• Los trabajos, que por su naturaleza, obligan a las mujeres a estar más tiempo en la calle, las convierten en personas más vulnerables.
  • De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2021, la percepción de inseguridad durante 2020 en mujeres fue mayor.
  • Esta es la historia de una agente de bienes raíces que cuenta cómo es trabajar con violencias.
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Los trabajos que, por su naturaleza, obligan a las mujeres a estar largos periodos en la calle, las convierten en personas más vulnerables a la inseguridad y acoso sexual.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2021, la sensación de inseguridad durante 2020 en mujeres fue mayor, con 81.7% a diferencia de 74.7% en hombres.

El transporte público y la calle son los principales lugares donde las mujeres se sienten inseguras, con 73.8% y 69.5%, respectivamente. Por otro lado, 22.8% de las mujeres declararon que enfrentaron intimidación sexual o acoso y violencia en los espacios públicos.

«Hay muchas maneras de agredirnos que nos vulneran y nos restan seguridad»

Ingrid, quien pidió cambiar su nombre por motivos de seguridad, es agente de bienes raíces desde 2018. Cuenta que durante estos años ha tenido que implementar protocolos de seguridad, debido al peligro al que se ha visto expuesta.

Su testimonio revela cómo, mientras realiza su trabajo, ha estado expuesta a riesgos de violencia, desde extorsiones telefónicas y comentarios incómodos, hasta miradas lascivas hasta propuestas de citas.

«Las mujeres nos estamos ganando la vida, porque todas tenemos responsabilidades y no vamos a quedarnos inactivas porque hay muchas maneras de agredirnos, que nos vulneran y nos restan seguridad, que nos hacen sentir miedo, cada vez que queremos lograr una venta o renta», dijo.

Según cuenta Ingrid lo que más sucede en su grupo de asesoras es que clientes masculinos solicitan ver varias propiedades para comprar o rentar una en particular, durante días acuden a ver más casas o departamentos junto con su asesora, hasta invitarlas a salir o ir a tomar algo. 

Las asesoras al negarse a salir con ellos, los clientes ya no las buscan más para comprar el inmueble y desaparecen. 

“Tuve que poner reglas porque tuvimos incidentes con asesoras, que resultaron incómodos para ellas, donde no sabían si los clientes les iban hacer algo”, dijo la agente de bienes raíces.

Las extorsiones telefónicas son algo común como agente de bienes raíces

No solo este tipo de acoso es al que se han enfrentado, Ingrid cuenta que las llamadas de extorsión son del día a día; sus teléfonos personales se convierten en públicos por la naturaleza de su trabajo.

“En una ocasión un hombre con voz recia habló a la inmobiliaria y me dijo: ‘voy para su oficina, quiero hablar con usted. Espero 20,000 pesos listos”, dijo  Ingrid. 

Ante esto, la inmobiliaria de Ingrid ha tomado los números de estas llamadas para crear una base de datos y no contestar, incluso han realizado denuncias ante las autoridades debido al constante acoso de los extorsionadores. 

“Hay zonas como en Morelos, donde al principio hacíamos la práctica tradicional de poner una lona (para la venta o renta de un inmueble) y la frecuencia con la que nos llamaban de distintos supuestos carteles para decirnos que ya sabían que vendíamos tal casa, era demasiado. Por lo que por seguridad dejamos de hacerlo”, comentó. 

No solo en el estado de Morelos les ha sucedido las extorsiones, también en Ciudad de México han tenido que retirar lonas por motivos de seguridad. “Ha pasado que roben casas, ha pasado que asalten a las asesoras que llegan a las citas”. 

Ahora Ingrid y sus asesoras realizan las promociones de los inmuebles solo por vía electrónica y a través de chats.  

“Nunca supimos si era un robo a la asesora o algo más iba a pasar”

En otra ocasión, una compañera de Ingrid tuvo un incidente, donde un matrimonio agendó una cita para ver una casa a las 6:00 de la tarde y en su lugar llegaron dos hombres. 

“La asesora les abrió la puerta y pidió sus identificación, cuando pasaron ellos le cerraron la puerta. Ella estaba apanicada, corrió dentro de la casa y empezó a gritar. Los vecinos escucharon y llamaron a la patrulla. Ellos escaparon”, contó.

“Nunca supimos si era un robo a la asesora o algo más iba a pasar”, agregó.

Estos son los protocolos de seguridad que han implementado

Ante estos eventos, Ingrid ha implementado un protocolo de seguridad para ella y sus compañeras, que incluye lo siguiente: 

  • Pedir una identificación oficial
  • Horarios solo por la mañana para visitar inmuebles
  • Enviar ubicación en tiempo real
  • Ir acompañadas a las visitas
  • No colocar fotos personales en sus perfiles de Whatsapp

«Es bueno trabajar juntas, siempre estamos juntas, vamos juntas en solidaridad y en acompañamiento para que se sienta segura», agregó. 

La AMPI ha dado cursos para la seguridad de las asesoras

Por otro lado, Felipe Cuevas, Consejero de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) sostiene que las asesoras sí han reportado este tipo de casos, donde existen comentarios como: “Así sí compro la casa”.  

Cuevas cuenta que hace tres años la AMPI empezó a notar los focos rojos por comentarios de las agentes de bienes raíces donde indicaba incidentes con clientes y una percepción de inseguridad. 

Según estadísticas de Cuevas, el 70% de las inmobiliarias está compuesta por mujeres. 

Además, a través del gobierno de Ciudad de México se hicieron pláticas y cursos con Protección Civil, incluso tuvieron una clase de karate para darle herramientas a las mujeres para que se encuentren más seguras. 

También la AMPI realizó recomendaciones de protocolos específicos, que incluyen lo siguiente: 

Investigar a la persona a quien se le mostrará un inmueble, no solo con un celular. También con una identificación oficial, teléfono fijo y un correo electrónico. 

  • Avisar la fecha, hora y lugar de las citas
  • Enviar la ubicación en tiempo real
  • No dejar el auto frente a la casa, para no ver de dónde vienen
  • No pueden ir a una propiedad lejana solas, siempre deben ir acompañadas. 

A pesar de que las asesoras piden la identificación oficial, Cuevas asegura que clientes, la mayoría de las veces, se niegan a enviarla, debido a la desconfianza. “Solo un 60% nos entrega su credencial”, dijo. 

De acuerdo con Felipe, lo más común que han reportado en el último año son las extorsiones. Su solución fue hacer una base de datos con los números de estas llamadas, para darla a conocer a los asociados.

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