• Con la idea de generar un mecanismo de ahorro, decidí ahorrar en un sobre, pero fue un gran error.
  • Comencé a tomar el dinero para cualquier "emergencia" que se me presentaba, pero después ya "me debía" mucho.
  • Mi método no funcionó porque no adopte la postura de tener mi ahorro lo más lejos de mi alcance.

La empresa donde trabajaba nos otorgaba el beneficio de acceder a una caja de ahorro. Era una fabulosa forma de ahorrar, porque solo daba el permiso para que me descontaran el ahorro y en automático este se depositaba cada quincena.

Además por cada peso que ahorrábamos la empresa ponía otro, era una gran prestación. Sin embargo, dejé de la empresa y con ello mi ahorro en automático.

En mi nuevo trabajo no existía esta prestación, así que decidí que yo misma iba a generar el mismo mecanismo que me permitió por fin ahorrar: cada quincena tenía contemplada una cantidad para este propósito.

Según yo, era más fácil sacar el dinero de la tarjeta de débito y meterlo en un sobre en mi casa, así no la tendría con todo el dinero para mis gastos fijos. Gran error. Un día necesitaba dinero en efectivo y se me hizo fácil tomar de ahí, con la promesa de regresarlo.

«Me debía» tanto que me fue imposible pagar

Fue el inicio de la debacle, pues ahora en cualquier situación tomaba dinero, y aunque al principio sí lo reponía, llegó el momento en que “me debía» tanto, que me fue imposible pagar. Mi sistema no funcionó. Y mi ahorro se evaporó.

Seguramente no soy la única a la que le ha pasado esto. Existe un factor que nos impide ahorrar y que pocas veces es visible: nosotros mismos. ¿Cuántas veces no has tomado un poquito de ese ahorro, y luego otro poco, así hasta que tu cuenta se queda en cero?

Y es que, aunque tu ahorro está etiquetado, es decir, tiene una meta en específico, basta con caer en la tentación de “luego lo repongo”, para sistemáticamente cubrir “una emergencia”, si lo haces la primera vez, ya lo hiciste siempre.

Entonces, más allá de “no me alcanza”, “no gano suficiente como para ahorrar”, “nunca me sobra nada para ahorrar”, el peor enemigo de nuestro ahorro, somos nosotros mismos.

Solucionarlo puede resultar mucho más sencillo de lo que crees: debes generar la idea de que no existe, y si es posible, no dejarlo a tu alcance.

Entre más lejos de ti mejor

Domiciliar tu ahorro, ya sea directamente a una cuenta de inversión, o a un apartado de tu cuenta de débito, tendrá un doble efecto; por un lado, no olvidarás ahorrar, y por otro, será automático y ni lo sentirás.

Dicen que “ojos que no ven, corazón que no siente”, exactamente eso es lo que pasa con tu dinero y tú, si no lo ves, no tendrás la tentación de usarlo, si no lo tienes a la mano, mucho menos.

Para esto puedes generar la ilusión de que si no está no existe, tu cuenta de débito puede ser aliada en este sentido, muchas aplicaciones actuales te permiten hacer apartados, además de tener un control más estricto de cada rubro, una de las más grandes ventajas es que no se ve disponible en tu saldo final.

Si de plano, ni así puedes lograr no caer en la tentación de tomarlo para “las emergencias”, entonces deberías considerar ponerlo en una cuenta aparte o a plazo donde no sea posible tenerlo al alcance.

¿Sabes si tu cuenta de débito te permite hacer apartados o generar un ahorro oculto? Pregunta y utiliza esta herramienta para que mantengas a salvo a tu ahorro.

AHORA LEE: Si eres de la generación Z esto es lo que debes saber sobre tu retiro —y 3 consejos para avanzar en tu estrategia

TAMBIÉN LEE: Si sigues este reto puedes ahorrar 10,000 pesos en 100 días

Descubre más historias en Business Insider México

Síguenos en FacebookInstagramTwitter y LinkedIn