Insider en 2021.

Y ambos, más recientemente, figuran en LinkedIn como trabajadores de Demandpath, un «microfondo boutique que invierte en la próxima generación de tecnologías prometedoras» que no tiene ningún otro empleado identificable públicamente.

Los federales intervienen

Las acusaciones en contra de Lichtenstein y Morgan se remontan a agosto de 2016, cuando alguien hackeó la plataforma de criptomonedas Bitfinex y movió 119,754 bitcoins a una billetera externa controlada por Lichtenstein. La pareja no está acusada de orquestar el hackeo en sí.

Ese bitcoin, estaba valuado en alrededor de 71 mdd y permaneció intacto hasta enero de 2017. Entonces una parte de los fondos pasó por miles de transacciones y docenas de cuentas diferentes, que el servicio de impuestos internos rastreó hasta la pareja.

A través de una compleja red de identidades falsas, transacciones automatizadas y cuentas empresariales fraudulentas, el bitcoin robado llegó a las cuentas personales de Lichtenstein y Morgan, según una declaración compilada por Christopher Janczewski, el agente especial asignado al caso.

Para toda la ofuscación digital, muchas de las cuentas usaban los nombres e identidades reales de Lichtenstein y Morgan, incluidas las cuentas comerciales institucionales creadas para su firma de inversión DemandPath y las nuevas empresas Endpass y SalesFolk. Cuando los representantes de las plataformas de trading preguntaron, la pareja afirmó que el bitcoin de esas cuentas procedía de las inversiones de Lichtenstein en bitcoin previas a 2015, así como de los pagos de clientes a las empresas, según el comunicado.

En una ocasión, cuando Lichtenstein compró oro a un comerciante de metales preciosos utilizando bitcoin, lo hizo enviar directamente a su domicilio.

Aunque Lichtenstein parece haber tomado medidas para encriptar información sensible, gran parte de la evidencia de las autoridades proviene directamente de la meticulosa documentación que mantenía. En ésta se detallaba el esquema, misma que guardaba en el almacenamiento de la nube. Cuando las fuerzas del orden público obtuvieron acceso a esos archivos el 31 de enero, encontraron una lista de 2,000 direcciones de moneda virtual y sus claves privadas; la mayoría estaban vinculadas directamente al hackeo. También encontraron una hoja de cálculo con información de inicio de sesión para varias cuentas de intercambio de criptomonedas y notas sobre qué cuentas se habían congelado a lo largo de los años.

Ellos también descubrieron una carpeta titulada «personas» con información biográfica y documentos de identificación de otras personas; y un archivo de texto con ideas sobre cómo obtener identidades falsas en la deep web. Debajo de la cama de la pareja, la policía encontró una bolsa de teléfonos celulares, convenientemente etiquetados como «teléfonos desechables», informaron los fiscales en el tribunal.

A principios de febrero, las fuerzas del orden público incautaron 94,636 bitcoins, con un valor aproximado de 3,629 mdd que aún se encontraban en la billetera original.

Por el momento, Lichtenstein y Morgan están bajo custodia después de que un juez federal bloqueara un plan para dejarlos en libertad bajo fianza.

No se sabe qué sucederá con su gata bengalí Clarissa.

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